¿Quién teme a los comunistas?
Tras los buenos resultados que la coalición ha aportado a PSOE e IU, al PP solo le queda el recurso de ¡que viene el lobo rojo!
Antonio Maíllo es un personaje peculiar. Monaguillo en su infancia, es hoy el referente de una formación política en alza, Izquierda Unida.
Desconocido para muchos los andaluces, dio la sorpresa al ser elegido coordinador regional de IU con una aplastante mayoría: 83% de votos a favor y ninguno en contra. Profesor y políglota (latín, griego, inglés, italiano), este no profesional de la política será el encargado de administrar el pacto de Gobierno de izquierda fraguado entre su antecesor, Diego Valderas, y el expresidente José Griñán.
Hasta ahora, Maíllo ha dado señales de sensatez política. En sus primeros días al frente de la coalición dijo que los de IU son “duros negociando”, pero “leales en el cumplimiento de los acuerdos”. Por el momento, han cumplido. Es un hecho que Maíllo (47 años) se entenderá mejor con alguien de su generación, Susana Díaz (38), que con el expresidente Griñán (67).
La presencia de IU en el Gobierno ha dado resultados positivos para los dos socios. El PSOE ha vuelto a superar al PP en las encuestas, mientras IU está a cuatro décimas de su récord electoral (19,1% en 1994), según el último Estudio General de la Opinión Pública.
Medidas de gran impacto entre la ciudadanía, tan golpeada por el paro y la crisis, como la defensa de los hipotecados frente a la banca, el rechazo del nuevo copago farmacéutico y en general el mantenimiento de las políticas en materia de sanidad y educación, han repercutido en una buena valoración del Gobierno de coalición.
Pragmatismo sin renunciar a los principios ideológicos básicos parece ser la premisa del nuevo líder de IU. “Queremos convertir el BOJA en un instrumento de resistencia”, ha dicho. Es consciente de que el poder posibilita alcanzar los objetivos soñados. Por ello, los dos socios se han propuesto mantener el acuerdo de gobierno, si no surgen graves contratiempos, hasta el final de la legislatura.
Aquí es donde entra la oposición, furiosa porque lleva 31 años sin conquistar la presidencia de la Junta. Y si la coalición funciona, saben que se vuelve más inalcanzable. Por ello, tras el intento de deslegitimar el relevo de Griñán, obviando que es plenamente constitucional, pretenden manchar la imagen del nuevo gobierno con el sucio caso de los ERE.
Pero la presidenta Díaz formó un Ejecutivo en el que ninguno de sus miembros, ni de los demás altos cargos, está salpicado por ese repugnante caso de corrupción. Como también exigía IU. Aunque el PP quiera seguir machacando con el tema, los ERE han quedado reducidos al ámbito judicial.
En su lucha “implacable” contra la corrupción, Díaz hacía públicas su declaración de la renta y la de su pareja. Un ejemplo que será seguido por todos los miembros del Gobierno y todos los diputados del PSOE, al que se ha sumado IU. La apuesta es cuánto tiempo tardará el PP en imitar esa medida de transparencia, visto el trabajo que le costó a Arenas y a Zoido mostrar sus ingresos. Entre otras cosas, para que no se descubrieran los generosos sobresueldos en A que les pagaba el partido (aparte de lo cobrado en B, según Bárcenas).
El único recurso que le queda al Partido Popular, y en ello están, es el de ¡que viene el lobo rojo! ¡Un Gobierno de socialcomunistas! Los herederos de aquella República que dejó en el país un millón de muertos, en desacertadas palabras del diputado cunero por Almería Rafael Hernando.
Pero, a estas alturas, la ciudadanía no va a caer en esa burda manipulación. Ni la católica, cofrade y socialista Susana Díaz, ni el exmonaguillo y comunista Maíllo, dan miedo. Sobre todo si se dedican a defender el Estado de bienestar que tanto esfuerzo costó construir.
Miedo dan los neofascistas que asaltan librerías y exhiben la rabia y los símbolos del franquismo.
@JRomanOrozco
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