El Primavera Sound sigue creciendo

En el contexto habitual de crisis, las cifras positivas del Primavera Sound, uno de los festivales más multitudinario del panorama musical español, impresionan y dejan ver que la marca está consolidada y atrae cada año a más público. Después de dar a conocer en enero el cartel, donde se dieron a conocer primeras espadas como Blur, Nick Cave, The Postal Service, Rodríguez y The Jesus & Mary Chain, entre otros, ayer se dieron a conocer los detalles de la próxima edición que se celebrará entre el 22 y el 26 de mayo. Las previsiones y los resultados son siempre mejores que los del año anterior. Para los cuatro días del festival que se celebra en el Parque del Fórum se espera conseguir la redonda cifra de 150.000 visitantes, según explicaron los directores del evento, Alberto Guijarro y Pablo Soler,

El aumento del presupuesto en un 7%, hasta los 7,5 millones de euros servirá para “invertir en talento artístico e infraestructura”. Se ampliará el espacio en 21.000 metros superando los 94.000. No es que se pretenda ganar en aforo, “sino en mayor comodidad de las 50.000 personas que van cada día y seguridad”, explicó Soler. Entre las novedades de este año está que el escenario Heineken, uno de los ocho donde se celebrarán los conciertos, que corresponde a la principal marca patrocinadora, que sustituye a otra cervecera, se instalará junto al mar, en la plataforma marítima que Barcelona construyó para instalar el zoo marino, uno de los equipamientos urbanos que han quedado aparcados por los malos tiempos actuales. El impacto económico de todo el festival en la ciudad será, como el año anterior, de 65 millones de euros, similar al que se obtiene con uno de los principales salones de Fira Barcelona.

Los organizadores han previsto, como todos los años, un buen número de actividades gratuitas: desde la jornada inaugural el día 22; los conciertos del programa Primavera als Bars, que llevará 22 bandas a 15 locales de la ciudad, o la Primavera al Parc, en el Parque de la Ciutadella, que el año pasado congregaron a 30.000 personas y en el que está previsto conciertos de bandas como Autumn Comets, The Babies, Bored Spies, Cayucas, Fighter Pillow, KingTuff, Mac DeMarco, Merchandise, entre otras. En el festival se proyectarán documentales, en colaboración con el festival de cine documental musical In-Edit y se podrá ver la exposición This is not a love song en la Virreina Centre de la Imatge, en la que se analizará el cruce de caminos entre la videocreación y la música pop desde los años sesenta hasta la actualidad. Por segundo año consecutivo se celebrará la feria de posters de conciertos Flatstock, la mayor de Europa, que contará con la participación in situ, de 40 artistas.

La nota negativa de la presentación fue el anuncio por parte de Soler de que la versión invernal del festival, el Primavera Club, que se celebraba tanto en Barcelona como en Madrid no se celebrará este año. “Se tomará un descanso para volver con más fuerza y llegando a más ciudades”, aseguró Soler. 

Durante la presentación, en la que estuvieron presentes el alcalde de la ciudad Xavier Trias y el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, se dejó oír la queja de los organizadores y se cuestionó la permanencia del festival. Soler, utilizando un símil futbolístico, aseguró a Trias que: “nosotros jugamos en la Champions y no por la permanencia”. Se refería a que cada año han de negociar con la empresa (municipal) que gestiona el Auditorio del Fórum su utilización y que hace peligrar su uso año tras año y que no les garantizan disponer de las instalaciones hasta seis meses antes de la fecha de uso.

Trias tras asegurar que no dependía del consistorio que dirige, sino de la empresa concesionaria, se comprometió en abordar el tema y mostró su total apoyo al “modelo de éxito y de forma de trabajar que representa el festival. Es muy importante para la ciudad”, remachó. Otras de las quejas de Soler se centraron en reclamar que el IVA vuelva a rebajarse. “Hay artistas que no quieren venir porque no les sale a cuenta”, aseguró. El asunto fue calificado por el consejero Mascarell como de “catástrofe”, pero se excusó asegurando que era un tema que había que negociar con el Ministerio de Hacienda, en Madrid.