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Bildu consigue ponerse en contra de todos

Las últimas decisiones de la Diputación de Gipuzkoa han conseguido enemistar a los partidos, las instituciones vecinas, los empresarios y la justicia

Mikel Ormazabal
Martin Garitano, a la izquierda, y Juan Karlos Izagirre, en una imagen de archivo.
Martin Garitano, a la izquierda, y Juan Karlos Izagirre, en una imagen de archivo.javier hernández

Las últimas decisiones adoptadas por Bildu en Gipuzkoa son la señal de que no quiere compañeros de viaje para lo que queda de legislatura hasta 2015. Con sus actos más recientes, que la oposición asocia con la línea más ortodoxa de la izquierda abertzale, el Gobierno foral ha conseguido enemistarse con el resto de partidos, con todas las instituciones vecinas, con los empresarios y con la justicia. Le ha bastado un mes para granjearse todos estos adversarios.

La secuencia de medidas para la controversia arrancó a mediados de junio pasado con el anuncio de una propuesta de peajes que ha soliviantado a toda la oposición y a los territorios limítrofes. Siguió con la decisión de conceder una placa de oro al diario Egin, del que el diputado general Martin Garitano fue redactor jefe. Continuó con la orden de paralizar las obras de la incineradora de Zubieta, que ha llevado a la Fiscalía vasca a abrir una investigación. Después, el permiso para convocar una consulta popular sobre la desanexión del barrio donostiarra de Igeldo, muy contestada por el resto de fuerzas políticas. Y, como remate, la ruptura de relaciones institucionales con la patronal Adegi. “Están jugando a la provocación permanente”, afirma un juntero del PNV.

El Gobierno foral tensa con los peajes, las basuras, los premios e Igeldo

La nueva política de peajes de Bildu —al principio era contrario a este sistema—, que la Diputación de Gipuzkoa ha ido comunicando en pequeñas dosis escalonadas, dando así una sensación de actuar bajo la improvisación, solo ha cosechado detractores. El Gobierno foral pretende discriminar a los ciudadanos guipuzcoanos, a quienes permitirá circular gratis en las nuevas carreteras de pago (la N-I, la autovía del Leitzaran, la Beasain-Durango y la carretera de Endarlatza), mientras que aplicará descuentos (un tope de 25 euros mensuales) a los usuarios habituales. La propuesta no cuenta con ningún apoyo de la oposición —necesita el respaldo de al menos un grupo para su aprobación en las Juntas— y es rechazada por Navarra, Álava y Bizkaia, que podrían recurrirla si prospera. Y está por ver si recib eel visto bueno de la UE.

El mayor embrollo que ha generado Bildu atañe a la gestión de las basuras. Apuesta por implantar el puerta a puerta pese a la rebeldía que ha provocado en muchos municipios y quiere tumbar el proyecto de la incineradora con la suspensión de los contratos adjudicados a las ingenierías y las constructoras, además de judicializar los préstamos bancarios que se había concertado porque eran “productos especulativos”. El PNV sostiene que esta decisión conllevará pérdidas de 124 millons de euros. La Fiscalía quiere averiguar si en la gestión de esta planta se han cometido los delitos de malversación de caudales y prevaricación.

La coalición asume que no podrá repetir un pacto económico con el PNV y el PSE

La Diputación también ha abierto otra polémica al dar cauce a la asociación de vecinos Itxas Aurre, de Igeldo, que defienden la desanexión de este barrio de San Sebastián. El Gobierno foral, con la complicidad muda del alcalde Juan Karlos Izagirre —fue portavoz de Itxas Aurre antes de ser regidor— alienta una consulta popular sin contar con el Ayuntamiento de la ciudad, cuya mayoría (PSE, PNV y PP) está en contra de la separación de Igeldo.

Bildu demuestra que quiere ir en solitario tras constatar que apenas tiene margen para ganarse un nuevo acuerdo con el PNV o el PSE —con el PP lo ha tenido siempre imposible—. La coalición abertzale defraudó primero a los nacionalistas cuando declaró una moratoria para la incineradora poco después de cerrar el apoyo del PNV a los presupuestos de 2012. La jugada se repite ahora con los socialistas, que reconocen haber sido “estafados” porque Bildu no ejecuta el plan anticrisis que habían pactado ambas formaciones para los presupuestos de este ejercicio.

Bildu, con una mayoría suficiente en Gipuzkoa, es consciente de que puede seguir gobernando de este modo ante la falta de entendimiento entre el resto de fuerzas para armar una moción de censura. El PNV descarta esta solución porque prefiere el desgaste de Bildu y batirse cuerpo a cuerpo en las próximas elecciones.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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