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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

España crece en turistas, Euskadi cae

Los datos de crecimiento desde el primer mes con el Gobierno socialista ya sólo son un recuerdo

Isabel Muela

Los datos son tan reveladores como demoledores. Y no por esperados, menos dolorosos. Euskadi ha retrocedido en turistas que nos visitan desde el extranjero, y sólo crece en el turismo local. Los datos históricos de crecimiento que atesoramos desde el primer mes con el gobierno socialista ya sólo son un buen recuerdo.

Durante cuatro años, desde el Gobierno del lehendakari Patxi López, tejimos una estrategia de promoción turística de Euskadi que fue dando sus frutos mejorando notablemente nuestra posición internacional. Crecimos en visitas de ciudadanos españoles y extranjeros, fruto, entre otras cosas, de una política, si se me permite la expresión, de despolitización; es decir, de atención a las necesidades, intereses y propuestas de los profesionales del sector turístico de nuestra comunidad y no de presupuestos políticos partidistas ni de objetivos sectarios.

Nuestra política fue profesionalizar el trabajo en torno a una industria estratégica, emergente"

Nuestra política fue profesionalizar el trabajo en torno a una industria estratégica, emergente, y para ello recurrimos a todos los instrumentos que dieran eficacia a una propuesta atractiva para todos los turistas, singularmente los internacionales, que son, indiscutiblemente, un motor económico de primera magnitud. Cooperamos con Turespaña para aprovechar las sinergias de una potencia mundial turística como lo es España; hablamos con hosteleros, hoteleros, restauradores, y también con gastrónomos, buscando identificar rasgos que fueran tan atractivos como atrayentes. Y funcionó. Demostramos como se hace un buen trabajo frente a una crisis, ayudando a nuestras empresas y sin recurrir a los recortes. Y por ello, gozamos del mejor momento en la historia de nuestro turismo. Los datos hablaron, y aún lo hacen, por sí solos.

Y, sobre todo, evitamos la torpeza de políticas recurrentes del nacionalismo que habían limitado durante décadas el crecimiento —durante muchos años, por ejemplo, los gobiernos nacionalistas rechazaron las aportaciones presupuestarias de Turespaña para “no contaminarse”—. Nos abrimos, no nos cerramos; escuchamos, no impusimos; y decidimos con los actores y agentes implicados: abrimos las puertas del País Vasco a un potencial que hoy, lamentablemente gracias a este gobierno de Iñigo Urkullu, sigue sumando en las estadísticas del resto de España, pero pasando de largo por nuestra comunidad. Si la política sectaria es un mal negocio para las empresas, los consumidores, los ciudadanos y para toda la sociedad en general, más lo es la que bloquea, a conciencia, las oportunidades de desarrollo y crecimiento a través de la expansión. El nacionalismo nos ha hecho retroceder, no dando un paso atrás, sino muchos. Y eso es así porque tiene una visión abstrusa, cicatera y mezquina de todas nuestras fuerzas y capacidades como país y como potencia turística internacional junto con otras comunidades autónomas y junto al resto de España; rechazan, quizá por miedo, la cooperación, la oportunidad de sumar con la marca turística Spain que tanto miedo les da, pero que tantos turistas atrae.

Este Gobierno elige cerrar las puertas al exterior para recrearse en la satisfacción de retener a los vascos "

Este Gobierno elige, insisto en que a conciencia, y eso es lo peor, cerrar las puertas al exterior para recrearse, de la forma más antigua y superada, en la satisfacción de considerar un éxito retener a los vascos haciendo turismo local, pero ignorando las posibilidades de una visión más amplia y enriquecedora. El esfuerzo por conseguir que los vascos pernocten en Euskadi ya lo hicimos; les ofrecimos experiencias memorables que les hicieran disfrutar de su tierra, conocerla mejor y por tanto ser mejores embajadores en el exterior. Pero la riqueza económica del turismo ha de seguir viniendo de fuera, de países más ricos que aprendan a valorar nuestra cultura y a disfrutar junto con la naturaleza, la gastronomía y la profesionalización cada vez mayor del sector de la grandeza que esta tierra ofrece.

El atractivo de Euskadi es indudable, el avance en la imagen de innovación y modernidad que se aportó con la marca Euskadi, saboréala, invitaba a venir y a ser bien recibido. ¿Por qué hay que cambiar las cosas cuando funcionan? Con las cosas de comer no se puede ni debe hacer mala política; los empresarios y los ciudadanos en paro no entienden una actitud que claramente los perjudica. Solo esperan la complicidad, el compromiso y el trabajo firme de sus instituciones. Creo que al aforismo que dice que el nacionalismo “se cura” viajando, los nacionalistas vascos le han añadido, con su actitud, la idea de que también se cura recibiendo viajeros y turistas, porque si no se explica una gestión tan desastrosa. Y por eso vamos como vamos. Nada me gustaría más que ver los datos inversos, que el esfuerzo realizado sigue su curso y que Euskadi esta en el ranking que el país se merece, y sus empresarios más.

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