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INFRAESTRUCTURAS

El País Vasco francés se moviliza contra el proyecto de puerto exterior de Pasaia

Cargos públicos, colectivos de ecologistas y la industria del surf lo tachan de “faraónico” y "herejía" medioambiental

Mikel Ormazabal
Fotomontaje del puerto exterior de Pasaia junto al monte Jaizkibel.
Fotomontaje del puerto exterior de Pasaia junto al monte Jaizkibel.

Si el proyecto para construir el puerto exterior de Pasaia había comenzado a perder valedores en Euskadi, desde el País Vasco francés se suma ahora otra marea de detractores que observan dicha infraestructura como “una herejía medioambiental, social y económica”. Concejales y alcaldes de municipios vascofranceses, numerosos grupos medioambientales, asociaciones vinculadas con la naturaleza, el sector de la pesca y toda la industria que rodea al mundo del surf han presentado alegaciones en contra de la ejecución de la dársena durante el periodo de consultas abierto al otro lado de la frontera.

Las autoridades de Francia, a través de la Subprefectura de Bayona y la Embajada en Madrid, activaron a mediados del año pasado la vía diplomática para exigir al Gobierno español la apertura en aquel país de un proceso de consulta ciudadana, como exigen las directivas europeas cuando se trata de un proyecto de carácter transfronterizo. Una vez aceptado este requerimiento oficial, el Plan Director de Infraestructuras del Puerto de Pasaia ha permanecido expuesto al público en el Departamento de los Pirineos Atlánticos y abierto a recibir alegaciones durante un mes, plazo que finaliza el próximo lunes.

A falta de hacer el último recuento —también se recibirán alegaciones por correo certificado—, varios cargos públicos franceses “de diferentes partidos políticos”, medio centenar de colectivos ecologistas, entre otros, han suscrito sendas declaraciones contrarias a la dársena exterior de Pasaia, asegura Maryvonne Gervaise, de la asociación Acción Ciudadana Medioambiental (ACE, en sus siglas en francés), que ha coordinado la acción contra el proyecto portuario.

La oposición a lo que denominan “súper puerto” de Pasaia y tachan como un plan “faraónico”, se basa en los perjuicios naturales, sociales y económicos que ocasionaría su construcción “a solo 10 kilómetros de Hendaya”. Alegan que “los fondos marinos van a quedar profundamente alterados” con la futura dársena y las aguas aumentarán su grado de “turbiedad” por el dragado de “16,4 millones de toneladas” para asentar la instalación portuaria.

También argumentan que los efectos que tendría sobre el comportamiento marino podrían afectar gravemente a la industria del surf, que cuenta con 340 empresas entre Hossegor y Hendaya que dan empleo a 3.500 personas y suman una cifra de negocio de 1,1 millones de euros. “No cabe ninguna duda de que la construcción y explotación del puerto exterior de Pasaia va a perturbar toda la economía relacionada con el medio marino”, aseguran los vascofranceses en sus alegaciones.

Por estas razones, registran su disconformidad con la ejecución del proyecto portuario. Durante el proceso de exposición pública abierto en Euskadi, se tramitaron 4.200 alegaciones, de las que 3.600 eran contrarias al proyecto. Gervaise considera que la cifra será menor en Francia porque toda la documentación —el Plan Director consta de casi 1.000 folios— se ha recibido en español, lo que a su juicio podría contravenir el Convenio Espoo de la UE, que regula la evaluación del impacto ambiental en un contexto transfronterizo, suscrito por los Estados español y francés.

Un proyecto a la deriva

El plan para construir un puerto en el exterior de la bahía de Pasaia, con una superficie de 100 hectáreas adosadas al monte Jaizkibel y un coste de 765 millones de euros —sin contar otros más de 200 millones de obras complementarias—, se encuentra prácticamente encallado. La Autoridad Portuaria de Pasaia remitió a comienzos de 2012 al Ministerio de Medio Ambiente el Informe de Sostenibilidad Ambiental (ISA) del Plan Director —tuvo que rehacerse por segunda vez—, pero todavía no ha comenzado siquiera a redactarse la memoria ambiental, donde deberá figurar si es viable y aconsejable llevar adelante el proyecto.
Durante la larguísima tramitación administrativa, el puerto exterior ha visto cómo iban descolgándose sus defensores. Primero, la Diputación guipuzcoana cuando pasó a estar gobernada por Bildu. Después el PNV y el PP, que retiraron de sus programas electorales lo que antes era apuesta firme y decidida por esta infraestructura. Ahora no lo ven prioritario y dudan de su viabilidad económica. El PNV, incluso, llegó a proponer en el Congreso la creación de una autoridad portuaria conjunta de Bilbao y Pasaia. El respaldo político se reduce a los socialistas, aunque en este partido cada vez hay más voces en contra de la dársena exterior.
Tras las últimas elecciones, está por ver la posición oficial que tomará el Gobierno vasco en este asunto. El nombramiento de Ana Oregi para dirigir Medio Ambiente es muy significativo. En su etapa como viceconsejera del ramo, cuando esta cartera estaba en manos de EA, Oregi se pronunció "varias veces" en contra del puerto exterior de Pasaia, según fuentes de la Autoridad Portuaria.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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