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El último año de recortes

El Gobierno confía en que las tímidas señales de recuperación permitan mantener estable el Presupuesto de 2014

Miquel Noguer

Unos 200 manifestantes contra los recortes sociales convocados por UGT y Comisiones Obreras recibieron a Artur Mas en las puertas del Parlamento. El presidente catalán que más recortes ha hecho desde la restitución de la Generalitat no se libró de un abucheo a la altura de la trascendencia del debate. Sin embargo, se guardó en la manga un anuncio efectista que llevaba muchos meses deseando comunicar: ni más ni menos que el final de los recortes.

El Gobierno de Convergència i Unió confía en que las tímidas señales de recuperación económica y el incremento de impuestos permitirán mantener estable el Presupuesto de 2014. “No podemos gastar ni un euro más que en 2013, pero tampoco gastaremos menos. Por lo tanto, por primera vez en años, prevemos que no habrá nuevos recortes”, aseguró el presidente.

El anuncio fue recibido con caras de alivio entre la bancada convergente, que ve como los recortes minan día a día las opciones de CiU en las encuestas. No en vano Mas admitió que el Presupuesto de la Generalitat es hoy un 20% inferior al de 2010. Relajar los recortes y culpar de ellos al Gobierno central es la vía escogida por Artur Mas para garantizarse el apoyo de ERC.

Mas quiso evitar muestras de excesivo triunfalismo como las del consejero de Empresa, Felip Puig

Pero no fue este el único anuncio del presidente en clave económica. Mas quiso demostrar que en su Gobierno hay vida más allá de proceso soberanista y, con un tono muy diferente del Mas que pactaba recortes con el PP, quiso dar más noticias positivas. En este sentido, esgrimió datos positivos sobre la economía catalana, como el aumento de las exportaciones de empresas catalanas —46.200 compañías ya exportan—, la captación de inversiones extranjeras —proyectos por valor de 2.247 millones de euros en 2012— y el auge de los ingresos derivados del turismo —5.729 millones en el primer semestre de 2013—.

Estos datos generaron indignación entre los grupos de la izquierda, que lamentaron el “triunfalismo” del presidente. También fue recibido con incredulidad el anuncio de que la Generalitat restituirá la paga extra que los funcionarios catalanes han perdido los últimos años si el Gobierno de Mariano Rajoy acepta compensar a la Generalitat por el impuesto sobre depósitos bancarios que aprobó el Ejecutivo de CiU y el Gobierno recurrió ante el Tribunal Constitucional.

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No fue el único reproche al Gobierno en clave económica. Mas aseguró que si Mariano Rajoy pagara a la Generalitat las deudas correspondientes a inversiones en infraestructuras comprometidas y no ejecutadas la Generalitat podría cumplir cómodamente con los objetivos de déficit. Además, se lamentó de que ha tenido que afrontar “casi en solitario” los efectos de dos años de recortes permanentes.

El presidente catalán presentó este compromiso “como ejemplo gráfico de reversibilidad” de los recortes presupuestarios aplicados en años precedentes, una vez se entre “en una fase de mayor estabilidad y control de las finanzas públicas”. La reversibilidad en los recortes fue, precisamente, una exigencia de ERC en el pacto de gobernabilidad que firmó con Convergència i Unió el pasado diciembre.

Mas quiso evitar muestras de excesivo triunfalismo como las del consejero de Empresa, Felip Puig, quien el pasado lunes dio por finiquitada la crisis económica. El presidente sí sostuvo que “aunque es pronto para decirlo con rotundidad”, hay indicios positivos de haber tocado fondo la destrucción de empleo y dijo vislumbrar un cambio de tendencia.

Tras defender los ámbitos en los que, según Mas, la situación ha mejorado, Mas enumeró algunos aspectos en los que cree que todavía hay trabajo por hacer, como la lucha contra la pobreza, contra el paro juvenil y de mayores de 45 años, la Ley de Dependencia y el aumento en las listas de espera para operaciones “no urgentes”.

También defendió que es necesario mejorar el conocimiento del inglés y de las lenguas extranjeras, voltear la tendencia a la baja de la inversión pública, la reactivación del crédito a las empresas y frenar la caída del consumo interno defendiendo el modelo comercial catalán.

Mas reconoció también que los problemas de tesorería han llevado a la Generalitat a tener “problemas excesivos” de retraso de pago a proveedores, aunque también culpó de eso al déficit fiscal y a que el sistema de financiación no permita a Cataluña gestionar los recursos que genera.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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