Aquellas urnas de 1983
Gallardón, Aguirre y Wert coincidieron en la lista popular en unos comicios ganados por Tierno Galván, preludio del fin de la hegemonía de la izquierda
El 8 de junio se han cumplido 30 años de una consulta electoral que preludió un crucial giro de tuerca en la historia política de Madrid. Su empuje llega hasta nuestros días. Entonces, muy pocos previeron la magnitud del cambio que se avecinaba. Aquella segunda convocatoria electoral municipal, tras el acceso de España a la democracia después de la larga noche franquista, auguraba en la capital una cómoda mayoría a los socialistas. Al frente de ellos, Enrique Tierno Galván, alcalde desde 1979, cuyo número dos y futuro sucesor sería Juan Barranco, se proponía revalidar su anterior mandato, ahora con más concejales si cabe. Ello permitiría a los socialistas gobernar sin la ayuda de los comunistas.
Alianza Popular, el partido de la derecha, arrastraba el pesado fardo de la derrota en las elecciones nacionales de 1979, donde se había visto reducida al mínimo. Todo parecía soplar a favor de los socialistas, que en 1982 habían conseguido 202 escaños en el Congreso de los Diputados.
Por su parte, la derecha tomaba posiciones pre-electorales en Madrid mediante una compleja alquimia de pactos para unir la hasta entonces postrada Alianza Popular, de Manuel Fraga; con el Partido Demócrata Popular, procedente de la desarbolada Unión de Centro Democrático y dirigido por el democratacristiano Óscar Alzaga; y con la Unión Liberal, de Pedro Schwartz, del que formaba parte una treintañera Esperanza Aguirre.
Aquellas alianzas fraguaron en una candidatura de la derecha que haría las delicias de los expertos en prospectiva: incluía nombres que, a partir de entonces y a la postre, despuntarían en la política madrileña y estatal: así, José María Álvarez del Manzano, que llegaría a gobernar Madrid durante 12 años, entre 1991 y 2003; Alberto Ruiz Gallardón, hoy ministro de Justicia, entonces futuro presidente del Gobierno regional durante ocho años (1995-2003) y, con el tiempo alcalde de Madrid entre 2003 y 2011. Gallardón era fiscal en excedencia de Málaga, contaba con apenas 24 años, y con su mujer, Mar Utrera, tuvieron su primer hijo, Alberto, precisamente el día de San Isidro de aquel año electoral de 1983.
Los socialistas, sin otras nubes en el horizonte que las de la plena bonanza, se proponían seguir desarrollando la política de gestos y actuaciones inaugurada durante su primer mandato por Tierno Galván, que personalmente se alejaba del “menudeo” político municipal para supervisarlo a vista de águila. Según Juan Barranco, número dos de la candidatura socialista y teniente de alcalde, “se inauguraba una etapa de reflexión y acción sobre Madrid, que sacaría los mercados al perímetro de la ciudad; replantearía las comunicaciones y los transportes; se reequilibraban hacia el Madrid del Sur las inversiones y dotaciones públicas, al tiempo que se daba expresión a la vitalidad de la juventud desplegada ya durante el primer mandato”.
Tierno Galván “se planteaba como tarea prioritaria proyectar internacionalmente la imagen de Madrid, con la creación de la Unión de Capitales Iberoamericanas, que él presidía, o la de Ciudades Asediadas por Conflictos Bélicos; al tiempo que viajaba por doquier”, explica Enrique Moral, concejal socialista de Cultura, Juventud, Educación y Deporte. “Puertas adentro de la ciudad, se desplegaban los Veranos de la Villa; renacían con nuevos bríos los Carnavales; el Consistorio escribía con mayúsculas las fiestas de San Isidro; culminaban las obras del Planetario y las del Centro Cultural de la Villa, hoy Teatro Fernán Gómez; entraba en juego el innovado Cuartel del Conde Duque; se remozaba el Teatro Español y el Museo Municipal exhibía sus tesoros” comenta Moral.
Muerto Tierno, en enero de 1986, las municipales de 1987 dieron al PSOE 24 concejales que le permitían gobernar con tres de Izquierda Unida. Pero AP y el centrista CDS sumaban 28 concejalías. El PSOE temía sobremanera una moción de censura e intentó capitalizar la fuga de dos concejales del CDS, hecho que, al trascender, inauguraría la pérdida de la hegemonía municipal de la izquierda.
Cachorros populares frente al líder veterano
Alberto Ruiz Gallardón, hoy ministro de Justicia, recuerda que fue “una campaña intensa” pero “con mucha ilusión”, pues fue su primera vez como candidato. Coincidió también por primera vez con Esperanza Aguirre, y juntos entraron en el Patio de Cristales del viejo edificio consistorial. “Es obvio que en ese momento empezó una larga relación...”. Conoció además a José Ignacio Wert, ahora ministro de Educación, Cultura y Deporte, y al socialista Enrique Tierno Galván. “1983 fue la primera vez para muchas cosas”, concluye.
"Aunque Jorge Verstrynge iba como cabeza de lista, todos los integrantes sabían entonces, él incluido, que probablemente quien se quedaría al frente en el Ayuntamiento sería Álvarez del Manzano \[y así sucedió\]; Verstrynge pasaría a ser secretario general y no podría compatibilizar su cargo con el de portavoz municipal". Consciente de que en algunos barrios su apellido no sonaba madrileño, "el propio Verstrynge pidió que en los carteles de campaña no se utilizara. Decían Vota a Jorge, en un intento de acercar su figura a los ciudadanos y de mostrar que era uno más entre todos ellos".
Alianza Popular, expresión de la derecha gracias precisamente a Verstrynge, había conseguido en la víspera de aquellas elecciones de 1983 atravesar el desierto político y acariciar la recomposición, así como la posibilidad de obtener un resultado aceptable, pese a que, a escala estatal, había permanecido sepultada en 1979 dentro de un pozo electoral de nueve diputados nacionales. Así lo explica Carlos López Collado, entonces responsable de política municipal de la formación presidida por Manuel Fraga. Ante AP se erguía invicto el potencial político emergente de un PSOE codirigido por Felipe González y Alfonso Guerra, favorecidos electoralmente por el rechazo masivo contra el golpe de Estado de febrero de 1981.
“La gente pensó que el PSOE era el único partido capaz de consolidar la democracia en España”, arguye Juan Barranco, sucesor de Tierno Galván a su muerte en enero de 1986. En 1987, para conjurar la posibilidad de una moción de censura contra el PSOE, surgió un caso de transfuguismo en torno a dos concejales centristas —Juan Barranco asegura que se ofrecieron ellos a la delegada del Gobierno, Ana Tutor—. Aquello hizo montar en cólera al centrismo, que se alió con AP y presentó la temida moción contra el PSOE. Álvarez del Manzano ofreció la alcaldía al centrista Agustín Rodríguez Sahagún. Al morir éste, el Ayuntamiento pasó desde entonces y hasta hoy, al Partido Popular.
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