Juicio a seis policías por robar y dar palizas a narcos para vender la droga
Los acusados no logran explicar los numerosos ingresos en efectivo que registraron sus cuentas El fiscal pide hasta 19 años de cárcel para los agentes por cinco delitos
La Audiencia de Valencia empezó a juzgar este lunes a seis agentes del Cuerpo Nacional de Policía que, según el relato de los hechos del ministerio público, se dedicaron a robar dinero y alijos a narcotraficantes con el objetivo de revender luego la droga. Los agentes, ninguno de los cuales alcanza los 40 años, recurrían frecuentemente a la violencia y a la comisión de otros delitos instrumentales, según el fiscal: daban palizas, allanaban domicilios de camellos y, en una ocasión, robaron la moto de gran cilindrada de uno de los narcos para entregársela a uno de los confidentes que les daban soplos sobre víctimas potenciales.
Al supuesto cabecilla del grupo le pidieron durante el interrogatorio que explicase el origen de un ingreso de 5.000 euros en su cuenta bancaria. El acusado dijo que no lo sabía. El fiscal replicó que la entidad había acreditado que los había ingresado él personalmente. El agente no pudo ofrecer una explicación convincente ni a ese a ni muchos otros ingresos en efectivo que, entre 2007 y 2010, sumaron 22.400 euros: sostuvo que debían haberlos efectuado familiares y que en esa época vendió un coche. Otro de los policías trató de justificar los 48 ingresos por importe de 22.395 euros que registró su cuenta de 2007 a 2009 afirmando que la mayor parte eran regalos de boda.
El fiscal considera a los acusados autores de varios delitos contra la salud pública y las garantías constitucionales, lesiones, coacciones, hurto y robo con violencia en grado de tentativa. Junto a los agentes se sientan en el banquillo cinco confidentes que, supuestamente, obtenían parte del botín arrebatado a los narcos, así como un cuñado del principal policía imputado, en este caso por denuncia falsa. El ministerio público solicita para ellos penas que oscilan entre uno y 19 años de prisión.
Detuvieron a dos camellos y entraron a sus casas mientras estaban en comisaría
El principal policía imputado reconoció en la sala haber entrado en viviendas sin autorización judicial en el curso de teóricas investigaciones: “Sé que es un delito, pero valoré cometer un mal menor para evitar un mal mayor”, declaró. El acusado también reconoció haberse apropiado de una bolsa de droga en un domicilio y haberla sacado del edificio sin advertirlo a sus superiores. Según el fiscal, el agente fue detenido en ese momento por miembros de la unidad de Asuntos Internos de la policía, tras haber guardado en su motocicleta los estupefacientes.
Al menos en dos ocasiones, según el ministerio público, los acusados condujeron a camellos a comisaría después de haberlos detenido o invitado a acompañarles. Una vez allí, bien haciendo copias de las llaves de sus domicilios o bien con las originales, se dirigieron a sus viviendas para desvalijarlas. Dos de los agentes reconocieron que entraron en uno de los domicilios para robar, aunque negaron que entre sus objetivos estuviera la droga que el narco guardaba en casa.
Los acusados esperaron en otra ocasión a un camello cerca de su portal. Al verlo llegar, según el ministerio público, lo abordaron y le instaron a abrirles la puerta de su domicilio con la intención de “apoderarse de sustancias estupefacientes y de dinero”. El hombre se negó y los agentes, siempre la misma versión, empezaron darle patadas y puñetazos para convencerlo. El escándalo atrajo a vecinos y familiares de la víctima, “ante lo cual los acusados cesaron en su agresión marchándose del lugar sin dar cuenta alguna a sus superiores ni registrar documentalmente en modo alguno su actuación”.
Los agentes pertenecían a distintas unidades, entre ellas el grupo de policía judicial de la comisaría de Tránsitos y a la de Droga y Crimen Organizado (Udyco), y fueron grabados por la propia policía mientras comentaban los hechos por teléfono.
El principal acusado también ha admitido que facilitó a su cuñado la presentación de una denuncia por un supuesto robo de documentos, sabiendo que era falso, para que este consiguiera “una indemnización por el seguro de su casa y un teléfono móvil nuevo”.
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