Feijóo se apunta a bajar el IRPF mientras sube el ‘céntimo sanitario’
Las rentas inferiores a 17.700 euros tributarán medio punto menos en el tramo autonómico Los contribuyentes afectados ahorrarán un promedio de 45 euros al año
Los tambores de la crisis ya atronaban en 2009, pero Alberto Núñez Feijóo aún creía entonces que la solución era bajar el IRPF para meter “una inyección en vena al consumo”. Esa fue una de las promesas de la campaña que llevó a Feijóo a reconquistar el poder para el PP gallego. La oferta electoral duró lo que un suspiro: nada más llegar al Gobierno, el presidente de la Xunta alegó que la situación de las finanzas públicas no le permitía cumplir su palabra, todo un augurio de lo que haría Mariano Rajoy a finales de 2011 tras alcanzar La Moncloa.
Cuatro años y medio más tarde, Feijóo desempolvó su vieja promesa, en un momento en que, además, se reviste de una carga política muy distinta, ante los intentos de diversos barones del PP de marcar distancias con la política del Gobierno central. El presidente gallego anunció en el debate de política general en el Parlamento autónomo una propuesta muy similar a la ya adoptada hace meses por su compañero de partido y jefe del Gobierno extremeño, José Antonio Monago. La Xunta recortará medio punto —del 12% al 11,5%— en el tramo autonómico del IRPF a las bases liquidables inferiores a 17.700 euros, que equivalen a una renta bruta anual de unos 25.000 euros. Según los cálculos del Gobierno gallego, de la medida se beneficiarán un 70% de los contribuyentes gallegos, que en 2011, el último ejercicio del que hay datos disponibles, sumaban 1,6 millones.
La rebaja lleva consigo un mensaje político, ya que refuerza a los sectores del PP que piden a Rajoy que alivie la carga fiscal, aunque sus efectos serán modestos. Expertos fiscales consultados por este periódico calculan que el promedio de la deducción anunciada será de 45 euros al año, unos 3,5 al mes. En la parte más alta del tramo, alcanzará los 85 euros, unos siete al mes. “Galicia será la comunidad, junto a Extremadura, con el IRPF más bajo para las rentas más bajas”, proclamó Feijóo en el debate. La oposición le reprochó que el ahorro real para los ciudadanos será únicamente el “chocolate del loro”
Esta rebaja viene acompañada, en todo caso, de una subida en un impuesto indirecto que el Gobierno gallego anunció el pasado viernes con mucha más discreción y sobre el que el presidente apenas se extendió en su discurso de ayer. La Xunta elevará de forma sustancial en los presupuestos de 2014 el impuesto llamado céntimo sanitario. A partir de enero, los gallegos pasarán a pagar 4,8 céntimos por cada litro de carburante, lo que supone un incremento de 3,6 céntimos para el gasóleo y de 2,4 para la gasolina. Ese impuesto fue creado en Galicia en 2004 por un Gobierno del PP, el que entonces presidía Manuel Fraga, para reforzar la financiación de la sanidad y también estuvo acompañado de otra rebaja fiscal, en ese caso del impuesto de sucesiones y donaciones.
Feijóo rehuyó ayer las explicaciones concretas sobre ese aumento de la tasa en los carburantes y se limitó a justificarlo por la necesidad de garantizar la solvencia financiera del sistema sanitario público. El Gobierno gallego ha anunciado que la subida del céntimo sanitario le reportará 53 millones de euros al año, un cálculo que discute la patronal de las gasolineras ya que asegura que en otras comunidades donde se elevó también ese impuesto la recaudación descendió porque tuvo un efecto negativo sobre el consumo. Según los expertos consultados, la rebaja del IRPF supondría un descenso en la recaudación de unos 30 millones de euros, un cálculo realizado a partir de los datos de 2011.
El promedio mensual en la deducción en el tramo autonómico del impuesto sobre la renta equivale al coste adicional que tendrá a partir de ahora llenar dos veces el depósito de un coche de gasóleo. Cincuenta litros de ese combustible costarán a partir de enero a los gallegos 1,70 euros más, mientras que la reducción media en el IRPF será de unos 3,5 euros al mes. Diversos estudios insisten desde hace años en que Galicia es una de las regiones europeas con mayor uso del automóvil privado debido a la fuerte dispersión de la población, con más de 30.000 núcleos, la mitad de los de toda España.
“Pese a padecer una caída de ingresos similar a la del resto de España, en Galicia hemos logrado contener la presión fiscal que se desató en otras partes del Estado”, explicó el presidente gallego. “Pudimos, con carácter general, evitar las subidas de impuestos y cuando nos vimos obligados a hacerlo, demoramos al máximo su entrada en vigor. Y aplicamos también algunas rebajas selectivas”. En medio del debate sobre la financiación autonómica, Feijóo hizo además una encendida defensa de la “España solidaria” para recalcar que las propuestas que pretenden limitar las transferencias de recursos entre las comunidades autónomas “van contra la letra y el espíritu de la Carta Magna”. Y se preguntó retóricamente: “¿Qué nos interesa, un modelo insolidario, revestido con fórmulas independentistas o federales, o un esquema que preserve la cohesión territorial que tanto nos ha beneficiado desde el comienzo de la democracia?”
Polémica por apelar a la colaboración del accidente de Angrois
Alberto Núñez Feijóo abrió y cerró ayer su discurso parlamentario en el llamado debate sobre el estado de la autonomía con un recuerdo a las víctimas del accidente de tren que el pasado 24 de julio se cobró la vida de 79 personas en Angrois, a la entrada de Santiago de Compostela. El presidente comenzó con un homenaje a los muertos y heridos, entreverado con una alabanza a la respuesta de la sociedad y las instituciones gallegas ante la catástrofe, que llegó a calificar de “heroicidad colectiva”. Pero en la parte final de su discurso, el presidente gallego utilizó ese recuerdo para lanzar un mensaje político que incomodó a toda la oposición.
Feijóo finalizó glosando ese “espíritu de Angrois” para pedir a la oposición que colabore con su Gobierno: “¿Es posible trasladar ese espíritu a este Parlamento? Confío en que sí. ¿Es posible traer aquí ese sentimiento de concordia? Ojalá que sí”. La oposición no tardó en reprocharle que utilizara la tragedia para pedir más colaboración. “Ha apelado a los héroes civiles de Angrois para incluirse usted en ese grupo. Pero son verdaderos referentes éticos que deberían quedar fuera del discurso político”, criticó el socialista José Luis Méndez Romeu. Xosé Manuel Beiras, de Alternativa Galega de Esquerdas, sostuvo que los “cadáveres de Angrois” son producto también de la austeridad, mientras que Francisco Jorquera, del BNG, protestó contra el “atrevimiento de usar la tragedia como coartada del fracaso de sus políticas”.
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