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El caleidoscopio del cine vasco

Las diversas producciones de Euskadi que han pasado por el Festival de San Sebastián se han caracterizado por la diversidad de estilos, género y temáticas

Fotograma de la película 'Asier eta biok', premiada en el Zinemaldia.
Fotograma de la película 'Asier eta biok', premiada en el Zinemaldia.

Ocho producciones vascas han pasado esta 61 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián por Zinemira, además de otros títulos repartidos por diversas secciones -Oficial, Zabaletegi, Nuevos Directores-. El cine vasco, sin ser ajeno a la crisis, ha ofrecido un potente abanico de estilos, géneros y temáticas, según Asier Altuna, presidente del jurado del premio Irizar, el galardón que reconoce la mejor producción de Euskadi, y que este año ha recaído en Asier eta Biok, de Amaia y Aitor Merino.

 “Ha sido una selección muy variada, con muchas propuestas diferentes. Creo que se puede asegurar que el cine vasco está bastante bien de salud. Se hacen bastantes películas y, en general muy bien”, añade Altuna, que junto a Anari Alberdi e Itziar Nogeras, las otras dos componentes del jurado, se han decantado por la historia de amistad del actor Aitor Merino con un miembro de ETA, frente, entre otras, a Violet, de Luiso Berdejo, La herida, de Fernando Franco -que ha ganado el Premio Especial del Jurado y la Concha de Plata a la mejor actriz por la interpretación de Marian Álvarez- o El rayo, de Fran Araújo y Ernesto de Nova Roldán.

 El director de la Filmoteca y miembro del Comité de Dirección del Zinemaldia, Joxean Fernández, no duda si se le pregunta si las producciones vascas que se generan a lo largo de un año tienen la calidad suficiente para la justificación de un apartado exclusivo. “Ese era precisamente el objetivo cuando decidimos pasar del día del cine vasco a una sección. Este tiene que ser clarísimamente uno de los ejes del festival, apoyar la producción propia”. explica.

Zinemira se ha caracterizado por una aplastante presencia de documentales frente a títulos de ficción, siete frente a uno. “El cine de no ficción vasco está cogiendo bastante fuerza y se están haciendo cosas muy originales”, aclaró en su día el director de la cita, José Luis Rebordinos, cuando anunció los títulos que componían el apartado.

La industria advierte del “delicado” momento por el que atraviesa el cine vasco

 Hay quien interpretó la superabundancia de documentales, más baratos, como una consecuencia de la crisis y, por tanto, una selección que podía poner en entredicho la calidad del apartado. Un planteamiento que el responsable de la Filmoteca descarta. Fernández atribuye en primer lugar la presencia de documentales con el “auge en sí del género. Me parece además que es bastante lógico que la haya. Nuestra historia contemporánea es intensa y es lógico que miremos atrás, el cine se está convirtiendo en un nuevo formato de escritura”, argumenta, consolidándose como otro medio para el conocimiento de lo que nos rodea. “Y luego, efectivamente, el género documental puede permitir abaratar algunos costes, eso puede que también se note, pero no estoy seguro de que este argumento sea más fuerte que el primero”, añade Fernández.

 Altuna, cuyo corto Zela Trovke, seleccionado dentro del catálogo Kimuak también se ha podido ver en el Zinemaldia, apunta que aunque la selección de películas de Zinemira de este año “no haya sido la más potente” se sitúa entre las mejores, “tal vez no haya sido un año de excesivas producciones pero, no nos olvidemos, un montón de películas ya se han estrenado en otros festivales”, aclara, en referencia a títulos como Alardearen Seme-Alabak, una cinta sobre el Alarde, de Eneko Olasagasti y Jone Karres, que se estrenó en el Festival de Cine y de Derechos Humanos de San Sebastián, y que también ha formado parte de Zinemira.

Creatividad y ambición no faltan, pero la industria advierte del “delicado” momento por el que atraviesa el cine vasco. Carlos Juárez, de la Asociación de Productores Vascos, dibuja un panorama en el que aunque haya grandes figuras de referencia ya asentadas, como Juanma Bajo Ulloa o Julio Médem, la dependencia hacia la administración autonómica y estatal en momentos de crisis puede tener consecuencias devastadoras. “Bajo Ulloa está haciendo ahora películas low cost, algo impensable en países como Francia o Alemania. Allí este tipo de gente no tendría ningún problema”, ilustra.

 En la misma línea apunta Itziar Mena, la directora del Cluster Audiovisual Vasco, que recuerda, entre otras cosas, la desaparición de las ayudas que el Gobierno central destinaba a las producciones en las lenguas cooficiales y a un necesario replanteamiento de las “propias producciones, las colaboraciones y la estructura”, porque la crisis ha provocado un punto de no retorno, en el que los ingresos y presupuestos de antes serán difícilmente alcanzables.

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