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Todos a una

Madrid vive una explosión de manifestaciones: más de 200 colectivos de lo más variado preparan una respuesta conjunta para la huelga del 14-N. “Estamos unidos porque nadie se salva del recorte”, dicen

Pilar Álvarez
Los organizadores del concierto 'Lo Público nos pertenece a todos', que se celebró ayer en Rivas, durante los preparativos.
Los organizadores del concierto 'Lo Público nos pertenece a todos', que se celebró ayer en Rivas, durante los preparativos.CARLOS ROSILLO

El click suena al bajar la manivela. Papel, plástico, prensado. Otro click. Se tardan 15 segundos en hacer una chapa. Pablo Díaz, de 38 años, trabaja de forma mecánica sin perder de vista el teléfono. Su mujer ha salido de cuentas. Gala está a punto de nacer. Papel, plástico, prensado. Click. Otra mirada inconsciente al móvil. Mientras piensa en el futuro de su hija, produce pequeños eslóganes. Centenares de consignas para colgar en la solapa. Ha llegado el momento de protestar todos juntos.

Casi todas las reivindicaciones de Madrid metidas en un círculo con manufactura inglesa. Las chapas vienen por miles, en bolsas desde Londres. La máquina naranja que une eslóganes y metal costó 140 euros. “Yo estudié en la pública”, se lee en una. “Si unimos nuestras voces no podrán callarnos”, dice otra. Hay para todos los gustos, separadas por compartimentos en una caja de cartón.

Chapas que recogen distintos lemas contra los recortes.
Chapas que recogen distintos lemas contra los recortes.CARLOS ROSILLO

Alrededor de la máquina naranja y de Pablo Díaz, convertido en operario automático, el frenesí. En el local de la CGT de Telemadrid, en el Paseo del Príncipe, una veintena de personas ultiman detalles para el evento ConCierto Sentido Público, que se celebró ayer. Han sumado a plataformas por la sanidad y la educación públicas, contra la privatización del Canal de Isabel II o los transportes. Actúan gratis una veintena de artistas en la carpa del recinto ferial de Rivas Vaciamadrid. El resto (alquileres, equipos, seguridad…) se paga con parte de los 100.000 euros obtenidos tras ganar una sentencia a Telemadrid por vulneración del derecho a huelga en 2009. La cadena emitió programas enlatados y publicidad.

Díaz, con su mirada azul inocente, se encoje de hombros cuando se le pregunta si todo esto servirá para algo. Sobre Telemadrid planea un ERE con cifras aún por determinar en una plantilla de más de un millar de personas. Y después, la anunciada privatización del ente público. “Si podemos, lo paramos”, dice sin dejar de girar la manivela. “Pero lo que de verdad espero es que la sociedad en la que viva mi hija sea mejor que la nuestra”.

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Madrid deja atrás la semana más activa de manifestaciones del último año, con 81 concentraciones, 46 solo el viernes, según la Delegación del Gobierno. Los colectivos confluyen ya en las calles y también en las ideas. El próximo miércoles, más de 200 asociaciones sociales y sindicales se reunirán en el vetusto edificio de ladrillo visto de CC OO en la calle Lope de Vega. Es la V Cumbre Social de Madrid, un foro nacido al calor de la huelga del 29 de marzo tras años de experiencias conjuntas en grupos como el Foro Social o la Plataforma por la Escuela Pública. El próximo objetivo es preparar la huelga del 14-N. El mismo miércoles, mientras ellos debatan, el Gobierno regional ofrecerá los primeros detalles del presupuesto regional de 2013, con un recorte previsto de 2.500 millones sobre 17.000.

La Cumbre Social de Madrid, a imagen y semejanza de la que nació como plataforma nacional, es un foro de muchas voces a las que resulta complicado convertir en una sola. “Procedemos de realidades muy distintas. La construcción de un espacio es costosa, pero tenemos un objetivo común porque no queda sector económico, laboral ni social al que no hayan tocado”, explica Ana González, secretaria de Política Social e Igualdad de CC OO.

El viernes por la tarde, Nacho Murgui hizo una visita a las familias acampadas cuatro días en la plaza Celenque para exigir el freno a 50 desahucios de Bankia. “Se producen más de 100 diarios mientras se sigue dando dinero para rescatar la banca”, resume el presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). Las protestas colectivas han frenado unos 140 desahucios desde junio de 2011. En el campamento, además de café caliente, circula el recorte de la noticia del último informe de un equipo de jueces del Consejo general del Poder Judicial contra los abusos del sistema de desahucios, frenado por sus propios compañeros en votación. “Plantar cara sirve para todo, desde conseguir un centro de salud al derecho universal a la sanidad o para seguir manifestándote sin que te tilden de delincuente”, valora Murgui.

Trabajadores de la empresa municipal Madrid movilidad, durante un paro.
Trabajadores de la empresa municipal Madrid movilidad, durante un paro.SAMUEL SÁNCHEZ

La FRAVM se sentará en la mesa de la Cumbre Social y prepara una respuesta al recorte de los presupuestos regionales. También estará la Federación de Asociaciones de Madres y Padres (FAPA) Giner de los Ríos, portavoces de las familias en la escuela pública. Hace dos semanas se unieron a la huelga convocada por los estudiantes. El ministro José Ignacio Wert los llamó “irresponsables” y definió la protesta como “radical de extrema izquierda”. “La unión funcionó porque conseguimos que, durante esa semana, se hablara solo la educación”, valora José Luis Pazos, presidente de la Giner de los Ríos.

Viernes a mediodía. Carreteras de acceso a Madrid, como la A-6, acumulan 20 kilómetros de atasco por la lluvia y las protestas. A los paros que Metro y EMT mantienen desde septiembre contra el recorte de derechos, se han sumado los operarios de Madrid Movilidad, los que manejan las grúas que se llevan los coches mal aparcados. Son 380 operarios. La pérdida prorrateada de la paga extra aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy para todos los empleados públicos ha convertido a muchos de ellos en mileuristas. En el depósito de El Recuerdo, en Chamartín, 15 hombres con el mono azul y naranja fluorescente salen de las instalaciones en procesión. Recorren con silbatos las calles. En el camino se cruzan con la concentración de los funcionarios de la Tesorería General de la Seguridad Social, en la calle Agustín de Foxá. Quedan para compartir reivindicación mañana. A José Moreno, apodado El Gitano por su gusto por el cante jondo y el origen vallecano, le parece que no se puede hacer otra cosa. “Hay que echarse a la calle”, dice mientras se coloca bien el jersey de cuello vuelto bajo el uniforme. Tiene la espalda recia, la mirada humilde y los dientes algo separados. Empezó a trabajar con 13 años. Se sacó el graduado escolar con 30. Ya no sale a cenar por ahí con su mujer y echa todas las manos que puede a su hijo, de 23 años y en paro. Cuando era pequeño, su padre se fue a trabajar a Suiza, donde dormía en barracones. Ahora es el hijo el que prepara el petate para buscarse el futuro en Londres “con lo que llueve”. “Saldrá adelante, el chico es un buscavidas”, dice ocultando la pena. “Si seguimos así, esto lo paramos”. Sonríe. Mañana volverá a plantarse delante del depósito con el mono de colores y el silbato.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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