“He escrito una novela de sentimientos y algo de intriga”
'Estaba en el aire' está ambientada en la Barcelona de los primeros años sesenta
Estaba en el aire, la novela que la noche del pasado domingo obtuvo el 69º Premio Nadal, que publicará Destino el 12 de febrero, está ambientada en la Barcelona de los primeros años sesenta, cuando nace “la sociedad de consumo” y narra la historia de cuatro personajes que convergen en un final cerrado. “He querido que tuviera un final así porque en la vida real casi siempre quedan abiertos”, asegura, su autor, el periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957), que está elaborando una especie de ciclo sobre Barcelona.
Sí, su primera novela, Una heredera de Barcelona (2010), transcurre en la Barcelona de los años veinte y parte de narraciones de su abuelo. Estaba en el aire describe la Barcelona de los primeros años sesenta y se inspira en recuerdos de su padre y en su propia niñez. “Pertenezco a una familia de periodistas de tres generaciones, pero ellos no escribieron lo que vivieron sino sobre los demás. Mi primera novela narra un momento de la trayectoria de mi abuelo y ésta, de mi padre. Intuyo que acabaré escribiendo sobre mí, pero he preferido pasearme antes por el árbol genealógico de mi familia".
“Estaba en el aire es una novela de imaginación y de sentimientos con algo de intriga psicológica, pero no es una novela policiaca. Soy un gran lector del género y me gusta mucho su estructura de enigmas que se van planteando hasta la resolución final”.
Los cuatro protagonistas son muy diferentes: “un joven nacido en el norte de España, que quedó trágicamente separado de su familia durante la Guerra Civil y que emigra a Barcelona con la esperanza de encontrar sus orígenes. Trabaja en la SEAT, en la cadena de montaje del 600; una dama de la alta sociedad, de la élite de Barcelona, que tiene el amargo don de la belleza, como diría Terenci Moix, pero que es muy desgraciada por los problemas derivados de su condición de mujer; un industrial de la droite divina, perteneciente a la burguesía catalana franquista. Es un hombre contradictorio porque a pesar de ser muy franquista es liberal, admira a Francia, opina que España debe modernizarse y financia proyectos de prensa; el cuarto personaje es un publicista, un joven idealista que cree con cierta ingenuidad que a través de un programa de radio patrocinado puede cambiar la sociedad”.
Todos ellos se mueven en la Barcelona de 1960-1961, cuando, después del Plan de Estabilización de 1959, se inicia la sociedad de consumo. “Barcelona fue pionera en eso. Surgió con fuerza la publicidad, los electrodomésticos, la televisión, las ferias de muestras… era cuando a la calle Tuset la llamaban la Madison Avenue española y cuando los estudios de TVE en Barcelona, Miramar, eran supercompetitivos…”.
Y cuando triunfaba también el programa de Radio Nacional de España Rinomicina le busca, patrocinado por esa marca y dirigido por el periodista Enrique Rubio, que buscaba a personas desaparecidas, “muchas de ellas por no decir todas durante la Guerra Civil”. Juega un importante papel en la novela.
"Mi padre era el jefe de publicidad de ese programa radiofónico y recuerdo lo que nos contaba, como la historia de una madre que llevaba en brazos a su hijo, durante un bombardeo, y logró subirlo a un camión..., pero ella se quedó en tierra. Gracias al programa de Rubio, 20 años después se rencontraron”, recuerda. “Rinomicina le busca tuvo tanto éxito que acabó llamando la atención de la censura. La Guerra Civil ya no interesaba, les dijeron. Se produjo una enorme tensión entre el equipo del programa y el poder".
Sergio Vila-Sanjuán es periodista cultural de La Vanguardia desde 1997 y ha escrito diversos libros, entre ellos, Pasando página, sobre la edición española desde 1975, o Código best-seller. ¿Prefiere la literatura o el periodismo? “Mi narrativa tiene muchos elementos del periodismo. Esta novela tiene dos patas, la más literaria que son mis propios recuerdos de los años sesenta, los de mi niñez. Y otra, con técnicas periodísticas para contrastar desde el presente aquel mundo de los años sesenta”.
Dice Vila-Sanjuán que estuvo a punto de llorar al enterarse de que había ganado el premio. “Es muy emocionante ganar el Nadal, por su pedigrí y porque entronca con la historia de la literatura. Me siento como un enano a hombros de los gigantes que me han precedido. Lo he cubierto muchas veces como periodista y sé muy bien lo que significa”.
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