¿El peor de los países posibles?
Todo en Cataluña es observado con una lupa tan potente y genera tanta densidad informativa que es insorportable
Si en su primer viaje Gulliver era un gigante para los liliputienses, en Brobdingnag, se convierte en poco más que un liliputiense para sus gigantes habitantes. Gulliver puede observar otro nuevo reino con sus propias peculiaridades, con sus cosas buenas y malas. ¿Es peor Liliput que Brobdingnag? Quién sabe… Lo que cambia es el punto de vista. Si en el primero Gulliver tenía una visión aérea privilegiada, en el segundo la cercanía le ofrece imágenes en las que nunca había reparado.
La piel, vista de cerca, por limpia que esté, aparece llena de poros grasientos de los que salen pelos, hay imperfecciones, impurezas. El simple hecho de ver masticar comida a un gigante le resulta repulsivo. Con los aumentos adecuados nadie sale indemne. Pongan a Gandhi tras una lupa y en algún momento la distorsión mostrará un monstruo. Si alejan a Gaddafi o Pinochet o simplemente cogen la lente que más les conviene pueden encontrar dos grandes héroes.
Los tópicos de estos últimos meses rezan que Cataluña atrae todas las miradas. La densidad de las noticias que se nos dedican es tan elevada que nunca habíamos tenido tanta información. Desde la Cooperativa de l'Aldea hasta la Banca Mora, desde los lechos fluviales de Flix hasta claustros románicos en Palamós. Vemos el país a una resolución tan elevada que uno desearía no estar tan bien informado cuando las noticias también sirven para que le zurren.
Todo en Cataluña es observado con una lupa tan potente y genera tanta densidad informativa que es insorportable
¿Se imaginan que a la escuela andaluza se le pusiesen tantas lupas y presiones como a la de aquí? Cito de la andaluza porque en los resultados del informe PISA sale bastante mal parada pero cualquier otra sirve. Sí, la que me interesa es la de aquí, pero viendo cómo le preocupa a todo el mundo, no me extraña que salgan vaticanistas del PSOE comparando los colegios de aquí con Auschwitz. De la tele a la escuela. Pensábamos que algunas televisiones autonómicas habían batido los récords de vergüenza ajena hasta que llegó la TDT, pero lo peor de lo peor, según todas las lupas, es TV3, que manipula hasta extremos inconcebibles. TV3 tendrá sus pifias y sus momentos panellet, pero sigue siendo de lo más potable. ¿La sanidad catalana? Después del euro por receta la somalí está mejor. ¿Intelectuales catalanes? Subvencionados, seguro.
Una de las preguntas que nos hacemos muchos es el porqué de la densidad informativa sobre los Mossos. Desde que el ex yerno de Rocío Jurado se cobraba su parte de las multas no he oído casos de relevancia de la Guardia Civil. La Policía Nacional cumple con su deber de forma ejemplar a juzgar por las pocas noticias que genera.
Quien compare la densidad informativa de estos lares con la de los otros cuerpos y fuerzas de seguridad acabaría pensando que los catalanes hemos creado la peor policía del mundo. Por algo será: Cataluña, como todo el mundo sabe, es una ciénaga y sus políticos los más corruptos. Y porque su policía es tan y tan mala, tenemos suerte de contar con la inestimable ayuda de la policía española. El Mundo nunca es suficiente, son necesarias sus cloacas. Hasta el juez que instruye el caso Palau tiene que andarse con cuidado después de que la ultraderecha publicite que preside una ONG que ha cobrado de la Generalitat. La lupa es poderosa y alcanza hasta a los que nos miran con lupa desde aquí. En su cuarto viaje Gulliver llega a Laputa, una isla que está por encima del bien y del mal y que se dedica a tirar piedras a las ciudades que se quieren rebelar.
Hay que convencer a un país que es incapaz de nada. Hay una amenaza velada en la información. Los hospitales, las escuelas y las comisarías catalanas pueden parecer un vertedero si escogemos bien los planos y los interlocutores. Con la información y los silencios adecuados la gestión de otras comunidades y, en definitiva, del Estado, una maravilla. La no noticia es en este caso sí, la mejor de las noticias.
La medida y la proporción periodística también forman parte de la veracidad del relato. Por favor, infórmenme bien, pero no me informen tanto. Repartan un poco las pedradas, digo, las noticias. A veces, más que iluminar, deslumbran. Bajo tanta lupa, la luz quema.
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