Un trazo limpio para una historia pornográfica
El dibujante de cómic Nacho Casanova, afincado en Valencia, publica un atrevido álbum
Nacho Casanova dibujó en El coche de Intisar una historia sobre una mujer en Saná, en Yemen, muy descriptiva sobre su dura vida, basada en un guión de Pedro Riera. A pesar de realizar un trabajo creativo, el autor se sentía algo encerrado en esta su penúltima obra. A ratos se escapaba y escribía y dibujaba cosas que le apetecían más. Así, poco a poco, fueron surgiendo las historias de Pornográfica, el último libro de Casanova donde, ahora sí, ha vuelto a realizar tanto guión como dibujo.
Según la RAE lo pornográfico es impúdico, obsceno y ofensivo al pudor. El libro tiene muchísimo de impúdico, pero la limpieza y elegancia del trazo del autor le dan una cierta distancia a la obscenidad que, sin embargo, también aparece.
Una de las virtudes que caracterizan los tebeos de Casanova es precisamente la naturalidad con la que cuenta las historias. De hecho, sus dos obras más significativas son las partes de su Autobiografía no autorizada, en las que, a la vez que realizaba tebeos con trazo simple pero certero que cualquiera podía comprender, se dedicó a atormentar la imaginación de sus amigos, que vivían entre la duda sobre cuáles de las historias eran ciertas, cuáles falsas, y en algunos casos, si las historias reales o falsas le habían sucedido a Nacho. Y parece que los sufridos amigos de Casanova van a seguir con esa tónica. Confiesa que algunas de las narraciones que encontramos en este Pornográfica son reales. "La historia de la chica que tiende, por ejemplo", explica, "está basada en la época en la que vivía en Barcelona".
Casanova verá su trabajo publicado simultáneamente en castellano y francés, pero no se descarta que la edición acabe estando disponible en más idiomas. "El sistema consiste", comenta el autor, "en compartir los gastos de edición de diferentes idiomas, con lo que las tiradas ya no son tan pequeñas y el coste unitario es más bajo". Dado que la editorial, Diábolo Ediciones, distribuye en varios países, las expectativas de ventas siempre son mejores. "Tuvo muy buena acogida en el Saló de Barcelona", explica, "a pesar de que fuimos un poco justos de tiempo y ni siquiera lo hemos presentado oficialmente (la presentación oficial se realizará en Valencia el 10 de mayo)".
Lo más curioso del álbum es el salto de Nacho hacia un álbum totalmente personal basado en el sexo. Había realizado historias sueltas con esta temática si bien lo había dejado entrever en muchas otras. Lanzarse a realizar una obra como Pornográfica significa ponerse bajo el disparadero de muchas críticas, pero la asunción natural de un tema así es el primer paso para darse cuenta de que no se trata de un tebeo en el que el tratamiento sea grosero o torpe. Al revés.
Y no es que Casanova ataque el tema de manera pretenciosa o de best seller: ni Henry Miller ni E.L. James están cerca de los conceptos manejados. Nacho deja un trazo concreto y una historia abierta, evocadora, y todo esto viene directamente desde el origen de la obra: escapar, entretenerse, dejar vagar la imaginación para liberarse del trabajo que realizaba. Es relativamente sencillo abandonarse a las intenciones que Nacho tiene para el lector: que asuma las historias como propias, que se sumerja, que se vea ya no reflejado, sino inmerso en un terreno que va entre la imaginación y la proximidad.
Pero que nadie se equivoque: Pornográfica, dentro de ser un tebeo realizado con estilo, sutileza y talento es una obra de, para y con sexo. Y con más realismo del esperable: no es una obra lírica repleta de metáforas, sino un tebeo en el que en cada historia el sexo es la piedra angular e inevitable de la narración. Es explícito y gráfico cuando el autor piensa que es el momento adecuado sin tapujo alguno. No debería escandalizar a nadie en el siglo XXI. Pero tal vez Nacho Casanova tenga suerte y alguien comience a insultarle y a llamarle sátiro, y a deleznar su obra, porque entonces habrá logrado no solo crear un estupendo tebeo, sino también un éxito de ventas.
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