La cementera de Morata podrá quemar residuos “no peligrosos”
Medio Ambiente permite incinerar plásticos, neumáticos y lodos tratados
La Consejería de Medio Ambiente ha dado el visto bueno a la declaración de impacto ambiental que permite a la fábrica de cementos Portland Valderrivas, ubicada en Morata de Tajuña, quemar residuos no peligrosos para sustituir a los combustibles fósiles con los que funciona en la actualidad (coque y fueloil). Lo que implica convertir las instalaciones en una nueva incineradora, según los ecologistas. Algo que niega la cementera, que sostiene que ellos solo reciben residuos tratados por otras empresas y que los “valorizan energéticamente”.
En esta misma zona de la región está ubicada la incineradora de Valdemingómez, propiedad del Ayuntamiento de Madrid. En el caso de la cementera, se utilizarán materiales procedentes de las plantas de residuos que no se pueden reutilizar y cuyo destino final sería el vertedero.
La cementera, la mayor de España, podrá quemar algunos tipos de plásticos, lodos procedentes de depuradoras, neumáticos, madera, restos procedentos de parques y jardines, residuos de procedencia vegetal o animal, entre otros productos de desecho, para usarlos como combustible alternativo. “Es una incineradora encubierta”, insiste la Asociación de Vecinos de Morata de Tajuña, que lleva años luchando para que en la instalación no se calcinen residuos. Temen que aumenten las emisiones de sustancias contaminantes en toda la comarca de metales pesados, como mercurio o plomo, además de otras partículas como dioxinas y furanos. “Son sustancias persistentes en el medio y que se bioacumulan en los seres vivos“, aseguran.
La decisión ha levantado también las críticas de IU. Carmen Villares, diputada regional del grupo apoya las quejas vecinales y sostiene: “La incineración no es la solución. Este proyecto, que se ha pintado como inocuo, representa un peligro medioambiental y para la salud; lo mejor es que la cementera se mantenga en los mismos usos y condiciones que tiene ahora”.
Los ecologistas denuncian que es una incineradora encubierta
La declaración de impacto mantiene, sin embargo, que las temperaturas que se alcanzan en los hornos de combustión de la cementera, que llegan a los 2.000 grados centígrados en el caso de los quemadores principales, asegura una total combustión de los productos orgánicos que se introduzan. Tampoco se producen cenizas ni otros residuos derivados de la combustión, porque quedan integrados en la composición del clinker \[producto que se utiliza en la elaboración del cemento\]. “Ni variará la tipología de los contaminantes atmosféricos emitidos con respecto a los que se emiten actualmente (CO, CO2, NOx, SO2, partículas sólidas, HCI, HF, metales pesados, dioxinas y furanos)”, dice literalmente la declaración de impacto. La calidad del aire se controla en continuo en dos estaciones de seguimiento, una de ellas situada a la entrada del municipio de Morata de Tajuña, añade el informe.
Recelos y dudas vecinales
El Ayuntamiento de Morata de Tajuña, del PP, ha colgado en su web una nota en la que intenta disipar las dudas que asaltan a los vecinos al tener al lado una cementera que queme residuos urbanos. Informa de que se han tenido en cuenta las alegaciones que presentaron al proyecto. Por ejemplo, dicen que la empresa quería sustituir el coque de petróleo en un 60%, y que la autorización limita el porcentaje al 20% o al 40%, según el tipo de residuo del que se trate. Además, se han eliminado distintos combustibles como los lodos de aguas industriales, plásticos o algunos residuos de conservantes.
Y es que la cementera El Alto se encuentra rodeada de núcleos urbanos: Morata de Tajuña, término municipal donde se ubica, está a 3,5 kilómetros; Arganda del Rey, a 6,6; San Martín de la Vega, a 8,4; Rivas Vaciamadrid, a 11,5, y Perales de Tajuña, a 10,5. También hay espacios protegidos a su alrededor, como el Parque Regional del Sureste, una Zona de Especial Protección de Aves y un Lugar de Interés Comunitario.
Para Ecologistas en Acción es una situación gravísima, que se va a ir repitiendo en otros lugares y que obedece a motivos económicos, porque sale más barato quemar los residuos que su reciclado. Según sus datos, en la región el 70% de los residuos va a parar a vertederos, el 10% se incinera en Valdemingómez y solamente el 20% se recicla. La planta fabrica cementos grises, blancos y de morteros.
La capacidad de producción nominal es de dos milones de toneladas al año, aunque a corto medio plazo la demanda se sitúa en unas 1,2 millones. Con el cambio que han solicitado, mantendrán la misma producción, pero sustituirán de forma parcial el coque y el fueloil por los residuos, con lo que consiguen un ahorro de sus costes. Los gases se evacuarán por las chimeneas de estos hornos, los cuales disponen de un completo sistema de depuración de gases, aclara el documento de impacto ambiental.
Un portavoz de la empresa informa de que van a cumplir todos los requisitos de la declaración ambiental. Entre ellos, la notificación anual con la emisión de sustancias contaminantes al aire, suelo, agua y la transferencia de residuos fuera de la instalación. Además, se creará una comisión de seguimiento de la calidad del aire, con miembros de la empresa, del Ayuntamiento y de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
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