El Aquelarre más femenino
La fiesta de las brujas reúne a 20.000 personas, la mitad que en 2012, durante el fin de semana en Cervera El impacto económico del evento es de 700.000 euros
Un macho cabrío con pechos como símbolo de la feminidad moderna. La defensa de las brujas actuales, representadas por insectos, han sido el eje central de la fiesta anual del Aquelarre de Cervera que se ha celebrado durante el fin de semana en la capital de la Segarra. El acto central del espectáculo, la quema de la antigua universidad y la invocación al Macho Cabrío, fueron dirigidos por una mujer. En la XXXVI edición del Aquelarre, se ensalzó el papel de las brujas contemporáneas, enterrando el tópico de las hechiceras con verruga.
El olor a azufre, pólvora y fuego invadió Cervera durante todo el fin de semana. Desde el viernes, los espectáculos pirotécnicos, los correfocs, las rúas, la danza y los conciertos se multiplicaron por el casco antiguo de la ciudad. El punto álgido de la fiesta de produjo el sábado por la noche con la corrida del Macho Cabrío, el demonio que lidera el Aquelarre. Las brujas y los diablos mostraban su adoración a esta figura, desfilando por las calles de la ciudad. Finalmente, el Macho Cabrío lanzó litros de espuma a la multitud.
Los actos se iniciaron el viernes, con actuaciones musicales y un correfoc. El sábado por la tarde llegó el turno de los más pequeños con el Aquelarret, un conjunto de talleres de percusión y disfraces que tiene como objetivo transmitir a los niños la tradición de las brujas de Cervera. Paralelamente, se celebró en la Universidad la feria del Gran Boc, donde se ofreció una exposición de productos esotéricos y se presentaron talleres y charlas sobre el tarot o la quiromancia.
Uno de los atractivos ha sido la recuperación de la música en directo
La recuperación de la música en directo fue otro de los atractivos del Aquelarre de este año. Entre las actuaciones en vivo, la banda Always Drinking Marchind Band amenizó los espectáculos teatrales. Además, también participaron en la fiesta los grupos La Gran Orquestra Republicana, Bongo Botrako, La Salseta del Poble Sec y DJ Lúxury. Por primera vez, la fiesta ha contado con la Colla Ball de los Diables de Valls y la de Montblanc. Otra novedad musical de la XXXVI edición ha sido la creación de un espacio Chill Out.
La directora artística del evento, Sílvia Pons, explica que en esta edición se plasmó el cambio en la orientación del Aquelarre. “El objetivo es continuar con la esencia que ha consolidado la fiesta, pero adaptándola a la representación de las brujas al siglo XXI”, afirmó. El protagonismo femenino no solo se notó en el Macho Cabrío, sino también en los aspectos relacionados con la organización. El Aquelarre contó con una tripleta de mujeres: la directora, Sílvia Pons, la productora, Anna Llort, y la escenógrafa, Alba Cuñé.
El Aquelarre reunió a 20.000 personas en Cervera durante el fin de semana, casi la mitad que el año pasado. El descenso de público no ha impedido que los ciudadanos se hayan volcado con una fiesta que se inició hace 36 años, cuando un grupo de jóvenes de la población fueron apartados de la organización de la fiesta de un barrio. El origen inspirador de la celebración se remonta a las acusaciones de brujería que hubo en Cervera hace más de 500 años. “El Aquelarre es un evento que forma parte del ADN de la ciudad, en el que todos participan y colaboran”, recuerda Joan Miquel Camacho, fundador de la fiesta.
El espectáculo de fuego y música le cuesta 170.000 euros a la Paeria de Cervera, aunque el consistorio los recupera con la venta de entradas y de material promocional. Según un estudio encargado por la Generalitat, el impacto económico que deja el Aquelarre en la ciudad supera los 700.000 euros. Este año, la organización intensificó la promoción con la presentación de una canción sobre la fiesta, interpretada por el grupo de ska Kayo Malayo. En el videoclip, grabado en Lleida, se narra como los diablos del infierno se van de vacaciones y se reencuentran en el Aquelarre de Cervera.
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