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LA CRÓNICA DE BALEARES

Munar, los diez ‘enanitos’ y Núñez

La cadena de personas de un caso de corrupción de manual: los cuatro millones de los promotores Sanahuja a políticos de Unió Mallorquina

Maria Antònia Munar, exlíder de Unió Mallorquina.
Maria Antònia Munar, exlíder de Unió Mallorquina. TOLO RAMON

Las manos del preso que administra silencios se cruzan en su espalda a la espera de las esposas, en un gesto automático, de memoria. Su vida es una ida y vuelta del banquillo a la cárcel, con esperas en el calabozo enrejado, a la vista, en la Audiencia, en el juicio de can Domenge. Tomeu Vicens, inquieto, enjuto, tiene secretos, piel y huesos, y una mirada achinada en un rostro exprimido. En la penosa correspondencia cruzada, “Hola Tomeu / Estimada Maria Antònia” él no la avisó de que iba a cantar contra ella, Blancanieves.

La realidad se ajusta al guión. La omertà se rompe por capítulos, en directo. Vicens se inculpa por corrupción y acusa a Munar, su líder en Unió Mallorquina (UM), socia de despacho privado, presidente del Consell de Mallorca y del Parlamento. Vicens destapó la dádiva, una comisión de cuatro millones por la venta amañada de un solar público en Palma por 30 millones. Dos millones para Munar con destino al partido, UM, y tres paquetes de 450.000 euros para la cúpula: el mismo Vicens, otra vez Munar y Miquel Nadal, este otro arrepentido que traicionó a Munar y que ahora la ampara, en un pacto de reos. No se conoce el destino de la cuarta entrega.

El pagador del soborno, Román Sanahuja de Sacresa, confirmó el delito confeso de Vicens y detalló su entrega, en dos plazos, uno de paga de compromiso, la señal, y otro de conformidad, el broche.

Vicens y Sanahuja plasmaron su confesión por escrito y ante el tribunal la asumieron. Nadal también dejó otro manifiesto y habló: “he reconocido un cohecho”, un “yo confieso que otorgué trato de favor (a Sanahuja) pero no digo lo que el fiscal quiere”. Nadal no entrega —por ahora— la cabeza de Munar como hace Vicens.

Los negocios sucios se cocinan en confidencia. A veces, permanecen ocultos aun con 10 mediadores metidos en el ajo de la petición y entrega de la comisión y la ristra del reparto corrupto. El conseguidor de Sacresa en Palma fue el exconsejero de Cultura con Jordi Pujol Joan M. Pujals de CiU. En el juicio, Nadal, vicepresidente del Consell, dijo que recibió a Pujals por intermediación de Francisco Fiol, consejero de Cultura, del PP.

Pujals (por Sacresa) contrató en Mallorca al bufete Fiol. El hermano del expolítico, Santiago Fiol está acusado, cobró una minuta de 150.000 euros por enviar sobres con información secreta del Consell —de Nadal— a Sacresa. “A veces los clientes te venden y toca callar”, reconoció un día Fiol.

El mediador Pujals asumió en la Audiencia que fue el receptor y emisario de la petición del soborno; el intermediario real entre Nadal / Vicens / Munar / UM y los Sanahuja. El exconsejero Pujals destapó además que el constructor Pedro Ferrá Tur le comunicó la exigencia del soborno de parte de Miquel Nadal. Ferrá Tur, socio de Sacresa en can Domenge, negó comisiones y cobros “de nadie”.

En la cadena de voces y autores apareció Mario Sanz, exprohombre de Sacresa —ahora asesor de Ferrá Tur— a quien Pujals trasladó primero la petición del soborno mallorquín de UM: “Nos llegó la noticia a través de Pujals: nos piden cuatro millones”. Sanz remachó: “Tengo el convencimiento de que fue Nadal” el peticionario.

La realidad es el guión: la ‘omertà’ sigilosa se quiebra por capítulos

En el relato, el ejecutivo Sanz obvió a su cliente Ferrá Tur y afirmó que pasó la exigencia de la comisión a la propiedad, los Sanahuja, al consejo de familia. El patriarca ordenó el pago y uno de sus siete hijos voló dos veces de Barcelona a Mallorca en su jet privado para entregar los fondos al enviado de Tomeu Vicens, el hombre de paja Miquel Llinàs Cameta. Munar es la única que rechazó el soborno: “nunca me han dado dinero para mí o el partido”. Vicens aseguró que le entregó dos millones en el despacho del Consell; otra vez fueron 450.000 euros. El círculo de la historia está cerrado, un agujero negro en la piel de Mallorca, la mayor venta de un bien del patrimonio público. “Un solar —la isla— vale los metros cuadrados que le puedes poner encima”. El epitafio, en la Audiencia, es del promotor Juan Matamalas. Quien no aparece es otro promotor, José Luis Núñez, que perdió el negocio de can Domenge, puso la querella, la soga, y derrotó a todos.Maria Antònia Munar, exlíder de Unió Mallorquina. / tolo ramon

‘Un solar vale los metros cuadrados que le pongas encima’

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