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La Universidad de Alcalá sustituye una sala de estudios por una de rezos

La UAH abre un centro de culto multiconfesional en la zona residencial de estudiantes Otros cuatro campus públicos madrileños tienen capillas abiertas

Pilar Álvarez
Álvaro Sola y Jonathan Ban-Magen, frente al aula de estudios que ahora es una sala de rezos.
Álvaro Sola y Jonathan Ban-Magen, frente al aula de estudios que ahora es una sala de rezos. Claudio Álvarez

Aún conviven los dos carteles. Aula de estudios, se lee en el más grande. Sala de oración multiconfesional, pone en el segundo. El habitáculo está situado en la ciudad residencial de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), con la verja echada a mitad de la tarde. Apenas lleva dos semanas habilitada como tal, justo en un momento en el que se ha reabierto el debate de si las capillas tienen cabida en las universidades públicas. Cuatro campus (Complutense, Politécnica, Autónoma y Rey Juan Carlos) tienen oratorios. La Complutense se reúne hoy con el Arzobispado de Madrid para discutir el convenio de 1993 que ampara sus ocho capillas, que la Complutense quiere eliminar.

La UAH justifica que, en su caso, se ha elegido una sala “sin uso” en la zona residencial para que no interfiera “en la docencia ni en la investigación”. “Queremos atender la demanda de los estudiantes internacionales”, explica el vicerrector Santiago Fernández. “En las encuestas de carácter internacional, una de las preguntas que se plantea es si existen lugares habilitados para el rezo de distintas religiones”. Fernández asegura que es la única que habilitarán, aunque hay un documento interno de la Universidad que dice lo contrario.

Carta de la universidad en la que informa del fin del aula.
Carta de la universidad en la que informa del fin del aula.

Jonathan Bar-Magen y Álvaro Sola, investigador de Informática y estudiante de grado de Ingeniería, están de mudanza. Tienen que dejar la sala en la que llevan casi un año preparando un proyecto de investigación (Jefotecs) que presentaron en un congreso internacional y que pretende la creación de material de divulgación en soporte televisivo (en un canal de YouTube) para estudiantes, principalmente de secundaria. El local que ocupan, situado a varios metros de la sala de rezos, apenas mide 40 metros cuadrados. Tienen dos sofás viejos, una cámara de grabación, una televisión abierta en canal y varias estanterías.

El lunes les dijeron que tenían que marcharse. Y la Ciudad Residencial Universitaria (CRUSA) les firmó un escrito en el que señalaba que debían abandonar al dependencia que sería usada como “sala de rezos”. “Se permite la entrada de ideas acríticas en la universidad, que debe ser crítica”, protesta Bar-Magen. “Hay crisis de, suben las tasas y no hay dinero para la investigación, pero sí para esto”, añade Sola. El vicerrector asegura que esa carta se debe a un error y que no se van a abrir más salas de rezo que la que ya existe a pocos metros. El estudiante y el investigador, que ya tienen la mitad del material fuera, no terminan de creérselo: “Se han echado atrás”.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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