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Botella ‘robará’ dos carriles a los coches en los bulevares, las rondas y el Prado

Reservará una vía exclusiva para los autobuses y otra prioritaria para bicicletas por la que también podrán circular automóviles pero a menos de 30 por hora

Tramo de Bailén en la que se pondrá un paso con semáforo.
Tramo de Bailén en la que se pondrá un paso con semáforo.MIGUEL PÉREZ

El Ayuntamiento robará en septiembre dos carriles a los coches en la M-10, el cinturón de calles que rodea el centro de la capital. En un esfuerzo por reducir el tráfico y la contaminación al menor coste posible, se restringirá el carril de la derecha para los autobuses allí donde no lo estuviera ya, y en el contiguo se dará preferencia a las bicicletas, pero también podrán circular por él los coches a menos de 30 por hora. Además, se habilitará un espacio por delante de los coches en los semáforos reservado para las motos y bicicletas.

» Una promesa pendiente. La alcaldesa, Ana Botella (PP), no sólo está pagando la deuda y las facturas que dejó pendientes su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), cuando marchó al Ministerio de Justicia en diciembre de 2011, sino que además está cumpliendo, en la medida de lo que las apreturas económicas se lo permiten, algunas de las promesas que olvidó en los cajones. Prioritariamente, aquellas que ella pergeñó como concejal de Medio Ambiente y Movilidad (2007-11).

Fuente: Ayuntamiento de Madrid
Fuente: Ayuntamiento de MadridEL PAÍS

Uno de sus primeros anuncios tras coger el bastón de mando fue la construcción de un carril-bici desde Madrid Río a O'Donnell a través del centro de la ciudad. Ya está hecho y en uso, aunque no fuera inaugurado oficialmente como se preveía en enero por un problema administrativo.

Paso de cebra en Bailén

El proyecto M-10 para reducir el tráfico de vehículos privados en el centro de la ciudad en favor de las bicicletas y el transporte público incluye dos actuaciones puntuales en una de las zonas más turísticas de la capital, el entorno del Palacio Real y de la plaza de España, que el Ayuntamiento quiere remozar pero carece de presupuesto para hacerlo.

Semáforos para ciclistas. Según el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS, en septiembre y octubre se regulará mediante semáforos la salida del túnel bajo la plaza de Oriente, de forma que los ciclistas puedan cruzar en superficie por la explanada frente al Palacio Real y luego incorporarse a la calle de Bailén sin peligro. El Ayuntamiento pretende evitar así que tengan que circular por el paso inferior de la cuesta de San Vicente y por el túnel de la plaza de Oriente.

Paso de cebra en Bailén. La otra actuación prevista en esa zona beneficiará fundamentalmente a los peatones. El Ayuntamiento creará un nuevo paso cebra regulado con semáforos en la calle de Bailén, en el tramo que sobrevuela la cuesta de San Vicente, para disminuir la velocidad a la que circulan los vehículos y facilitar así la incorporación de los ciclistas tras el túnel de la plaza de Oriente. La función fundamental de este paso de peatones será sin embargo "dar continuidad en superficie a la zona peatonal de plaza de España con los jardines de Sabatini".

La plaza de España se recuesta a espaldas de la calle de Bailén, una frontera imposible de cruzar para los peatones, que se ven desviados hacia el Senado y el Palacio de Oriente por una vía lateral. La única forma de atravesar la vía es un paso subterráneo tomado habitualmente por mendigos, tenebroso, sucio y muy difícil de ubicar. Eso obstaculiza la conexión no solo con los jardines de Sabatini, sino también con el parque del Oeste y el templo de Debod, que ha de hacerse ya por la calle de Ferraz.

El Consistorio ha avanzado que convocará un concurso de ideas en 2014 para que los ciudadanos decidan sobre la reforma de la plaza de España, que se ejecutará, eso sí, en la próxima legislatura y permitirá conectarla con Madrid Río.

» Dos carriles menos. A la vuelta del verano, Botella dará un paso más para reducir el tráfico y promocionar el transporte público y la bicicleta frente al vehículo privado, recuperando otra promesa electoral de Gallardón de 2011: robar un carril bus y un ciclocarril a la M-10, el cinturón que conforman las calles de Alberto Aguilera, Sagasta y Génova; los paseos de Recoletos y del Prado; las rondas de Atocha, Valencia y Toledo; y las calles Bailén, Ferraz, Pintor Rosales y Marques de Urquijo.

En esas vías, que oscilan entre tres y seis carriles por sentido, el coche perderá uno en favor del autobus y taxis y otro más en el que tendrán preferencia las bicicletas. Treinta kilómetros por hora será la velocidad máxima en él.

» La opción rápida y barata. El Área de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige ahora uno de los colaboradores más estrechos de la alcaldesa, Diego Sanjuanbenito, elaboró un estudio con cuatro escenarios para esta actuación. Se preveía, incluso, en algunos casos la reducción del número de plazas de aparcamiento. El documento final, al que ha tenido acceso EL PAÍS, selecciona la opción más barata: 493.000 euros, frente a los 7,3 millones de la más costosa. Es también la que menor intervención implica: no se modificará la división viaria ni se eliminarán plazas de aparcamiento, y los nuevos carriles se pintarán sobre el asfalto sin separadores físicos. Y la que menos tiempo de ejecución conllevará: un mes. Se hará entre septiembre y octubre.

» Bicicletas de alquiler. Se delimitará con señales horizontales y verticales un itinerario de 10,3 kilómetros de vías para ciclistas y 9,8 kilómetros de carril exclusivo para autobuses, incluidos los dos sentidos de circulación. Se crearán además 67 puestos avanzados en semáforos de este recorrido para que las motos y las bicis partan con prioridad y mejorar así su seguridad. Gallardón, motero confeso, privilegió durante su mandato a estos vehículos, que pueden culebrear entre los coches para ponerse en cabeza en los semáforos y aparcar en las aceras. Ahora, Botella extiende los derechos de las bicicletas.

Además, el Ayuntamiento planea resucitar a partir de otoño el proyecto para crear un servicio de alquiler parecido al que opera en Barcelona, que Gallardón prometió la pasada legislatura y del que nunca se supo.

El dinero para sufragar estas iniciativas proviene fundamentalmente del encarecimiento del servicio de estacionamiento regulado en el centro de la ciudad, que ya pagó el carril-bici por el centro de la ciudad (610.000 euros).

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