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Las bellas artes del póquer

El director, guionista y productor, que a publicado el libro 'Amanece, que no es poco' para celebrar los 25 años de su célebre película, pasea por sitios emblemáticos que ya no están

José Luis Cuerda, en el Círculo de Bellas Artes.
José Luis Cuerda, en el Círculo de Bellas Artes.SAMUEL SÁNCHEZ

1. Circulo de Bellas Artes. Cuando tenía 15 años mi padre, que era jugador de póquer profesional, llegó un día a casa y nos comunicó que nos íbamos a vivir a Madrid. Esa noche, en la quinta planta del Círculo de Bellas Artes, había ganado un piso a estrenar en el paseo de la Habana. Así que este lugar ha sido determinante para todo el resto de mi vida (Alcalá, 42).

 2. Liceo anglo español de El Viso. Es el colegio en el que hice el curso preuniversitario. Daban una enseñanza muy peculiar porque éramos muy pocos alumnos. El director Verdú, que años más tarde me enteré de que era el abuelo de Maribel Verdú, nos invitó a un asado y fue la primera vez que probé un Vega Sicilia. Me apasioné tanto con los vinos que he acabado teniendo mi propia bodega.

3. Barrio de Arguelles. Tuve una pandilla de amigos que me abrió los ojos a la literatura, a la pintura y al cine. Había directores, guionistas y críticos. Aprendí paseando con ellos por las calles de Arguelles hasta las tres de la mañana. Era gente muy sabia.

El alma del surrealismo

Acaba de publicar un libro para conmemorar los 25 años de su película surrealista Amanece, que no es poco. Otros éxitos de taquilla de José Luis Cuerda (Albacete, 1947) han sido El bosque animado o La lengua de las mariposas.

4. Cineclubs. Íbamos mucho a sitios como el Sigma o la Casa de Brasil, donde podíamos ver películas que no se estrenaban comercialmente.

5. La Universidad Complutense. Hice tres cursos muy poco fructíferos de derecho. Aquello no me gustaba nada. Lo que se estudiaba en los años sesenta era casi una antinomia, de derecho no tenía nada. Ese disgusto me sirvió para tomar conciencia de que vivíamos en un país en el que las libertades se habían ido de paseo hace muchos años y para darme cuenta de que había que luchar contra todo ello así que ingresé en el Partido Comunista (PCE).

6. Calle Antonio Arias. En un número indeterminado de esta calle estaba la sede del PCE y yo, como responsable de propaganda, dejaba el maletero de mi coche abierto con un montón de panfletos para que vinieran a buscarlos. Ni yo les veía a ellos ni ellos a mí, para mantener la clandestinidad. De allí salían todas las publicaciones que se repartían en la universidad.

7. El Pub de Santa Bárbara. Lleva cerrado mucho tiempo, pero estaba enfrente de la SGAE e íbamos mucho. Una noche se afirmó que estuvo allí el director Stanley Kubrik tomándose unas cañas en la barra. Nunca supimos si era él porque nadie se atrevió a preguntárselo.

8. Discoteca Bocaccio. Concretamente en la Mesa que la actriz María Asquerino tenía a la entrada de la derecha. Allí pasábamos las noches enteras hasta que cerraban y nos echaban. Hacíamos tertulias a las que asistía gente como el productor José Sámano o el crítico Fernando Méndez Leite. Era una mesa muy frecuentada (Cerró en el 96).

9. Restaurante Jokey. Mi padre nos llevó a comer cuando mi hermano inauguró la primera exposición con sus pinturas. Era un lugar emblemático donde se comía muy bien, otro de los tantos que la crisis se ha llevado por delante.

10. Un árbol del Retiro. En la entrada que está frente al Casón está el árbol más antiguo del Retiro. Es originario de México y mide más de 30 metros. En la película “La vida del capitán Estrada”, que era la adaptación de una novela, los protagonistas se dan cita en ese árbol. Es un lugar al que yo también he llevado a chicas a las que quería dar el primer beso. Lo recomiendo.

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