El Ayuntamiento de San Sebastián se enreda en plenos interminables
La corporación donostiarra prolonga más de 13 horas el último debate municipal, el más largo de la historia
A las 2.07 de la noche se apagan las luces del Ayuntamiento de San Sebastián. La comitiva de concejales abandona la sede consistorial tras finalizar, el pasado jueves de madrugada, el pleno más duradero de la historia de la ciudad. Han sido más de 13 horas de debate, un nuevo récord en la historia parlamentaria de la ciudad. Pero esta maratoniana sesión no es un hecho aislado. Casi todos los plenos donostiarras están siendo infinitos, unas interminables dialécticas que han acabado por exasperar a todos porque, en la mayoría de los casos, los debates son estériles. Pero nadie le pone remedio al “circo”, “espectáculo esperpéntico” y “disparate” —son apelativos que emplean los propios ediles— en que se están convirtiendo.
Es la moda que se ha instaurado en el Consistorio donostiarra desde que Bildu está al mando de la política municipal. La oposición, PSE-EE, PNV y PP, carga de mociones y declaraciones institucionales el orden del día de cada sesión —más de veinte da la media— para trasladar a la ciudadanía la falta de acción e iniciativas del equipo dirigido por el alcalde, Juan Karlos Izagirre. La coalición abertzale aguanta el chaparrón sin inmutarse, viendo cómo van sumando derrotas en la mayoría de los puntos, aunque su efecto real es nulo porque los acuerdos no tienen carácter vinculante.
Es norma que los concejales intercambien bromas y crucen apuestas sobre la duración de los plenos. También es habitual que durante el desarrollo se genere un pleno paralelo en las redes sociales. Los ediles se replican a través de Twitter, polemizan entre sí con mensajes visibles en la Red o responden a los ciudadanos desde sus móviles. “No es nada edificante para el ejercicio de la política”, reconoce un miembro del equipo de gobierno, descontento con el “espectáculo esperpéntico” que se traslada a la calle. En San Sebastián, tan pronto se vota para cambiar la tarifa del aparcamiento en las calles (OTA) como se discute una declaración “para mostrar el reconocimiento y solidaridad para con la disidencia iraní”, como sucedió este pasado jueves. En febrero se trató otra “sobre el Tíbet”.
Así ocurre que los plenos terminan al día siguiente, después de más de 10 horas de discusión, en muchos casos. Si es por horas dedicadas a la actividad plenaria, los ediles donostiarras tienen ganado su sueldo —80.803 euros brutos anuales el alcalde, 66.323 euros los delegados y portavoces, y 50.940 euros el resto—.
142 horas y 36 minutos de debate
Desde la llegada de Bildu al poder en San Sebastián, en junio del año pasado, rara vez un pleno municipal ha durado menos de cinco horas, un promedio habitual en las anteriores legislaturas. Ahora se alargan más allá de las 10 horas en muchas ocasiones. Hasta la fecha se han celebrado 21 plenos, incluido el de investidura de Juan Karlos Izagirre como alcalde, que apenas duró una hora y 13 minutos. Desde entonces, los 27 munícipes de la corporación han dedicado un total de 142 horas y 36 minutos (casi seis días completos) a debatir sobre lo divino y lo humano.
La sesión más rápida, en septiembre pasado para aprobar las tasas e impuestos de 2013, se acabó en 17 minutos. El más largo fue el último (13 horas y siete minutos), pero a lo largo de este tiempo se han celebrado otros cuatro que se han prolongado más de 10 horas. La media de un pleno donostiarra es de siete horas y media.
Los debates plenarios se recogen por escrito en actas, que en algún caso ocupan 314 folios (pleno de septiembre de 2011) o 305 (diciembre del año pasado). La transcripción escrita de los 15 plenos del primer año de mandato de Bildu suman 2.602 folios.
Las sesiones se interrumpen a las 22.00 durante media hora para que los corporativos puedan recuperar fuerzas. Los equipos de intendencia salen a esa hora a la Parte Vieja a por vituallas: Bildu y los socialistas cenaron pizzas el jueves; el PP fue a una hamburguesería próxima al edificio consistorial, y el PNV optó por unos bocadillos.
Izagirre, en la idílica imagen que tenía de la maquinaria municipal cuando tomó posesión, inició su mandato con el propósito de comenzar los plenos por la tarde, para favorecer que los vecinos acudieran al Ayuntamiento a seguir en directo la política local. Enseguida se dio cuenta de que los plenos, que se retransmiten en directo por Internet, se celebran sin público. Pese a ello, sigue empeñado en comenzarlos a las 13.00. “Es un disparate, una cabezonada del alcalde, que es el competente para determinar los horarios. Se ha pedido varias veces convocarlo a primera hora de la mañana, pero él se niega”, afirma el edil del PNV Iñaki Gurrutxaga. Esto puede cambiar ahora porque se ha impulsado un cambio normativo para que esta decisión recaiga en el futuro en el propio pleno. De ese modo, los munícipes donostiarras no tendrán que salir del Ayuntamiento a unas horas tan intempestivas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.