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Buch vuelve a negar a la oposición datos de los alquileres de la Ciudad de las Artes

El Consell impide a la diputada socialista Eva Martínez ver el proyecto del Ágora porque iba acompañada de un técnico

El Ágora de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia.
El Ágora de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia.MÒNICA TORRES

"Llevan la opacidad en el ADN", se quejaba este martes la diputada socialista Eva Martínez, que tuvo que marcharse de la Ciudad de las Artes y las Ciencias sin que le permitieran consultar el proyecto del edificio del Ágora, de Santiago Calatrava, acompañada de un asesor, un arquitecto técnico. La parlamentaria había sido citada tras su petición de acceder al proyecto y se encontró con la negativa a dejarla acceder con un técnico. "Se trata de un proyecto que hemos pagado todos los valencianos y que, además, fue público cuando licitó", añadió Martínez.

La diputada tiene doble motivo para quejarse de la falta de información de la Generalitat, dada la respuesta que ha obtenido del consejero de Economía, Industria, Turismo y Empleo, Máximo Buch, a cerca de 500 preguntas que formuló pro escrito para conocer qué ha cobrado en concepto de alquiler de sus diferentes espacios a empresas, entidades e instituciones. "Buch ha hecho lo mismo que hizo la exconsejera de Turismo, cultura y Deporte, Lola Johnson cuando le pregunté", indicó la diputada socialista.

Johnson respondió a la petición de información de Eva Martínez, en septiembre pasado, con una lista de compañías automovilísticas como Volvo, Nissan, Audi o Ferrari, de empresas eléctricas como Ibedrola o Endesa, de informática y comunicaciones como Siemens, Vodafone o IBM; de colegios profesionales o entidades como la asociación de amas de casa Tyrius, y de sociedades como Orange Market, terminal valenciana de la trama Gürtel, sin especificar lo que había pagado cada cliente. La consejera se limitó a ofrecer la recaudación anual por alquiler de espacios como el anillo de L'Hemisfèric, el restaurante submarino de L'oceanogràfic o el auditorio del Mar Rojo, las arquerías del Museo de las Ciencias o la sala polivalente.

Para obtener el desglose por cada alquiler y cada espacio, la dipuatda socialista desglosó en cerca de 500 preguntas concretas sus iniciativas. Ahora Buch le ha respondido que "la Ciudad de las Artes y las Ciencias SA contrata alquileres de espacios con empresas tanto privadas como públicas. Todas ellas conforman un abanico muy amplio de tipologías distintas que contratan con cacsa el alquiler de espacios. Dicha originalidad exige que cada caso requiera de unas consideraciones específicas no comparables entre sí".

"Tengo que pensar que cobran a cada uno precios diferentes no se sabe muy bien con qué criterios", comenta Martínez tras recibir semejante contestación. "Y que quieren esconder algo". Buch añade: "El montante total facturado por ese concepto por Cacsa en los distintos ejercicios por los que se interesa su señoría asciende a un total de 6.092.986,49 euros". Algo que tampoco es nuevo, dado que Johnson señaló que en 2008 el complejo ingresó 1,8 millones; en 2009, 791.000 euros; en 2010, 1,2 millones; en 2011, 2 millones, y hasta febrero de 2012, 157.000 euros. Cantidades que suman cerca de seis millones de euros. La diputada socialista tiene previsto realizar una pregunta oral en el pleno de las Cortes valencianas de la semana que viene al consejero de Economía sobre el asunto.

Por otra parte, según una respuesta parlamentaria al diputado de Esquerra Unida del País Valencià Ignacio Blanco, fueron la propia Cacsa y el Ayuntamiento de Valencia los que desestimaron el proyecto del arquitecto Santiago calatrava de construir un restaurante bajo el puente de L'Assut de l'Or, en la Ciudad de las Artes. La respuesta, datada en septiembre pasado y firmada todavía por Lola Johnson, que en la anterior estructura del Consell era responsable del complejo, fue "el proyectista" quien tuvo la iniciativa en 2006 de transformar de almacén a restaurante el uso del lote 3, del acceso sur (rotonda de El Saler) a restaurante, y la Generalitat y el Ayuntamiento quienes volvieron a cambiar su uso otra vez a zona de almacén en 2009. La zona se ha utilizado "para la ubicación de las casetas y recogida de la obra del edificio del Ágora".

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