¿Quién es catalán?

“Ciutadans i ciutadanes de Catalunya: tothom que ve a millorar Catalunya és Català...” (Ciudadanos y ciudadanas de Catalunya: todas las personas que vienen a mejorar Catalunya son catalanas...). Estas palabras de Salvador Illa en el mensaje institucional de la Diada eran toda una declaración de intenciones. En el mensaje del president Illa se quiso que la cuestión migratoria tuviera un protagonismo destacado. Se dirigió a la ciudadanía con solemnidad, emulando la apelación de Josep Tarradellas tras la vuelta del exilio (Ciutadans de Catalunya: ja soc aquí! ¡Ciudadanos de Catalunya: ya estoy aquí!), e incluyendo ahora también a las ciudadanas, planteó una rápida definición de qué persona es catalana. Illa ha decidido vincular su presidencia, por ahora, a algunas ideas que asocia a Tarradellas como son la concordia, un catalanismo integrador...

Las palabras de Salvador Illa deben ser vistas como un intento de superar exclusiones identitarias y racistas que desde hace tiempo estamos viviendo y que en esta Diada han vuelto a tener protagonismo. Este planteamiento que hace el president de la Generalitat enlaza, con aquel histórico “És català qui viu i treballa a Catalunya” (“Es catalán quien vive y trabaja en Catalunya”) que surgió des del PSUC, des de l’Assemblea de Catalunya y que fue asumido por Jordi Pujol. Una definición que reivindicaba la condición de catalanas para todas aquellas personas que habían llegado a Catalunya en el proceso migratorio vivido a partir de los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Muchas llegaron huyendo de lo que significaba la represión del franquismo y nacía una nueva Catalunya que quería superar la dictadura. La película El 47, de Marcel Barrena, que se acaba de estrenar, es una buena muestra de ello.

Frente a un nacionalismo catalán, el de Pujol, de raíz germánica, herderiana por Johann Gottfried Herder, que reivindicaba la identidad, la patria, desde la lengua y otras cuestiones de naturaleza étnica surgía una construcción nacional diferente. Una perspectiva más atenta al conjunto de la población que habitaba este territorio y que uniría la nueva lengua, las nuevas tradiciones y costumbres, a las suyas. A Pujol, el PSUC y otros sectores le alejaban de Herder para construir el país prescindiendo de elementos identitarios originarios excluyentes. La condición de personas que viven o trabajan en un determinado lugar debería evitar la exclusión vinculada al nacimiento, a la lengua materna o a otros elementos que no puedes elegir. Lo importante debería ser la voluntad de querer ser. Algo que enlazaba con otro clásico del pensamiento nacionalista, Ernest Renan, a quien también leía Pujol.

Hoy, en tiempos de crecimiento de las posiciones de extrema derecha, para continuar pensando sobre identidades y patrias, escuchando a Salvador Illa, deberíamos preguntarnos qué significa “venir a mejora Catalunya”. Es posible que no concuerden las maneras de entender el “mejorar” y se continue excluyendo. Hoy, aprovechando el centenario de Joan Salvat-Papasseit, convendría leerle y sobre esta cuestión recordar sus palabras: “Nuestra patria está allí donde un hombre no imponga nada a otro hombre; aún no ha existido nunca nuestra patria...”

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