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MANUEL CRUZ, catedrático de Filosofía Contemporánea de la UAB

“Trias vive de las rentas de Hereu”

Cruz sostiene que Xavier Trias vive lánguidamente de la dinámica que le legó Jordi Hereu

Àngels Piñol
Manuel Cruz, la semana pasada, en Barcelona.
Manuel Cruz, la semana pasada, en Barcelona.Gianluca Battista

Manuel Cruz, catedrático de Filosofía Contemporánea de la Universidad de Barcelona. Fue destituido por el Gobierno de Xavier Trias en octubre de 2011 como director de la revista municipal Barcelona METROPOLIS. Acaba de publicar el libro Escritos sobre la ciudad (y alrededores), que recoge sus editoriales en esa publicación y otros artículos. Invitado por Carles Martí, líder del PSC de Barcelona, Cruz dictó el 26 de febrero una charla inscrita en la convención que abren hoy los socialistas barceloneses para debatir el futuro de su partido y abrirlo a la ciudadanía.

Pregunta. Usted dijo tras presentarle Martí: 'Si tu me dices ven, lo dejo todo'. ¿Era un guiño o quiere dedicarse a la política?

“Sería el colmo que se rehabilite ahora el plan de reformar la Diagonal”

Respuesta. ¡No! ¡En ningún caso entra en mis cálculos! Pero conozco a Martí: fue estudiante mío y me propuso dirigir la revista.

P. En la charla, apenas profundizó en ese episodio ¿Por qué?

R. No era el momento y si no se explica bien puede parecer que se actúa con resentimiento. Y no es así. Es inobjetable que un nuevo gobierno quiera cambiar la orientación de una revista. Lo asumo sin la menor queja. Lo relevante es que hubo censura ideológica. La revista salía en diciembre y estaba cerrada antes del verano. Y se me destituye en octubre. La mantuvieron menos el dossier sobre las nuevas formas de familia en el que colaboraron antropólogos de prestigio internacional. Lo suplieron por otro improvisado sobre telefonía móvil. No tengo pruebas pero alguien me dijo que Unió no iba a pasar por ello.

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“Se ha producido un desplazamiento del modelo Barcelona a la marca Barcelona

P. Martí habla de reconstruir el PSC. Como filósofo progresista ¿Tan perdido lo ve?

R. La izquierda está en un momento de confusión y perplejidad que se extiende a toda la política. Se podría hacer un paralelismo de cómo CiU accede a la alcaldía y Rajoy al Gobierno: es más por el desgaste del equipo anterior que por su propia propuesta.

P. ¿Cuál cree que es el modelo de ciudad de Xavier Trias?

R. No sé cuál es su proyecto ni su mensaje ni su modelo. Me pasa a mí y creo que a muchos vecinos. Lo mejor y peor que se puede decir de Trias es que vive de las rentas y de la herencia de Hereu. Es una paradoja divertida: no puede criticarla porque vive de ella.

No se cuál es el proyecto  del alcalde y creo que muchos vecinos tampoco

P. ¿Cree, como la oposición, que a Trias le falta liderazgo?

R. Vive lánguidamente de la dinámica de Hereu. No hay alternativa. Incluso ahora acaba de anunciar que quiere reformar la Diagonal. Sería el colmo que se rehabilitara lo que hizo caer al anterior gobierno. Le pregunté una vez a una edil de CiU la diferencia entre una Barcelona socialista y una Barcelona nacionalista. Me dijo riendo: 'Me gustaría saberlo'.

P. ¿Hacia dónde cree usted entonces que va Barcelona?

R. Hay un desplazamiento del modelo Barcelona a la marca Barcelona. No quiere decir que la ciudad se ponga en venta sino que lo público pase a ser gestionado con criterios de lo privado: eficiencia, rentabilidad o competencia. La lógica es que Barcelona debe ser competitiva para atraer turistas. Eso es entrar en la lógica de los mercados y que el bienestar vecinal no esté en primer plano. El modelo Barcelona fue una gran inversión en piedra, en infraestructuras colectivas que beneficiaron a todo el mundo. Tras el fracaso del Fòrum, se planteó que era el momento del bienestar. Al menos ese era el discurso. Ahora es el de la marca Barcelona.

P. ¿No era más la idea de la Barcelona del conocimiento?

R. Era una apuesta estratégica de futuro que habría que que ver hasta qué punto ha funcionado: balancear la realidad de Barcelona, convertida en plaza turística, con el polo del conocimiento.

P. Pero el Gobierno socialista ¿no basculó hacia el turismo?

R. Sí. Los vecinos quedaron un poco relegados y asumieron cierta invisibilidad, como los extras de un parque temático, porque lo tenían todo resuelto. Y hubo cierto nacionalismo urbano o narcisismo. Un poco como ocurre con los sevillanos con Sevilla, que halagan a su ciudad como a una mujer. Los barceloneses recuperaron el orgullo de serlo. Y eso hizo que la mutación turística fuera bien recibida. Era un tipo de política con cierta base social. La crisis lo ha cambiado.

P. Barcelona ha crecido a golpes de dos Exposiciones Universales, de los Juegos, del Fòrum...¿Es un déficit evolucionar solo así?

R. Es curioso: la sociedad barcelonesa es muy narcisista y durante décadas se jactó de que el poder era cosa de Madrid. Pero Barcelona se ha hecho así. Quizá la sociedad civil o burguesía no ha sido tan activa si ha necesitado una y otra vez dinero publico para regenerar la ciudad.

P. ¿Por qué cree que Barcelona no intuyó el error del Fòrum?

R. Fue un gran error político. Veníamos de los Juegos y fue una apuesta. Las cosas se ven tiempo después. Y ahora coquetea con otro gran evento: los Juegos de Invierno que propuso Hereu. Trias no lo ha metido en un cajón. No sabe si ilusionarán. No lo digo con desdén: nadie en el 92 previó las grandes oleadas migratorias. Y ahora hay gente que se va. Exagero pero ¿y si en cinco años hay barrios con fincas vacías? Vivir en una ciudad es apasionante, pero su gobierno es complicado: su equilibrio frágil y se puede romper.

P. CiU quiere poner el acento en que Barcelona ejerza de capital de Cataluña. ¿Lo comparte?

R. Es que Barcelona ya era su capital. Barcelona es lo que es: heterogénea, plural, conflictiva. No todos comparten las mismas raíces. Es un espacio en tensión. Han intentado poner Barcelona al servicio de un proyecto global que debe representar. Madrid no tiene por qué representar a gallegos o andaluces. Madrid es Madrid como Barcelona es Barcelona. Lo que intentan es supeditarla al servicio de otro proyecto. Y eso es inviable. ¿Cataluña es Cornellà? ¿Santa Coloma? ¿Qué Cataluña? ¿O es una extrapolación de la Cataluña profunda?

P. ¿Cuál es su horizonte ideal?

R. Hay que devolver la ciudad a los vecinos en todo su esplendor. Tengo una imagen guardada: el día en que se cortó el tráfico en el paseo de Gràcia y los ciudadanos lo ocuparon. Fue una gran fiesta. Era casi como liberarse del miedo y no mirar atrás. La metáfora de que la ciudad puede ser un lugar en el que ser felices.

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