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La burbuja deportiva de Petrov

Las inyecciones de dinero aportadas en concepto de patrocinio revitalizaron a los clubes de fútbol y hockey de Lloret, además de a su entorno

Jordi Quixano
Crespo, en el nuevo campo de fútbol.
Crespo, en el nuevo campo de fútbol.PERE DURAN

Nadie le vio en tres años. Ni en el estadio de fútbol; ni en el pabellón de hockey. Pero Andréi Petrov, presunto mafioso ruso imputado de falsedad documental, blanqueo de capitales y delitos contra Hacienda, se hizo notar de lo lindo con sus generosos cheques en concepto de patrocinio del primer equipo del Club de Fútbol y del Club de Hockey de Lloret. También costeó a medias con el Ayuntamiento de Lloret un edificio anexo al campo de fútbol. Y ambas entidades deportivas resultaron tan efervescentes con las sucesivas inyecciones de dinero —270.000 euros; de 2006 a 2009 en el balompié con 30.000 euros anuales; y de 2007 a 2010 en el club de patines con 60.000— como resquebrajadas con la supresión de las mismas. Una burbuja deportiva que ahora ha explotado ferozmente, sobre todo porque los dos presidentes de los clubes acumulan cargos, además de un ramillete de personas colaterales, como el exalcalde de Lloret y diputado de CiU, Xavier Crespo —casualmente también expresidente del club de hockey de 1999 a 2003—, la arquitecta Pilar Gimeno... Y como Josep Valls, primer teniente de alcalde de Lloret y dirigente del club de fútbol (imputado por prevaricación y cohecho), y Joan Perarnau, homónimo en el hockey, que se queda en cohecho. “Es una sorpresa, un mazazo”, expresan todos los interrogados relacionados con el deporte, como si fuera una coletilla.

►Club de Fútbol Lloret. La burbuja se infló en 2006, justo en el momento en que Petrov decidió patrocinar exclusivamente la camiseta del primer equipo del club —en las elásticas salía estampado DDC, la empresa del ruso, Development Diagnostic Company—, que tiene 21 plantillas: 12 de fútbol grande (dos femeninos); y nueve de fútbol siete. Eran días de vino y rosas, gracias a los 30.000 euros anuales de Petrov, los 18.000 del Ayuntamiento y la cuota de 400 euros que pagan todos los niños por la temporada. Por esas fechas, sin embargo, los equipos debían darse un pequeño paseo para ir al vestuario, fuera del campo. Pero eso ya no ocurre. Ahora hay un edificio de seis vestuarios, otro para el colegiado, además de un gimnasio y un bar. “Fue una obra pagada por el Ayuntamiento y por Petrov al 50%”, desvelan desde el segundo eslabón de la cúpula del Lloret, puesto que solo tres de los ocho directivos —estos rehúyen a hacer declaraciones, como explicaron educadamente a EL PAÍS— tienen mando para tomar decisiones, los mismos tres que estaban por aquella época, siempre con la aquiescencia del presidente Josep Valls.

“En el campo hay un edificio de vestuarios pagado entre el ayuntamiento y Petrov”

El dinero de Petrov alimentó al club, hasta el punto de que ese primer año el equipo ascendió a Regional Preferente. Ello fue posible gracias a los sueldos y fichajes. “Ahora, los mejores pagados del equipo, que son los veteranos, cobran 150 euros; antes, había unos cuantos que alcanzaban los 600”, revelan desde el club; “del mismo modo, mientras que en esa época se fichó a futbolistas con cierto nombre que venían de lejos, ahora solo hay jugadores de la cantera y el que viene de más lejos es de Vidreres [a 25 kilómetros de Lloret]”.

Un poco más reticente es Héctor Hermoso, capitán del equipo por entonces: “Aunque notábamos las ayudas de fuera, tampoco es que fueran jugadores brutales”. Pero amplía: “El problema llegó cuando se retiró el patrocinador”.

La marcha atrás de Petrov fue un mazazo para el club. En la temporada 2008-09, la primera sin ese sobresueldo, el equipo —aunque llevaron la misma camiseta con DDC por la falta de dinero—, descendió. “Ya empezó mal la cosa”, relata Jaume Bosch, entonces técnico del equipo y ahora coordinador del fútbol base; “porque me dijeron que no había dinero. Luego, se marcharon los jugadores importantes, se bajó el sueldo… fue un palo importante”. Para su fortuna, el club, deportivamente, se repuso con un nuevo ascenso. Pero eso no ocurrió en lo económico. “No tenemos patrocinador para el primer equipo. Solo los 300 euros que ponen las empresas que alquilan un cartel publicitario del campo y, por fortuna, Burger King esponsoriza al fútbol base”, explican desde el club. Todo un revuelo en tres años que solo tienen una cosa en común. “Nunca vi a Petrov”, explican Bosch, Hermoso y el entorno.

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► Club de Hockey de Lloret. Del mismo modo que en el fútbol, los ingresos de Petrov impulsaron al club de hockey, que cuenta con 14 plantillas. Sobre todo porque el equipo ascendió a la OK Liga (Primera División) y porque pasó por sus mejores años. “Llegamos dos veces a la final a ocho de la Copa y otras dos a la Final Four de la Copa CERS (segunda competición continental)”, señala Jordi Rodríguez, integrante todavía del equipo. “Y un curso”, interviene el portero Ferran Serra; “perdimos la final de Copa con un gol de oro”.

Aunque desde el seno del club, aseguran que ese dinero no se notó en los salarios ni primas, quizá porque la gestión de una entidad así es bien cara. “Los desplazamientos por Europa, además de a Tenerife, Alcoy y A Coruña, los hacíamos en autobús”, cuenta Rodríguez. Pero el conjunto iba como un tiro. “No por los ingresos; un año quedamos quintos y fuimos la revelación. Eso indicaba que no había estrellas, solo un buen equipo”, subraya Serra.

Pero, como en el fútbol, el club acusó la retirada del patrocinio a mitad de 2010. Así lo aclaró la entidad en un comunicado y ante la presunta vinculación con la mafia rusa. “Los cobros de este patrocinio se recibieron mediante cheques y no era un blanqueo de dinero. Cuando DDC se desdijo de su compromiso, dejó al club en una situación delicada”. “Cobrábamos al día hasta que se marchó el esponsor”, revela Serra; “pero eso no es una excusa para que descendiéramos. Era el mismo equipo que acabó quinto el año anterior”.

Por más que aportara dinero, nadie vio al ruso en el campo ni en el pabellón

En un club donde los jugadores no notaron las gratificaciones económicas de Petrov, sí que palidecieron con el corte del suministro. “Pero como todas las entidades desde que se dio la crisis”, argumenta Rodríguez. “Todo ha ido de capa caída en el deporte en general”, subraya Serra. Unos recortes más que intuidos.

Aunque nadie se esperaba que esposaran al presidente Perarnau. “Es una persona con unos valores muy dignos. Aquí hay indignación y rabia”, expresa Rodríguez. “No le damos ningún valor ni credibilidad. Dan ganan de llorar porque es injusto y el hombre está destrozado”, amplía Serra. “El problema es que el daño al club y al hockey en general ya está hecho”, remata Rodríguez. Un daño originado por el patrocinio de Petrov. Persona a la que tampoco se vio jamás por el pabellón.

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