El sentido común de una decisión
El director de la cementera de Morata de Tajuña defiende la sustitución de parte del combustible fósil por derivados de residuos no peligrosos como se viene realizando en Europa desde hace 30 años
En un artículo reciente publicado en este diario, un diputado autonómico del PSOE se preguntaba por las razones para autorizar a la fábrica de cemento de El Alto (Morata de Tajuña) a sustituir parte del combustible fósil por derivados de residuos no peligrosos. La pregunta es pertinente y conviene responderla para tranquilidad de vecinos, trabajadores y agricultores de la zona.
En primer lugar, hay que recordar que esta práctica, conocida como valorización energética, está muy extendida en Europa, en concreto en países con una larga tradición de respeto al medio ambiente como Holanda, Austria, Alemania o Noruega, que la emplean desde hace más de 30 años. Hay ejemplos ilustrativos. En Maastricht, ciudad célebre por el tratado de la Unión Europea (UE), está situada la mayor fábrica de cemento de Holanda. El 90% del combustible que utiliza procede de residuos. Otro caso: la mayor cementera de Suiza se encuentra en la ciudad de Siggenthal, conocida por la cría de vacuno y el cultivo de cereales y frutas. En 2009, esta fábrica sustituyó el 74% de su combustible por derivados de residuos.
La Comisión Europea (CE) ha establecido una jerarquía en el tratamiento de residuos que empieza por la prevención, la mejor de las opciones posibles, y termina por la acumulación en los vertederos, que se considera la peor alternativa. El Ejecutivo comunitario recomienda reutilizar y reciclar los residuos y, si no es posible, aconseja su valorización energética.
Pues bien, pese a las indicaciones de la CE, España está a la cola de los países europeos en la reutilización, reciclaje y valorización de residuos, y Madrid se encuentra en los últimos puestos de la lista de comunidades autónomas que utilizan derivados de residuos como combustible alternativo en las fábricas de cemento.
En la Europa desarrollada se recicla en torno al 60% de los residuos, se valoriza alrededor del 40% y llega al vertedero menos del 1%. En España, se recicla el 33%, se valoriza el 9% y termina en los vertederos el 58%.
Como muestran estos datos, nos queda mucho camino por recorrer para mejorar la gestión de los residuos. La CE ha publicado un documento, titulado Mejores Técnicas Disponibles en la Industria de Fabricación de Cemento y Cal, que respalda el uso de combustibles alternativos en la producción de cemento. Según la Comisión, las características especiales de los hornos de las cementeras les permiten valorizar residuos sin generar un riesgo para el medio ambiente o la salud de las personas y, por supuesto, sin afectar a la calidad del cemento. Existen multitud de estudios que prueban que la valorización en las cementeras no perjudica la calidad del aire.
Aunque estamos lejos de los países más desarrollados, comunidades autónomas de distinto signo político han autorizado la valorización en las cementeras, hasta el punto de que 31 de las 35 fábricas de España cuentan con permiso para sustituir una parte de su combustible fósil por otros alternativos como biomasa vegetal, lodos secos de depuradoras, neumáticos fuera de uso, fracciones no reciclables de residuos sólidos urbanos e industriales, harinas cárnicas, etc.
En este punto es importante destacar que las fábricas de cemento no utilizan directamente los residuos como combustible. Emplean derivados que han sido procesados previamente por gestores autorizados que están sometidos, al igual que las cementeras, al control riguroso de las administraciones autonómicas.
Otro aspecto a destacar es que la valorización energética no aumenta las emisiones de CO2; todo lo contrario. Buena parte de los combustibles alternativos están compuestos de biomasa (madera, lodos de depuradoras o harinas cárnicas) o la contienen parcialmente, por lo que su uso provoca una reducción neta de las emisiones.
¿Dónde está la duda entonces? ¿Europa y el resto de España están equivocados? A España le queda mucho camino por andar en reutilización y reciclado, pero no podemos dejar de lado las mejores prácticas ensayadas en Europa durante más de 30 años, una experiencia que demuestra que valorizar no es peligroso para la salud y que la peor opción es acumular residuos en los vertederos.
Luis Angel Herreras es director de la cementera El Alto de Morata de Tajuña.
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