Compras no tan de andar por casa
La crisis inmobiliaria tiene interesantes efectos colaterales. Como The Apartment, una tienda ‘pop up’ que se instala, con una selecta y variada oferta, estas Navidades en un piso de Alonso Martínez
El parón del mercado inmobiliario también tiene sus cosas buenas. Uno puede alquilar por un mes un gran piso con solera madrileña y montar una tienda pop up, que son esas que aparecen y desaparecen en poco tiempo sin dejar rastro (excepto en el armario y el bolsillo de los compradores, claro). A organizar este tipo de eventos se dedicar la agencia Better, que ayer inauguró The Apartment, una tienda que ocupa un piso clásico y castizo, de 170 metros cuadrados, con su chimenea y sus techos altos, en el número 2 de la plaza de Alonso Martínez, y que a partir del día de Reyes existirá solo en el recuerdo de los que allí estuvieron.
“En estos tiempos difíciles cada vez cierran más tiendas y mucha gente no se puede permitir los gastos de alquilar un local por cinco años”, explica Inés Sierra, una de las organizadoras. En las distintas habitaciones de la casa los organizadores han ubicado a diferentes diseñadores y marcas, siempre tratando de ofrecer lo mejor. “Es un experimento, estamos juntando a muchas marcas y creadores pequeños que producen en España y que no venden en grandes tiendas. Hicimos una selección bastante exigente, queríamos tener a los mejores”.
Cada rincón tiene su función: una es la habitación de los niños, con objetos y regalos para los más pequeños, como los jugadores de futbolín imanes de nevera de Alegría Industries. En el comedor nos encontramos una mesa muy bien puesta con las vajillas y cristalerías de diseño exclusivo de El Almacén de Loza. En la cocina, donde hay un viejo horno de carbón, la gente de Toma Café (que tienen tienda en la calle La Palma) nos ofrece un delicioso café arábica que se acompaña con las tartas y galletas de Comiendo Fino. Se puede salir al recoleto patio a disfrutar de la merendola tomando el fresco, en unas mesitas rodeadas de las flores de la florista Sally L. Hambleton. Aquí hay también alguna de las bicicletas de In Bicycle We Trust. Cada cosa está en su sitio. Y se está bastante a gusto, como en casa.
“Estábamos un poco hartos del tema industrial, grandes naves, tuberías… queríamos hacer algo confortable para la Navidad, un lugar acogedor donde te apetezca estar”, explica Sierra, “así que pensamos que lo mejor era hacerlo en una casa. Durante los días que duró el montaje hemos tenido la chimenea encendida”. Por cierto, que los organizadores se encontraron el inmueble tal y como lo dejaron los anteriores inquilinos, con ceniza en la chimenea, camas viejas y desconchados en las paredes, y les llevó su buen trabajo arreglarlo. “Siempre estamos en contacto con gente de inmobiliarias, buscando espacios donde hacer un pop up. Al principio a la gente no le hace mucha gracia eso de alquilar solo por un mes, pero tal y como están las cosas, mejor esto que tenerlo vacío”.
En las otras habitaciones hay cosas tan variopintas como el interiorismo de Isabel López-Quesada, los productos vintage de Real Fábrica Española (cosméticos, ultramarinos, libros), las prendas diseñadas en exclusiva para este evento por Marlota, la joyería artesanal de Andrés Gallardo o los longboards, también artesanales, de Buddywood Custom Made. También hay espacio para la cooperación, la de la asociación Siramamy (sal dulce, es decir, azúcar, en la lengua malgache de Madagascar), que vende productos textiles y colabora en proyectos de apoyo a mujeres en situación precaria y educación infantil desde las cárceles barcelonesas hasta Camboya o Perú. Teixidors ofrecen tejidos fabricados a mano en telares manuales por personas con dificultad en el aprendizaje.
“Al final, la idea es más o menos lo que siempre ha sido el mercadillo, la venta privada o como quieras llamarlo. Pero cada año se convierte en una cosa nueva y se actualiza. Lo bueno que tiene es que, al durar tan poco tiempo, crea cierta expectación en el público, cierta ansiedad, y funciona muy bien. Es una nueva vuelta de tuerca a las estrategias de marketing”. Si empiezan a sentir esa ansiedad que les sube por el espinazo, tienen hasta el día de Reyes, antes de que todo esto se esfume. Podrán comprar como si estuvieran en casa.
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