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“Los políticos pasan de los temas si no les pones la cara colorá”

Rosario García lucha contra las desigualdades desde el Polígono Sur. Es una de las portavoces de la Coordinadora Andaluza de Barrios Ignorados

Reyes Rincón
Rosario García, portavoz de la Coordinadora Andaluza de Barrios Ignorados, en el Polígono Sur de Sevilla.
Rosario García, portavoz de la Coordinadora Andaluza de Barrios Ignorados, en el Polígono Sur de Sevilla. JULIÁN ROJAS

Tiene 65 años y lleva media vida luchando por mejorar las condiciones de vida del Polígono Sur, el barrio más desfavorecido de Sevilla. Lo hace con gusto, asegura que no quiere vivir mirando cómo otros mueven las cuerdas de la ciudad, pero cuando en los primeros años de la democracia imaginaba cómo sería el trato de administradores y administrados se esperaba otra cosa. “Yo no quiero estar en mi casa viendo la televisión. Quiero participar, pero de otra manera. Es muy triste tener que estar siempre en la calle luchando para que la Administración funcione”, advierte.

Rosario García preside la Plataforma Nosotros También Somos Sevilla. El nombre ya lo dice todo. Bajo él se unieron en 1997 decenas de vecinos del Polígono Sur cansados de sentirse extras de un decorado que los políticos solo pisan cuando se acercan las elecciones. Pero ellos no son los únicos. En casi todas las ciudades hay barrios cuyos vecinos se sienten ciudadanos de segunda. Si en tiempos de recortes hasta en los vecindarios más nobles cuesta que la Administración arregle una acera, en los suyos es una odisea.

Zonas como el Polígono Sur de Sevilla; Guadalquivir, Las Palmeras o Las Moreras de Córdoba; la zona norte de Granada; o el Polígono del Valle, en Jaén. Ellos se definen como el “cuarto trastero” de las Administraciones. “Igual que en tu casa tienes el lavadero, donde metes lo que no quieres que se vea, en las ciudades hay zonas donde las Administraciones meten lo que quieren esconder. Esos son nuestros barrios”, cuenta García, que además de presidir la plataforma de Sevilla es una de las portavoces de la Coordinadora Andaluza de Barrios Ignorados. Otro nombre crudo y elocuente.

La coordinadora nació en 2009 por iniciativa de un grupo de vecinos de la zona norte de Granada que invitó a una reunión a asociaciones de otros barrios andaluces en los que nunca pastaron las vacas gordas. Como imaginaban, les unían muchas cosas: su preocupación por la pobreza, por la exclusión social, por el deterioro urbano, por la desconexión con el resto de la ciudad. Decidieron trabajar juntos, organizar reuniones periódicas en Antequera (Málaga) y crear la coordinadora. En las últimas jornadas conjuntas, en las que reflexionaron sobre el empobrecimiento de sus barrios, presentaron el documento Que sea delito dejar a una familia sin recursos. “Se habla mucho de vecinos que no pagan el piso o la comunidad, pero nunca nos hemos parado a ver por qué no pagan”, advierte la portavoz. “Algunos es porque tienen muy poca vergüenza. Ahí debe actuar la justicia. Pero otras veces es porque no pueden, porque no tienen un trabajo e incluso porque hay gente que es imposible que accedan a un trabajo. Se han dejado tanto que no se sienten personas, les da lo mismo una cosa que otra”, lamenta García. Ante estos casos, ella insiste en que la solución no es la caridad. “Se les puede dar un bollo si no tienen qué comer. Pero lo que hay que intentar es que sepan ganarse el bollo”.

La presidenta de Nosotros También Somos Sevilla llegó al Polígono Sur hace 30 años. Nacida en el barrio de la Macarena pero criada en Triana, siempre estuvo más cerca de la militancia social que de la política, aunque trabajó para el Partido del Trabajado de España (PTE) de Eladio García Castro, que le destinó a Badajoz. Allí vivió los dos últimos años del franquismo. “Tuve suerte y no estuve en la cárcel”, cuenta.

Al Polígono Sur llegó en 1982. Su primera batalla fue, de la mano de la asociación de padres del colegio de sus hijos, exigir que se hiciera un centro escolar en el barrio para evitar que los niños tuvieran que cruzar cuatro veces al día la carretera de Utrera. Lo consiguieron, aunque ya de aquella refriega extrajo una conclusión que, a su pesar, no ha cambiado desde entonces: “A los políticos, como no le pongas la cara colorá, pasan de los temas”.

Así que ella, desde la asociación sevillana y desde la coordinadora andaluza, asegura no tener ya reparos en sacarle los colores a los gobernantes cuando desoyen las peticiones de los vecinos o incumplen sus propias promesas. “Yo antes me cortaba, pero ya, con la edad que tengo, no”, asegura. Esa inercia que García le reprocha a las Administraciones de actuar solo cuando hay una protesta o un problema evidente es como empezar la casa por el tejado. Por eso, desde la coordinadora andaluza insisten en que la lucha contra la exclusión empieza en el ámbito educativo. “Los niños entran al colegio con tres años y salen con 16. Tenemos 13 años para trabajar con ellos y sus familias, pero no los estamos aprovechando”, advierte. Y, mientras esto no cambie, gran parte del esfuerzo que se haga en estos barrios para mejorar el mobiliario urbano o los servicios públicos se queda en nada. “Hay que reconocer que hay cosas que se hacen. Por ejemplo, Lipasam (la empresa de limpieza de Sevilla), limpia. Pero como luego las Administraciones no han hecho el trabajo desde abajo con las personas, a los dos minutos vuelve a haber suciedad. Ves al barrendero con la escoba y, dos metros más allá, a alguien tirando un papel al suelo”.

Aunque los años de bonanza pasaron de largo por los barrios como el suyo, la crisis no por ello se nota menos, asegura la portavoz vecinal. “A los necesitados de siempre se les unen los que antes tenían un medio de vida”, lamenta la mujer, que advierte que los recortes, además, se han convertido en la excusa a la que se aferran las Administraciones para no atender las demandas de los vecinos: “La coletilla es: ‘Si les entendemos, pero ahora no podemos porque no hay dinero’. Eso a nosotros no nos vale. Cuando había dinero tampoco lo hacían”.

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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