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Los expertos reclaman reabrir el ‘caso del claustro de Palamós’

Gerardo Boto afirma que el informe de la Generalitat “denigra la obra y bloquea su conocimiento”

José Ángel Montañés
El 'polémico' claustro, en su ubicación actual de Mas del Vent, en Palamós.
El 'polémico' claustro, en su ubicación actual de Mas del Vent, en Palamós.MARCEL.LÍ SÀENZ

El 30 de julio la comisión técnica encargada por la Generalitat de Cataluña dictaminó que el claustro de Mas del Vent de Palamós era una recreación del siglo XX con elementos románicos del siglo XII, sin especificar cuántos ni cuáles. Pero el debate sobre la autenticidad y la cronología de este nuevo edificio, lejos de concluir, sigue abierto en parte de la comunidad científica, empeñada en probar que sobre el claustro de Palamós existen muchos puntos oscuros por resolver.

Ayer, una jornada celebrada en la sede del CSIC de Barcelona y organizada por Màrius Vendrell y Pilar Giráldez, geólogo y restauradora de la Universidad de Barcelona que participaron en la comisión y que se destacaron por su postura crítica con la decisión de la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat, dejó más que evidencia de que sobre el claustro de Palamós todavía no se ha dicho la última palabra. Pese a que estaban convocados todos los miembros de la comisión, incluso Eduard Riu-Barrera, el arqueólogo e historiador que dirigió las sesiones, la mayoría excusaron participar alegando “confidencialidad”, según explicó Vendrell. Solo acudió Pere Rovira, restaurador del Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat.

El documento final no se consensuó; lo redacto el responsable de la comisión

Giraldez expuso de forma pormenorizada las conclusiones de sus trabajos a partir de los análisis de la piedra realizados durante su visita al edificio este verano. “Las muestras que tomamos durante las dos escasas horas que se nos permitió visitar el edificio, no dejan dudas de la autenticidad y la antigüedad de siglos de las piedras. Lo mismo que la localización de pátinas antiguas, los restos de erosión centenaria y la huella de manipulación en la piedra, presente ya en las fotografías de los años treinta que se conocen del claustro, demuestran que la construcción no es una falsificación moderna tal y como se ha asegurado”, defendió Giraldez. Pese a todo, aseguró que los análisis son insuficientes y pidió poder continuarlos en futuras visitas.

Durante la jornada se explicó que la comisión no consensuó el documento final que se dio a conocer a finales de junio, sino que el responsable de la comisión se limitó a leer el documento redactado, por eso su miembros aparecen como asesores.

Por su parte, Gerardo Boto, el profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Girona y descubridor de esta construcción, fue rebatiendo, uno a uno, los puntos del informe de la Generalitat, ilustrando sus afirmaciones con ejemplos de edificios que lo niegan. Para el especialista, ni el tamaño demasiado grande, ni la perfección de la construcción, ni el hecho de no existir constancia de la construcción en publicaciones científicas, son suficientes para hablar de su falsedad. Tras repasar los posibles orígenes del claustro que se han apuntado en los últimos meses, entre ellos el de ser el claustro de la catedral románica de Salamanca, el historiador, que ha visto como se daba carpetazo al tema, dijo de forma categórica: “Es falso que sea falso. El informe denigra la obra, minimiza su valor y bloquea el conocimiento”. Para Boto el hecho de que el claustro en el informe aparezca calificado como “de Ciudad Lineal”, en referencia al lugar donde estuvo ubicado en Madrid desde 1931 hasta que viajó a Palamós, “es una declaración de intereses ya que incide que no tiene nada que ver con Cataluña”.

“A cualquier falsario se le desliza un anacronismo, y aquí no se han detectado”

Jaime Nuño, de la Fundación Santa Maria la Real que incluirá la construcción en el volumen de Girona de su Enciclopedia del Románico, ya que consideran que “el claustro en líneas generales es auténtico”, calificó de “opiniones” más que pruebas los elementos que han llevado a afirmar que la obra es falsa. Nuño situó en el mapa de Castilla y León los edificios desaparecidos en la comunidad de los que no queda rastro de su existencia para explicar que el caso de Palamós no es único. “A cualquier falsario se le desliza un anacronismo, y en Palamós no hemos detectado ninguno”, remachó Nuño de forma contundente.

Frente a los que utilizan la falta de rastro en la historiografía para justificar su falsedad, Nuño mantuvo que tampoco había rastro de la falsificación. “Una obra así tendría que haber dejado mucha información a nivel laboral y social en el momento en que se construyó, y no sabemos nada”. También lamentó que “ahora oficialmente el claustro es falso”, tras el informe de la Generalitat y que el tema haya acabado como “una guerra de trincheras entre los que defienden su autenticidad y lo contrario”, cerrando la posibilidad de nuevos estudios.

Por último, Juan Antonio Olañeta, de Amigos del Románico, la asociación que publicó por primera vez la existencia del claustro en su revista, explicó el "calvario" de más de un año por las diferentes administraciones para dar a conocer el edificio, sin que tuvieran respuesta de casi ninguna de ellas. 

Todos coincidieron en asegurar que la última palabra la tiene el Ayuntamiento de Palamós, que ha de determinar, mediante un acuerdo municipal, si incluye el claustro entre su patrimonio a proteger. Eso permitiría que los especialistas puedan seguir investigando. Desde el consistorio, según Boto, hay buena voluntad para que así sea.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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