La cola del hambre de Canaletes
Los lunes, martes y miércoles el colectivo reparte comida caliente a 100 personas
La escena se repite tres días a la semana en Canaletes. Un grupo reparte comida “caliente” a las nueve de la noche. Ayer había arroz, pollo y legumbres. Lo acompañaron con un bocadillo de carne y mandarinas. Les esperaban 100 personas. Muchos sin techo, pero también gente que alquila habitaciones y carece de dinero para alimentarse. “Sin ellos hoy no habría comido”, decía Manuel. “Además te escuchan”, añadía Amparo, jubilada de 66 años, que cobra 350 euros de pensión y se deja la mitad en ortopedia.
Este colectivo de gente comprometida, algunos de ellos en trámites para crear una ONG, tiene dos objetivos: “Alimentar a los que tienen hambre y darles artículos de primera necesidad”. Su lema, NO + FAM, será el nombre de la asociación. “Servirá para tener más infraestructura y dar un servicio completo. Lo básico es llenar el estómago, pero también dar cariño y comprensión”, contaba Francesco, de 68 años. Javi, que acude casi cada día, asentía: “Un plato caliente se hiela con una mirada fría”.
De momento, se apañan como pueden. Con los 10 euros que cada socio da al mes compran tuppers, cubiertos y servilletas. Mientras unos recorren restaurantes y tiendas a la caza de alimentos, otros cocinan en casa o en la escuela donde trabajan. Los terceros buscan socios, porque quieren ampliar los días y las zonas de reparto. Como la estación de Sants, adónde van cuando les sobra en la rambla. Por ahora, la cita es cada lunes, martes y miércoles en Canaletes “llueva, nieve o caiga en Navidad, porque no se juega con el hambre ni la esperanza de la gente”.
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