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La Defensora pide restringir el tráfico en Madrid si se prevé contaminación

Sugiere rebajar el umbral a partir del cual se negaría la entrada a los coches

Elena G. Sevillano

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha pedido al Ayuntamiento de Madrid que restrinja el tráfico en la capital cuando se prevean episodios de alta contaminación. La institución sugiere en su informe de 2012 que Madrid reduzca su tráfico rodado “con el fin de limitar los episodios de alta contaminación de dióxido de nitrógeno (NO2) que se dan en la ciudad bajo ciertas condiciones meteorológicas”.

En concreto, la Defensora aconseja a Madrid que adopte “con carácter excepcional y provisional” medidas actualmente previstas para las superaciones del umbral de alerta, como restringir el tráfico, en el momento en que se prevea que se va a alcanzar el nivel de preaviso de concentración de NO2, es decir, un umbral mucho más bajo.

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Pese a haber sufrido episodios de boina muy persistentes, Madrid nunca ha alcanzado el umbral de alerta. El protocolo que tiene la capital señala que ese umbral se supera cuando se rebasan los 400 microgramos por metro cúbico de NO2 durante dos horas consecutivas en todas las estaciones de una zona. Es altamente improbable que un escenario así llegue a producirse, puesto que en cada zona hay estaciones que miden tráfico y otras de fondo, es decir, alejadas de los tubos de escape.

A finales de octubre de 2010 la capital sufrió niveles altísimos de contaminación. En puntos como Méndez Álvaro llegaron a registrarse 367 microgramos de NO2. Se dispararon varias veces los umbrales de aviso (cuando dos estaciones de la misma zona superan los 250 microgramos al menos dos horas consecutivas) a la población, pero nunca los de alerta.

La Defensora del Pueblo sugiere en su informe “que el Ayuntamiento de Madrid adopte, con carácter excepcional y provisional, durante estos episodios y a partir del momento en que prevé que va a alcanzarse el nivel de preaviso de concentración de NO2, las medidas de restricción de tráfico, velocidad y aparcamiento privado de vehículos a motor previstas para el umbral de alerta”. La institución considera que, aunque el Ayuntamiento no le ha contestado, la sugerencia “estaría siendo tenida en consideración”.

La situación de las estaciones de medición de la contaminación también preocupa a la Defensora del Pueblo, que recuerda al Ayuntamiento de Madrid que “deben estar emplazadas de modo que podamos disponer de un diagnóstico correcto de la calidad del aire”. Por ello, continúa, “ha de haber necesariamente estaciones en las zonas más contaminadas, para así conocer la contaminación del aire que en las peores condiciones padece la ciudad de Madrid y sus habitantes”. La institución termina el apartado sobre calidad del aire diciendo que “cabe recomendar al Ayuntamiento que supervise continuamente la distribución de estaciones”.

Madrid cambió su red de medición de calidad del aire en enero de 2010. El año anterior, 2009, había registrado una media de 54 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno, cuando el límite máximo permitido por la Unión Europea era de 42. El Ayuntamiento eliminó algunas estaciones, añadió otras y cambió de sitio otras más. Desaparecieron, casualmente, las situadas en las zonas más contaminadas de la capital, lo que permitió que en 2010 se rebajara mucho la media de NO2, aunque Madrid siguió incumpliendo las directrices de calidad del aire que marca Bruselas. El Ayuntamiento está pendiente de la respuesta de la Comisión Europea a su petición de prórroga por incumplir la legislación. De no conseguirla, España se enfrenta a sanciones.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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