El verano acentúa la sangría de pasajeros en los aeropuertos gallegos
Las tres terminales han perdido 224.000 usuarios desde que empezó el año A Coruña encadena tres meses de subidas, que atribuye a las ayudas públicas
Caen las últimas cifras de pasajeros en los aeropuertos gallegos y aparte de acentuarse la ya importante sangría de 2012, con la pérdida en lo que de va de año de 224.000 usuarios, vienen a echar más leña al fuego en la gran controversia sobre la conveniencia o no de dar subvenciones públicas a las compañías privadas para que operen desde Lavacolla, Alvedro o Peinador. Fomento y la Xunta, que impulsan negociaciones y estudios para reactivar y coordinar la política y el tráfico aeroportuarios, se mantienen firmes de momento en su rechazo a reabrir ese grifo, cerrado por el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo en 2011. Pero el desmarque en abril del alcalde de A Coruña, Carlos Negreira (PP), seguido la semana pasada por el de Vigo, Abel Caballero (PSdeG), esta vez con el apoyo del PP en la oposición, vuelve a poner sobre la mesa el debate. Y más cuando Santiago depende de la renegociación a finales de año de los 800.000 euros que la Xunta aún paga a Ryanair, compañía de bajo coste de la que depende la viabilidad del principal aeropuerto gallego, para volar a Francfort, Londres y Milán.
Las cifras de agosto difundidas ayer por Aena corroboran, clama el gobierno coruñés, el acierto de haber retomado en solitario en abril, y con nada menos que cuatro millones de euros, la vía de las ayudas directas a las aerolíneas. Alvedro, donde gracias a esas cuantiosas subvenciones municipales empezó a operar Air Europa y se afianzó la presencia de Vueling, es la única terminal gallega con datos positivos: registró en el mes más fuerte del verano un 1,8% de aumento de pasajeros mientras que Lavacolla perdió un 5% y Peinador hasta un 22,5%. Y es el tercer mes consecutivo que el aeródromo coruñés invierte la tendencia a la baja. “La valoración es buena”, afirma el gobierno local, con una satisfacción apenas contenida. Remarca que solo 14 de los 48 aeropuertos españoles ganan usuarios este año, y dentro de ese grupo, “A Coruña es el noveno”.
La ausencia de subvenciones como existen en A Coruña, Santiago y Oporto, que sigue con ganando terreno por goleada a sus competidores gallegos, es precisamente la gran discriminación que sufre Vigo, no se cansa de protestar su alcalde. Y explica, dice, la caída en picado de Peinador, que perdió en los primeros ocho meses del año 94.000 pasajeros, casi una cuarta parte con respecto a 2012, que ya fue pésimo. Caballero acaba de arrancar al PP su apoyo y a su socio de gobierno, el BNG, la abstención, para retomar la estrategia de ayudas directas a las compañías: aprovechando intereses ahorrados de la amortización de una deuda, el Ayuntamiento vigués gastará 363.000 euros en financiar vuelos, probablemente con Volotea. Es mucho menos que en A Coruña. Pero el gobierno municipal vigués espera que sirva para frenar un tanto la pérdida de usuarios que volvió a ser cruenta en agosto. Y ello pese a ser el aeropuerto gallego que más aumentó el número de operaciones (un 5,3%).
Aunque no parece que vaya a ser suficiente para cortar las alas a su vecino de Oporto, que continúa viento en popa, con un aumento medio del 3%. Entre enero y abril registró 454.000 viajeros, más de la mitad que los captó Vigo en todo el año pasado. Seis de cada diez pasajeros de los cuatro aeropuertos de la eurorregión Galicia-Portugal vuelan desde el Sà Carneiro. Inició en febrero una fuerte campaña publicitándose en gallego como Porto, o aeroporto de todos os galegos. Los viajeros procedentes de este lado de la frontera ya representan el 13% de sus usuarios, 780.000 personas al año. Las ayudas públicas son una de las grandes bazas del aeródromo luso. Más de la mitad de sus seis millones de usuarios al año los aportan conexiones de bajo coste subvencionados. Pero, a diferencia de la estrategia ensayada en Galicia, donde desaparecen los vuelos nada más finalizar los convenios con las aerolíneas, Oporto apuesta desde hace años por incentivar solo rutas que primero hayan demostrado, y durante dos años, ser viables.
Seguir ese modelo ni se plantea en el comité de rutas que, capitaneado por Fomento y la Xunta, aún se reunió la semana pasada para conocer un estudio y propuestas de Aena a fin de reordenar el tráfico de los tres aeropuertos gallegos. Está en discusión. Pero lo que parece claro, a la vista de las últimas estadísticas, es que aún queda lejos el objetivo “a corto plazo” que se marcó Fomento: conseguir pasar de 3,8 millones de pasajeros al año a seis millones. En lo que va de año, Santiago perdió un 5,3% (84.000), A Coruña un 6% (48.000) y Vigo un 19,3% (94.000). El panorama por segundo año consecutivo no es halagüeño.
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