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5.000 pacientes más engrosan las listas de espera en solo un mes

La cifra de ciudadanos pendientes de operación crece más de un 30% en un año hasta llegar al máximo histórico

Elena G. Sevillano

Los quirófanos de los hospitales madrileños no dan abasto. Los recortes y la pérdida de puestos de médicos y otros profesionales sanitarios se van notando cada vez más en las cifras. Y cada vez más rápido. Si antes había que dejar pasar algunos trimestres para comprobar la evolución al alza del número de personas que espera para operarse, en este último año la situación se ha degradado con inusual rapidez. El último dato disponible lo ratifica: en solo un mes, entre agosto y septiembre, 5.000 nuevos pacientes pasaron a engrosar la lista de espera. En el último año, de septiembre de 2012 a septiembre de 2013, hay un tercio más de ciudadanos pendientes de intervención.

Todas estas cifras son de récord. La lista de espera, que durante años nunca superó las 50.000 personas, llegó en septiembre pasado —último dato disponible— a 70.918 pacientes. La Consejería de Sanidad divulga cada trimestre el número de ciudadanos que aguarda para pasar por el quirófano en operaciones que no se consideran de urgencia. En los últimos dos años esa cifra parece no tener techo. Con cada nuevo informe hay que hablar de récord o de máximo histórico. El último, sin embargo, es el más llamativo. Supone que en solo un año la lista ha engordado en 18.290 personas. Algo inaudito.

La Consejería de Sanidad, que durante algún tiempo trató de justificar las subidas con las huelgas que protagonizó la marea blanca a finales de 2012 y principios de 2013, ya ha dejado de atribuírselas. A petición de este diario, Sanidad no explicó ayer a qué puede deberse el excepcional incremento en el último año ni el aún más extraordinario del último mes. De hecho, en una respuesta escrita, el departamento que dirige Javier Fernández-Lasquetty afirma que “ha logrado absorber el impacto de las huelgas de noviembre, diciembre, mayo y junio pasados”. Sanidad insiste en que “en estos momentos” ningún madrileño debe aguardar más de un mes, la promesa electoral que hizo Esperanza Aguirre en 2003.

En realidad, una proporción muy alta, cercana al 50%, de los ciudadanos en lista, aguarda más de 30 días. Así lo recoge el informe de Sanidad colgado en su web. Para poder cumplir la promesa de Aguirre, la Consejería de Sanidad ideó a finales de 2003 un enrevesado sistema de cómputo. A los pacientes se les ofrece ser operados en menos de 30 días, pero en muchas ocasiones esa primera opción supone dejar su hospital y a su equipo de confianza y ponerse en manos de los profesionales de una clínica privada donde no han sido tratados nunca.

Cerca de la mitad de los ciudadanos rechazan el ofrecimiento de la Consejería lo que significa que pasan a una especie de lista secundaria y resultan penalizados con esperas hasta 10 veces superiores. Sanidad los llama “pacientes que voluntariamente han preferido mantenerse en espera para ser intervenidos en el hospital de su elección”. De media, aguardan 107,2 días, según los últimos datos. Si se pliegan a lo que les ofrecen, 11,2.

Los datos de septiembre muestran que de los 35.049 ciudadanos que rechazaron operarse en un hospital que no es el suyo, 28.841 llevaban más de 31 días de espera. En casi 5.000 casos la espera era de entre seis meses y un año; en casi 400, más de un año. Por tanto, en realidad es un porcentaje limitado de pacientes el que se beneficia de las operaciones exprés. Además, a diferencia del resto de España, un paciente no entra en lista cuando su médico indica la intervención. En Madrid, lo hace tras pasar por el anestesista, es decir, unos 30 días más tarde. Por el truco de ganar esos días en el preoperatorio el Ministerio de Sanidad expulsó a Madrid del cómputo nacional en 2005. En 2012 volvió a ser admitida, pese a que no ha cambiado su manera de proceder.

En el último año, los recortes se han intensificado en la sanidad madrileña. Desde el 1 de enero ya no hay actividad extraordinaria en los quirófanos de tarde. La decisión se tomó para evitar pagar horas extra a médicos, enfermeros y técnicos. Varios centenares de médicos fueron obligados a jubilarse a los 65 años (la mayoría tenían autorización previa para segur hasta los 70) y sus plazas no se han cubierto. En todas las profesionales sanitarias, la tasa de reposición es del 10%, es decir, que solo se sustituye a uno de cada 10 empleados. La merma se va acumulando: los 26 hospitales de gestión pública han perdido 4.262 profesionales desde el año 2008. Se trata de un 8,5% de descenso.

“Los recortes en personal y en recursos se notan. Al final, la sanidad funciona con personas, y si las quitas, la actividad desciende. El hecho de que los grandes hospitales públicos estén sin funcionar por la tarde es un escándalo de proporciones increíbles”, afirma el portavoz socialista de Sanidad, José Manuel Freire, al que preocupa también la “opacidad”: “Sanidad da datos globales, en los que tiene igual peso un juanete que algo grave. Tras esos datos hay auténticas tragedias de gente que tiene que esperar mucho más de lo que es razonable”, añade.

Sanidad afirma que la lista de espera es “una prioridad” y que ha hecho “un gran esfuerzo” para habilitar 70 quirófanos de tarde y contratar a 270 profesionales, 150 de ellos, médicos, para atenderlos. Y destaca que, a diferencia de otras comunidades, es “transparente” en la difusión trimestral de los datos.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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