Los recortes de Fomento fuerzan a tres constructoras a parar obras del AVE
Las constructoras se plantan y deciden retirar las máquinas en el tramo Lemoa-Galdakao Adif ofrece tres millones para este año, lo que equivale a un mes de trabajo
El drástico tijeretazo que el Ministerio de Fomento ha aplicado este año a las inversiones para el AVE vasco ya empieza a tener consecuencias. La Unión Temporal de Empresas (UTE) que construye el tramo Lemoa-Galdakao (5,4 kilómetros) ha decidido parar las obras tras conocer que Adif (el gestor público de infraestructuras ferroviarias, dependiente del ministerio de Ana Pastor) reduce a la mínima expresión la asignación económica que le ha adjudicado este año.
Rematar esa obra cuesta casi 30 millones de euros y Adif solo ha dispuesto para este ejercicio tres millones. “Desmantelamos los equipos y nos vamos”, afirma un representante de la UTE. Supone un contratiempo más en la larga secuencia de dificultades que han ido jalonando la construcción de la Y vasca.
Ortiz Construcciones y Proyectos, Construcciones Murias y Enrique Otaduy, las tres adjudicatarias de la plataforma Lemoa-Galdakao, acordaron anteayer “suspender temporalmente la obra” hasta que Adif “habilite más presupuesto” para la misma. La decisión se produce después de que el gestor ferroviario les comunicase el pasado 29 de enero —la víspera de la reunión del lehendakari, Iñigo Urkullu, en La Moncloa con el presidente Mariano Rajoy— que “la disponibilidad presupuestaria para este año” es de solo los citados tres millones de euros para el referido contrato. En la misma notificación se asignan cinco millones para el tramo Durango-Amorebieta, en manos de otra UTE.
El estado de la 'Y'
El Ministerio de Fomento, encargado de gestionar la construcción del ramal Vitoria-Bilbao del AVE vasco, ya ha acabado dos tramos (Abadiño-Durango y Arrazua-Legutiano), que suman 8,7 kilómetros, y tiene otros 12 en ejecución. Asegura haber destinado 922 millones (el 35% del total) y licitado segmentos por otros 1.230 millones. Tiene pendientes de licitar el Atxondo-Abadiño (6,6 kilómetros) y el Elorrio-Elorrio (2,9), ambos a la espera del visto bueno del Consejo de Ministros.
También están paralizados tres de los tramos del intercambiador de Bergara, en el centro neurálgico de la Y vasca.
Por su parte, el Gobierno vasco, que se ocupa del ramal guipuzcoano a través de su gestor Euskal Trenbide Sarea (ETS), ha terminado las obras en Beasain Este y Ordizia-Itsasondo, que totalizan cinco kilómetros, espera culminar esta primavera el Beasain Oeste (1,8) y a lo largo de 2013 acabará los de Legorreta (3,5) y Tolosa (3,8). También falta por concretar cómo se harán los accesos a las tres capitales.
Ambos Gobiernos ya descartan que la red ferroviaria de velocidad alta esté funcionando en 2016, como se había manejado, y ahora fijan su inauguración en 2018.
La escasez de fondos para estos tramos es la consecuencia de la decisión de Fomento de recortar en un 38,5% la inversión en el AVE vasco en 2013. Los Presupuestos Generales del Estado consignan 193 millones para el proyecto, frente a los 314 millones de 2012, pese a que Fomento insiste en la prioridad que da a la alata velocidad en Euskadi.
Ante la “gravedad de la situación”, aseguran las compañías, sus responsables celebraron un comité de gerencia de la UTE, en el que se determinó paralizar los trabajos en la sección Lemoa-Galdakao, cuya adjudicación ascendió en su día a 69 millones.
También acordaron solicitar a Adif una reunión con Luis María Pérez Fabregat, director general de Proyectos y Obras de Alta Velocidad. Quieren comunicarle personalmente su disconformidad con el recorte inversor y, a la vez, reclamarle un aumento de la anualidad económica. “En su defecto, la obra se tendrá que parar ante la escasez presupuestaria”, según figura en el acuerdo adoptado por la UTE.
Un representante de las constructoras asegura que los tres millones que dispone Adif “equivalen a la producción de un mes”. “Así no se puede seguir. Si Adif no lo remedia, la decisión supone un parón efectivo” en las obras, sentencia. Antes de retirar la maquinaria, las compañías van a rematar algunas obras menores ya en curso. No descartan incluso solicitar la rescisión del contrato y reclamar una indemnización por daños y perjuicios.
El plante de las empresas supone un revés para Fomento. La ministra Ana Pastor transmitió a su homóloga vasca, la consejera Ana Oregi, la voluntad del Gobierno central de “mantener el ritmo de los trabajos” en la Y vasca porque se trata de un “proyecto prioritario”.
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