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Una década de biosanidad

El Parque de la Salud de Granada cumple 10 años como el único complejo que une investigación, docencia y actividad empresarial

Edificios en obras en el Parque Tecnológico de la Salud de Granada.
Edificios en obras en el Parque Tecnológico de la Salud de Granada.m. zarza

Junto a la circunvalación de Granada, en el límite sur de la ciudad, un gran rótulo con las siglas PTS se eleva a la vista de los conductores. Y en torno al cartel se alternan modernos edificios de diseño y numerosas grúas de construcción, prácticamente las únicas que se han mantenido en pie en la capital desde que estalló la crisis del ladrillo. Las siglas corresponden al Parque Tecnológico de la Salud la principal apuesta de Granada para cambiar un modelo productivo sin industria y basado tradicionalmente en los servicios y la ya desaparecida construcción. Un complejo único en España que aúna docencia, investigación, asistencia sanitaria y actividad empresarial, y que acaba de cumplir 10 años desde que se terminó su primer edificio.

El origen del PTS se remonta a finales de la década de los 80 del siglo pasado. Y en principio iba a ser solamente un hospital. Según cuenta Jesús Quero, exalcalde de Granada y director del parque desde 2003, el entonces consejero de Salud de la Junta, José Luis García de Arboleya, pensó hacer un hospital en la zona sur de Granada “para compensar la concentración de centros sanitarios del norte de la ciudad, ya que el mayor desarrollo urbanístico se estaba produciendo en el sur”. A la iniciativa de hospital de Arboleya se unió la del rector de la Universidad de Granada en esa época, Pascual Rivas, de aprovechar el nuevo centro sanitario para crear junto él una zona universitaria que aglutinara las facultades ligadas a materias sanitarias, dispersas por diversos puntos de la capital. “Fue el primero que acuñó el nombre de Campus de la Salud”, recuerda Quero. Un nombre que hoy día siguen usando la mayoría de granadinos para referirse a esa área de la ciudad. Lo de convertir ese campus en un parque tecnológico con actividad empresarial vino después, ya en la década de 2000, coincidiendo con la entrada de Jesús Quero al frente de la gestión en 2003.

Sin embargo, se da la paradoja de que el primer edificio que empezó a funcionar en el recinto, en octubre de 2003, no fue el hospital ni las facultades universitarias, sino un vivero de empresas. A lo largo de los 10 años siguientes se han construido y están ya operativos más de una decena de edificios empresariales y de organismos científicos, pero precisamente lo que dio origen al parque, el gran hospital, aunque está terminado, lleva casi tres años cerrado a la espera de un equipamiento que se ha ido retrasando por la crisis y las dificultades económicas de la Junta, que ha prometido dotarlo de contenido y abrirlo en 2014. Por su parte, algunos centros universitarios (facultades de Ciencias de la Salud y Medicina, y el edificio de servicios generales de la Universidad de Granada), se están ejecutando y se espera que estén listos para el próximo curso 2014-2015, tras recibir el mes pasado financiación de la Junta (más de 40 millones de euros) que garantiza su finalización. No obstante, todavía no se han iniciado los otros dos centros universitarios previstos: las facultades de Farmacia y Odontología.

El primer edificio del conjunto fue un hospital que aún no está funcionando

El PTS se convirtió a finales de 2003 en el tercer parque tecnológico de Andalucía, tras el Parque Tecnológico de Málaga (PTA) y el sevillano Cartuja 93. “No podíamos competir con ellos porque estaban ya muy desarrollados, nuestro camino para atraer empresas tenía que ser la especialización en materia de salud”, relata Quero. ¿Y qué ofrece el PTS para atraer empresas? “Granada es un referente nacional en docencia, asistencia sanitaria e investigación”, defiende Quero. La Facultad de Medicina, además de una de las más antiguas de España, es también de las más prestigiosas y demandadas. No en vano, desde hace años es la que exige en España mayor nota de corte para los nuevos alumnos. En el plano asistencial destacan en materias como medicina legal, nutrición y neurocirugía, apunta el director del PTS. Y en investigación “Granada aporta el 4% de la producción científica nacional”, más del doble que su peso en población (1,9%) o Producto Interior Bruto (PIB), 1,4%.

Eso ha permitido que el PTS cuente con la presencia de empresas multinacionales del sector farmacéutico como Pfizer y Rovi, del campo de la nutrición (Abbott) o del sector óptico (Servilens Fit & Cover), además de pujantes firmas locales como Neuron Bio (que investiga soluciones contra el Alzheimer) o Vircell (detección de enfermedades infecciosas). El parque es sede del Banco Andaluz de Células Madre, también del de ADN, y alberga otros centros de investigación del CSIC (Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra) y de la Junta, como el Instituto de Medicina Legal o el Centro de Desarrollo Farmacéutico y Alimentario.

La conjunción de organismos públicos y privados ha convertido al PTS en “la única referencia en España” de parque científico, docente y empresarial especializado en salud, según su director. En Hospitalet (Barcelona) hubo hace años un intento de hacer algo parecido, BiopoL'H, pero no llegó a desarrollarse por falta de apoyo institucional a consecuencia de la crisis, y existe un parque biomédico en Barcelona, pero limitado a la investigación, sin presencia empresarial.

A diferencia de otros parques andaluces, como el PTA de Málaga, la mayor inversión del PTS ha sido pública. Desde que echó a andar el proyecto ha recibido unos 600 millones de euros, la mayor inversión pública andaluza para tecnología e investigación. Aunque, por ahora, su traducción en puestos de trabajo es modesta: en estos momentos trabajan en la tecnópolis unas 1.600 personas, de las que 850 son empleos de nueva creación. La “obsesión” de Jesús Quero es que “ese 4% de investigación que aporta Granada se traduzca en riqueza y puestos de trabajo para la provincia. Los avances científicos que pueda aportar el parque están muy bien, pero eso debe producir más empleo (en una provincia con una tasa de paro del 37%) y ese es el gran objetivo”, reconoce.

La ampliación se topa con el urbanismo

Desde que echó a andar, el Parque Tecnológico de la Salud de Granada (PTS) se ha topado con la complejidad y la lentitud de la normativa urbanística y con actuaciones políticas controvertidas. El parque disponía en un principio de cerca de un millón de metros cuadrados para desarrollarse, pero finalmente se quedaron en 625.000 metros, repartidos entre los municipios de Granada y Armilla. A finales de los 90, cuando los Ayuntamientos iniciaron las expropiaciones de los terrenos, pagaron a los propietarios con suelo del parque, con la excusa de que era la opción más rápida para que el proyecto avanzara. Ese suelo se destinó después a bloques de viviendas, que se alternan en la actualidad con los edificios del parque. “Fue un error”, lamenta Jesús Quero, exalcalde de Granada y director del parque desde 2003. Un error, además, ilegal, porque el Tribunal Supremo certificó años después que la operación fue irregular y condenaba al Ayuntamiento de Granada a pagar 18 millones de euros más por las expropiaciones. Se valorar0n como suelo rústico unos terrenos que después no se destinaron a fines de interés social, como era el PTS, sino a pisos. Esos 625.000 metros eran suficientes para un parque inicialmente diseñado como sede de un hospital y de varios centros universitarios y de investigación, pero la conversión en parque tecnológico y su extensión al ámbito empresarial ha hecho que ese espacio sea ya pequeño. Pese a la crisis y la ralentización de inversiones públicas, al recinto “le quedan un par de pequeñas parcelas de la parte empresarial”, sobre las cuales “ya estamos negociando con posibles inquilinos”, dice Quero, quien calcula que en menos de tres años, cuando concluyan todas las obras en marcha, el PTS habrá cubierto todo el suelo disponible. Desde hace años se piensa en su ampliación, pero de nuevo han aparecido los problemas urbanísticos. La idea era extenderse a terrenos contiguos pertenecientes al municipio de Ogíjares, —unos 300.000 metros cuadrados— y tenerlos listos antes de que se complete el suelo actual, para que no haya demoras en la instalación de nuevas empresas y organismos una vez que acabe la crisis, pero el TSJA tiene anulado el plan urbanístico de esta localidad, que tendrá que elaborarse de nuevo, lo que deja en el aire, por ahora, la ampliación.

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