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El vicario que pintaba los carteles de las fiestas de su pueblo

José María Romeral, muerto en Santiago, era el vicario de una iglesia de Colmenar Viejo Once de las 78 víctimas en el accidente de tren eran de Madrid

A José María Romeral no le gustaba decir su edad. Pero su muerte en el accidente de tren de Santiago de Compostela ha trascendido más allá de su intimidad. José María es una de las 11 personas muertas en el accidente que vivían en Madrid. Tras los 16 procedentes de A Coruña, es el colectivo más numeroso dentro de los 78 fallecidos. Este hombre, de unos 60 años de edad y natural de Campo de Criptana (Castilla-La Mancha), era el vicario de la Iglesia de Santa Teresa de Colmenar Viejo, un municipio de 46.300 habitantes situado al norte de Madrid.

Ayer le hicieron una misa no oficial y, según cuenta Amado Cristóbal, un amigo, tuvieron que abrir las puertas porque dentro no se cabía. “Así que imagínate hoy, que es la misa de verdad”, prevé. Su voz suena consternada y cansada. Desde que ocurrió la tragedia, han pasado por aquí varios medios. Y a todos les ha dicho lo mismo: que Chema, como todo el mundo le llamaba, era “sobresaliente”. “Además de vicario, era pintor y escultor. Casi todos en el pueblo tenemos un cuadro suyo”. ¿Y qué pintaba? “Sobre todo motivos religiosos, pero también los carteles de las fiestas”, recuerda su amigo.

El vicario de Santa Teresa llevada una década al frente de su iglesia. Todos en el pueblo le conocían. José María era el encargado de dar misa cuando el párroco no podía y de orientar también a las catequistas y al equipo de Cáritas.

Se había cogido unas vacaciones cortas. En lunes, de hecho, pensaba volver porque, además de todo, había quedado con Cristóbal para comer en su casa. Su idea era descansar unos días en Santiago y pasear “como cualquier peregrino” junto a un párroco amigo. Y disfrutar, de paso, de las fiestas del apóstol. Tenía que aprovechar porque a primeros de septiembre iba a empezar como párroco en otra iglesia de Madrid: “No me acuerdo de cuál, pero también se hubiera ganado el cariño de la gente. Dios nos libre de las alabanzas pero nuestro vicario era excepcional”.

La Iglesia recibió la confirmación de su muerte sobre las tres de la tarde de ayer jueves. Se lo comunicó el Obispado. Antes habían intentado ponerse en contacto con él porque sabían que era uno de los pasajeros del tren accidentado. Hoy Chema será enterrado en su localidad natal. Al aire libre y sin puertas.

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