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San Sebastián aplica la ley de residuos y suelos contaminados a bicis abandonadas

El Consistorio donostiarra dona 48 bicicletas a una entidad social para su arreglo y reutilización

Mikel Ormazabal
Depósito municipal de San Sebastián donde se custodian las bicis abandonadas.
Depósito municipal de San Sebastián donde se custodian las bicis abandonadas.JAVIER HERNÁNDEZ

En el depósito municipal de vehículos robados de San Sebastián se amontonan cientos de bicicletas, muchas robadas y otras abandonadas por sus propietarios en la vía pública. Bajo la custodia de la Guardia Municipal permanecen apiladas en ese almacén sin que casi nunca aparezca nadie reclamándolas. El tiempo de espera tiene un límite y el sentido común aconseja darles alguna utilidad. El Ayuntamiento donostiarra ha encontrado la fórmula para ponerlas de nuevo en circulación. Aplica a las bicis abandonadas la ley de Residuos y Suelos Contaminados, que abre la puerta a su reutilización mediante la donación de estas máquinas destartaladas a una asociación social sin ánimo de lucro.

Cuando una bicicleta no encuentra dueño después de los correspondientes requerimientos administrativos, el Ayuntamiento de San Sebastián procede a considerarla como “un residuo sólido urbano”. Así figura en un anuncio publicado ayer en el Boletín Oficial de Gipuzkoa, por el que el consistorio acuerda desprenderse de 48 bicicletas ruinosas y las pone a disposición de la Asociación Erroak-Sartu.

Son casi medio centenar de bicis que la policía local retiró de diferentes puntos de la ciudad enero y julio de 2012. Pasado medio año sin que sus propietarios las hayan reclamado, San Sebastián equipara estas bicis expósitas con bolsas de basura (residuo sólido urbano) o sencillamente chatarra, porque de esta manera la normativa municipal le habilita para proceder a su “reciclaje, reutilización o valorización”.

El año pasado se enviaron al Sáhara algo más de 100 bicicletas reparadas

Mediante este mecanismo legal, en lugar de enviarlas a un desguace o al vertedero, como corresponde con los residuos no reutilizables, el consistorio opta por cederlas graciosamente para que puedan reciclarse con “fines sociales”.

Erroak-Sartu las emplea en un “proyecto formativo de reparación y mantenimiento de bicicletas”, como hace constar el boletín oficial. Es un programa con el que trata de “promover la inserción social y laboral de personas reclusas” y de otros colectivos desfavorecidos, a la vez que fomenta en estas personas “un espíritu solidario y cooperativo”.

A través de esta iniciativa, Erroak-Sartu ha logrado arreglar desde 2010 hasta la fecha alrededor de 300 de estas máquinas, de las que algo más de un centenar fueron el año pasado a los saharauis que viven en los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Un año antes se enviaron sendas remesas a Benín y a Cuba.

Concha Clavero, responsable del área socioeducativa de Erroak-Sartu, asegura que esta fórmula para “dar una salida digna” a las bicicletas abandonadas está permitiendo, en colaboración con el servicio de Bienestar Social de San Sebastián, “atender y formar a colectivos desfavorecidos, a los que enseñamos un oficio y conseguimos mejorar su autoestima”.

La web municipal de San Sebastián muestra un catálogo, actualizado diariamente, de 393 bicicletas en el apartado de “objetos robados”. Las 48 que han sido adjudicadas a Erroak-Sartu vienen identificadas con su matrícula, marca y un número de control.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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