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Vila tiende puentes con Fomento para evitar la “dinámica del agravio”

Confía en que el ministerio impulse cambios en la N-II y apuesta por firmar el contrato con Renfe El consejero de Territorio obvia referencias a la Línea 9 en su primera intervención parlamentaria

Dani Cordero
Santi Vila, consejero de Política Territorial
Santi Vila, consejero de Política TerritorialJOAN SÁNCHEZ

Santi Vila está dispuesto a cambiar la política de enfrentamiento con el Ministerio de Fomento que caracterizó a Lluís Recoder para intentar recomponer los puentes rotos con Madrid. “Pragmatismo todo e idealismo también” ha señalado esta mañana en su presentación en el Parlament como nuevo consejero de Territorio, donde ha indicado: "no podemos quedar atrapados en la dinámica del agravio” que acabó caracterizando los discursos de su predecesor. Como muestra de confianza, Vila ha señalado que da ocho semanas para que el Ministerio de Fomento cumpla con su compromiso y prohíba la circulación de camiones por la N-II. Antes será necesario un acuerdo con Abertis, que explota la autopista AP-7, por donde tendrán que pasar los camiones.

Los posibles acuerdos en torno a la N-II será la prueba de fuego que marcará el futuro de las relaciones Territorio-Fomento. Vila, a falta de poder presentar proyectos propios, ha apuntado hoy que la nueva sintonía existente entre ambos gobiernos tiene otra derivada: Fomento cuenta con una partida para estudiar la viabilidad económica del desdoblamiento de la N-II a su paso por Girona, uno de los puntos negros del mapa viario catalán.

Cataluña también cederá. Ese cambio de posición se podrá vislumbrar en la convulsa relación que hasta ahora Recoder había mantenido por Renfe, con la que la Generalitat ha mantenido continuos enfrentamientos por el déficit de inversiones y las incidencias en el servicio. Recoder se había negado a firmar el contrato-programa que financia la red de Cercanías de Cataluña hasta que no obtuviera un compromiso sobre las inversiones pendientes. Vila ha asegurado hoy que está en disposición de suscribir el acuerdo poniendo sobre la mesa unas condiciones más asumibles por parte de Fomento: que la Generalitat decida cuáles han de ser las prioridades de inversión.

El acercamiento de Vila al Gobierno central contrasta con el alejamiento que ha mostrado hacia los proyectos iniciados por el Tripartito. Ha empezado por obviarlos. En su primera intervención no ha hecho mención ni a la línea 9 del metro, el mayor proyecto de infraestructuras de la Generalitat --paralizado en el grueso de su proyecto--, ni al carril Bus-Vao entre Ripollet y Barcelona, que costó 82 millones de euros y desde su estreno en octubre pasado mantiene un tráfico medio de menos de 2.000 vehículos. Es a causa de ese fracaso que la Generalitat cambiará en poco más un mes su reglamento de uso y habilitará el paso de todos aquellos vehículos que lleven más de una persona, cuando hasta ahora eran de tres. Vila ha asegurado que el carril Bus-VAO se diseñó y construyó desde la “ideología”.

Ante la incapacidad de realizar grandes inversiones por la falta de recursos públicos, Vila ha señalado que su departamento consejería marcará un ritmo de legislatura centrado en políticas de vivienda y de movilidad. Ha sido claro respecto a la primera, basada en vivienda protegida de alquiler y las ayudas a los desahuciados. Pero su claridad se ha perdido cuando se ha referido al futuro del transporte público, del que ha denunciado que en el área metropolitana de Barcelona cierra cada año con un déficit de entre 30 millones y 35 millones de euros, un desequilibrio que “no se puede aguantar cada año”. Y en ese contexto, el consejero ha afirmado que ni las administraciones pueden volcar más recursos ni se pueden subir de nuevo las tarifas, ya que provocarían una caída de usuarios (que ya se produjo el año pasado). Preguntado por la cuestión, ha señalado que “solo tenemos recorrido para ser más eficientes y optimizar el servicio”, lo que ha sonado a otro recorte.

Otro de los puntos sobre los que ha pasado de puntillas Vila ha sido el de las privatizaciones de Aguas Ter-Llobregat (ATLL) y de los túneles de peaje Tabasa y Cadí. "Es totalmente traumático. No lo hemos hecho de buena gana, sino por fuerza", ha asegurado, tal y como ya había manifestado su predecesor, Lluís Recoder

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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