“El elemento fálico no sólo tiene una lectura sexual”
El IVAM bautiza este martes una de sus principales salas con su nombre para exhibir su obra El contrastado artista reivindica su libertad creativa y su identidad sexual
Las viguetas de su espacioso estudio de Mislata, un antiguo almacén de droguería con reminiscencias art decó, cobijan sus ciudades, sus guerreros de aluminio, sus centenares de piezas escultóricas, acuarelas y fotografías. A unos pocos metros, una plaza alcanza los 36 metros de altura con su escultura L’Almassil y una avenida recibe su nombre. Miquel Navarro (1945) es profeta en su tierra, que nunca ha abandonado. El IVAM inaugura el martes una de sus principales salas con su nombre para exhibir su obra. Unirá así su nombre al del maestro de la escultura de vanguardia Julio González y al del gran pintor Ignacio Pinazo, ambos con salas propias en el museo.
“La verdad es que me siento muy bien tratado”, reconoce el escultor, sentado en su taller frente a una de sus nuevas composiciones urbanas, de amenazantes formas puntiagudas. “Cuando hice la donación de 520 obras, una de las cláusulas era abrir una sala y ahora la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, ha manifestado su voluntad de hacerlo real”, explica. “Se podrá ver mi manera de hacer en distintas fases; mis dibujos, mis acuarelas, mis fotografías, además de mis esculturas y mis ciudades, claro, que son una constante en mi trayectoria”, apunta. El artista y el museo se han planteado también dar continuidad a esta nueva sala a través de la apertura en horario restringido de su propio estudio como espacio expositivo. “Estamos estudiando la idea”, apostilla.
Navarro es un artista de dilatada y contrastada trayectoria, con una indudable proyección gracias sobre todo a sus creaciones para la vía pública. Es uno de los escultores españoles más relevantes de las últimas décadas. No en vano, sus obras forman parte de más de una treintena de museos y colecciones nacionales e internacionales, siendo los más importantes el Reina Sofía de Madrid, el Guggenheim de Nueva York y el Pompidou de París. Bautizar una sala del IVAM con su nombre y consagrarla a su trayectoria, sin embargo, puede levantar susceptibilidades en el mundo del arte. ¿Por qué Miquel Navarro y no otro artista? El escultor Andreu Alfaro, por ejemplo, uno de los padres fundadores del museo, fallecido el pasado año, no ha recibido tal distinción.
“Sobre esta cuestión habría que hablar de varias cosas”, comenta Navarro, Premio Nacional de las Arte Plásticas en 1986. “Se tendría que ver si alguien ha tenido el interés por hacer una donación de 520 obras, aunque todas las decisiones son muy respetables, por supuesto. También creo que mi currículo es lo bastante denso para justificar mi nacionalidad e internacionalidad, y para poder decir que soy un escultor más o menos confirmado”, añade el creador, admirador de artistas valencianos como Cardells, Heras, Calvo, Tormo o Verdú.
El artista reconoce abiertamente su amistad con la directora del IVAM, bajo cuyo mandato se adquirieron dos obras del creador por 1,2 millones de euros, se recibió su donación en 2005 y se organizó una gran retrospectiva. Entonces se anunció que una sala de la publicitada ampliación del museo llevaría su nombre. Hoy, ante la evidencia de que el proyecto duerme un sueño quizá ad eternum, se ha optado por actuar en el edificio actual.
“Con Consuelo Ciscar tengo una amistad de años y es una persona que aprecio mucho. Considero que uno de sus valores más importantes es su constancia en el trabajo”, apunta el escultor, quien se siente “estimado” por el IVAM tanto ahora como en las sucesivas etapas que han jalonado su 25 años de andadura.
Discrepa de la opinión de que el museo está en declive y no marca pauta en el competitivo mundo del arte contemporáneo. “Creo que sigue haciendo apuestas importantes, serenas, imaginativas, pero con más sacrificio porque el presupuesto del IVAM es muy bajo [unos seis millones de euros aportados por la Generalitat]. El presupuesto del Reina Sofía es mucho mayor [23 millones del Gobierno] y ha tenido que recurrir a Dalí para conseguir un boom de visitantes, cuando Dalí ha estado vetado porque le asocian a la derecha. Un artista es otra cosa más allá de los prejuicios. El IVAM se le conoce en todo el mundo por todos sus momentos” sostiene, al tiempo que destaca exposiciones de la etapa de Ciscar como la del arte povera, la de De Chirico o Confines.
Navarro no se considera de derechas ni del PP, a pesar de asistir a numerosos actos de cultura convocados por este partido. Recuerda que antes también acudió a otros organizados por los gobernantes socialistas. “A través de mi obra muestro una ideología marcada: yo me siento libre. Otra cosa es el uso que pueden hacer los políticos de los artistas, aunque yo no me siento utilizado. Hay que exponer y estar en contacto con los políticos si son los que dirigen las instituciones, tener una relación positiva. Pero a mí nadie jamás me ha dicho lo que tengo que hacer en mi obra. Insisto: siempre me he sentido libre y nunca he sido traidor a mi definición sexual, mande quien mande, cuando estaba bien visto o no”.
Sus obras están pobladas de enormes elementos fálicos. Las referencias homosexuales son más explícitas en sus fotografías. “Pero el elemento fálico no sólo tiene una lectura sexual. También son metáforas del poder, aunque no hago una obra estrictamente política, si se proponen lecturas de las relaciones de poder. Cuando hago un tótem, no hago un elemento simplemente fálico. En esa escultura de ahí, este tótem está rodeado de pinchos y bien se podría ver el poder y la sumisión al mismo, pero también en un poder horizontal que se vuelve en contra y desafía al poder horizontal. La vulva también es una constante en mis trabajos, aunque abunda mucho más lo fálico. La vulva es un elemento que utilizo como referente sexual, pero en relación con el nacimiento”.
Su nacimiento en Mislata y los juegos infantiles en la huerta que rodeaba esta población pegada a Valencia marcaron una impronta en sus composiciones urbanas. “Jugaba a hacer pequeños pantanos, canalizaciones, jugaba con insectos, y en mi obra es fácil ver la relevancia de ese mundo fascinante, de la libélula, del saltamontes. También del cine. Recuerdo lo que me impresionó el brazo vegetal de El experimento del doctor Quatermass \[de Val Guest\]. A medida que vas creciendo, vas incorporando a tu trabajo otras fuentes de creatividad que proceden del conocimiento, del mundo intelectual, y van ganando en importancia e influencia, como las vanguardias del siglo XX, la historia del arte, Joseph Beuys, González, De Chirico... Aunque ahora me gusta otro pintor metafísico incluso mejor, Sironi, que pinta unos trenes silenciosos que circulan en la nocturnidad de la ciudad...”.
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