La oposición usa a Blasco para cuestionar la política de Fabra contra la corrupción

El presidente de la Generalitat ha intentado presentar la marcha de Rafael Blasco, exconsejero y exportavoz del PP, a un escaño de diputado no adscrito como la culminación de su política frente a la corrupción. La oposición, en cambio, ha dedicado monográficamente la última sesión de control al jefe del Consell de este periodo parlamentario a poner de manifiesto que las "líneas rojas" marcadas por Fabra son incoherentes y pretenden proteger al grueso de los imputados en escándalos de corrupción. En lugar del cumplimiento de un compromiso, lo ocurrido con Blasco marcaría el agotamiento del recorrido de Fabra ante la corrupción cuando se abre una etapa en la que diputados del PP que desempeñaron cargos de relevancia empezarán pasar por el banquillo.

Fabra ha reiterado varias veces durante el debate que ha ido "más allá" de lo que esperaba la oposición y ha pedido pasar página para centrarse en otros asuntos. La alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, sobre la que pende la amenaza de una imputación junto al expresidente Francisco Camps en el caso Nóos, le ha reventado el mensaje cuando se ha acercado al escaño de Blasco, en la última fila del hemiciclo, apenas había concluido la sesión de control. Confirmaba, así, la crítica vertida durante el debate por el diputado socialista Rafael Rubio, que había aludido a la "peregrinación" de parlamentarios del PP hacia el escaño del no adscrito al considerarlo "uno de los nuestros".

Mientras Barberá hablaba cordialmente con el diputado expulsado del PP, la oposición ha empezado a burlarse aplaudiendo la escena. Barberá ha dedicado un saludo torero a los diputados de la oposición. Desde la tribuna, donde tenía que empezar a intervenir en el siguiente punto del orden del día, el diputado socialista Francisco Toledo ha exclamado: "¡Qué bonito! ¡Cuánto cariño!".

El portavoz socialista, Antonio Torres, ha exigido al presidente del Consell una "respuesta clara" y la misma contundencia ante casos como los de Emarsa, Brugal, Gürtel y Nóos como con el fraude en las ayudas a la cooperación, por el que la Generalitat pide 11 años de cárcel para  Blasco. "Le quedan ocho imputados en el grupo. ¿Qué va a hacer con ellos?", ha preguntado Torres, que ha descrito a un presidente "con un grupo fragmentado y en fase de descomposición" y "más débil que nunca"..

Barberá se acerca a saludar a Blasco entre las chanzas de los diputados de la oposición

El presidente de la Generalitat ha replicado que "la línea roja" que estableció hace dos años contra la corrupción "se ha cumplido a rajatabla" y como muestra, ha destacado que "más de 15 personas han salido del Gobierno valenciano por cuestiones vinculadas a temas judiciales". Según Fabra, "aquellas personas que están en procesos judiciales no pueden representar ni al Gobierno ni al grupo parlamentario ni al partido",

Fabra, ante la insistencia de los portavoces de la oposición, ha defendido que el asunto de Blasco es diferente al resto, y que la Generalitat decidió personarse como acusación penal en el caso Cooperación para recuperar el dinero supuestamente malversado de las arcas públicas. En cambio, en el sumario del caso Nóos, Fabra ha insistido en mantener solo la reclamación civil porque la Abogacía de la Generalitat dio su "aval y visto bueno" al convenio firmado con la entidad de Iñaki Urdangarin.

Torres ha acusado a Fabra de pensar más en sus intereses de partido que en limpiar de corruptos las instituciones y la política. "Mantener la mayoría absoluta a costa de tapar la corrupción es inmoral", ha dicho el portavoz socialista. Enric Morera, de Compromís, ha señalado la contradicción entre la personación penal en el caso que afecta a Blasco y la simple acusación civil en otros asuntos. "¿Qué hará cuando imputen a Camps y Barberá en el caso Nóos?", ha preguntado. La diputada de Compromís Mònica Oltra ha incidido en las diferentes varas de medir y se ha preguntado si el dinero del caso Cooperación "iba a otra organización y no a la organización madre", en referencia a la supuesta financiación irregular del PP. "¿La diferencia es a quién beneficia la presunta malversación?", ha preguntado.

Morera ha recordado, sin citarla, que la diputada de su grupo Mireia Mollà llevó a la fiscalía una de las denuncias que han conducido al procesamiento de Blasco. Por su parte, el diputado socialista Todelo ha recordado que su compañera Clara Tirado, a la que ha citado por su nombre, presentó la primera denuncia ante la fiscalía que abrió el caso.

La intervención más contundente ha sido la de la portavoz de Esquerra Unida del País Valencià, Marga Sanz, que ha repasado todos y cada uno de los casos en los que están implicados diputados y cargos del PP. Ha preguntado a Fabra qué hará cuando juzguen a Milagrosa Martínez, Angélica Such y Vicente Rambla; dónde estará la línea roja con la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo y el exalcalde Luis Díaz Alperi, ambos diputados; o cómo actuará cuando sean imputados Camps y Barberá. La alcaldesa de Valencia ha hecho amago de pedir la palabra por alusiones al ser citada, pero Alejandro Font de Mora, vicepresidente de la Cámara, que presidía la sesión en ese momento, lo ha ignorado.

"No hay corrupción de primera y de segunda", ha señalado Sanz, que ha acusado a Fabra de usar las líneas rojas "para blindarse pero no para atajar la corrupción".

El jefe del Consell ha insistido a lo largo del debate en que la oposición ha dedicado "un tercio" de sus preguntas durante este periodo parlamentario a la corrupción, ha criticado a los grupos de la izquierda por perjudicar la imagen de la Comunidad valenciana y les ha invitado a trabajar en temas que interesen a los valencianos.