El PNV vio prematura la oferta del PSE de ir a un Gobierno de coalición
Los nacionalistas nombrarán un coordinador de grupo ante la complejidad para buscar acuerdos
La décima legislatura del Parlamento vasco comenzará el próximo martes con las cartas políticas marcadas. Más allá del contexto general proclive a los acuerdos transversales, favorecido por la presencia por primera vez de manera conjunta de todas las sensibilidades y sin la amenaza terrorista, las dos rondas de aproximación del PNV con el resto de los grupos dejan signos inequívocos para la evolución de la nueva andadura.
De entrada, Iñigo Urkullu ya sabe que cuando acuse el impacto de las primeras derrotas en la Cámara encontrará el oxígeno necesario en el PSE-EE. Los socialistas ya les dijeron en Sabin Exea que estaban dispuestos a un Gobierno de coalición. Los nacionalistas no lo quieren reconocer públicamente, pero así se lo trasladaron a otras delegaciones con quienes estuvieron reunidos. “Nos hablaron de mantener una relación preferente, de una relación exclusiva dentro de un posible pacto institucional que nosotros [PNV]siempre hemos ido buscando”, admite a este diario un portavoz del PNV.
El PNV está sorprendido por el progresivo cambio de opinión de EH Bildu
El PSE-EE habla de la “necesidad” de ir a un Gobierno “fuerte” porque entiende que “puede ser complicado para el PNV ir buscando pactos de distinto signo con solo 27 parlamentarios cuando ellos mismos decían que nuestros 25 eran un apoyo débil para un Gobierno”, admiten desde la dirección socialista.
Para el PNV, la elección de un socio se antojaba comprometida por los antecedentes de cada una de las dos únicas opciones y de ahí que siempre se mantuviera la interna convicción de que la opción más posibilista era gobernar en minoría. En el caso de EH Bildu, “aspiraban y siguen aspirando a gobernar”, reconocen en la dirección jeltzale, y los socialistas, a su vez, “acababan de salir de un Gobierno donde ha habido diferencias y era prematuro”. Así las cosas, el PNV subraya que “era muy difícil llegar a acuerdos de coalición”.
En el EBB nadie se ha rajado las vestiduras al comprobar la imposibilidad de un acuerdo “duradero”. Eso sí, “ha sorprendido”, dicen, “el cambio de discurso” de EH Bildu. “Salieron de la primera reunión viendo grandes posibilidades de entendimiento y con el paso de los días parece como que les hubieran llamado la atención y han ido descafeinando el discurso para hablar de que era imposible el acuerdo en vísperas del segundo encuentro”, admiten críticamente desde el PNV.
Los socialistas no tenían dote alguna que ofrecer al PNV en una posible negociación, más allá de incorporarse a un acuerdo institucional. El PP, en cambio, cree que el acuerdo entre socialistas y nacionalistas puede darse en una segunda fase de la legislatura. “Ahora el PNV va a empezar con un discurso de medidas económicas donde va a conseguir un apoyo mayoritario por la gravedad de la situación y cuando empiece a hablar del autogobierno empezará a acercarse al PSE y harán coalición”, admiten en la dirección popular del País Vasco.
Iñigo Urkullu es consciente de la situación parlamentaria sobre la que planeará su acción de gobierno. “Sabemos que va a haber martes cómodos, pero jueves y viernes, muy difíciles”, admitía la misma fuente nacionalista para retratar la tranquilidad de llegar a acuerdos en el seno de un Gobierno monocolor, pero de la complejidad que supondrá superar los trámites parlamentarios en los plenos.
Precisamente para enjugar las posibilidades de acuerdos a varias bandas, el PNV nombrará un coordinador de grupo, cuya identidad no ha desvelado, aunque se le presupone de la máxima afinidad a la sensibilidad dominante en el EBB. Junto a él, Joseba Egibar mantendrá su tradicional figura de portavoz.
Ambos encontrarán, de entrada, pocas dificultades en el entendimiento con el PP. Urkullu y Antonio Basagoiti mantienen una fluida relación a la que ambas partes, por razones estratégicas bien distintas, están dispuestas a abonar. De hecho, en Sabin Etxea siguen lamentando la falta de un escaño más del PP que garantizaría un acuerdo institucional mayoritario de vital importancia presupuestaria en Gobierno y Diputaciones, objetivo por el que ambas formaciones siguen negociando.
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