Ocho de cada 10 farmacias secundan una jornada de huelga sin precedentes
La Generalitat paga a as boticas uno de los dos meses que les adeuda Mas-Colell asegura que en "noviembre se pagará como se tiene que pagar"
El dinero finalmente llegó, aunque demasiado tarde. Ocho de cada 10 de las 3.100 farmacias que hay en Cataluña secundaron ayer la jornada de huelga patronal —la primera de paros totales en su historia— en protesta por los impagos de la Generalitat. Poco después de confirmar la recepción de los fondos adelantados del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) —99 millones de euros del Ministerio de Hacienda—, Andreu Mas-Colell garantizó que el mes de noviembre “se pagará como se tiene que pagar”. De repetirse la demora, los boticarios se enfrentan incluso a un “inminente desabastecimiento de medicinas”, tal como anunció el miércoles su presidente, Jordi de Dalmases, y como ratificaron ayer los farmacéuticos en una concentración a las puertas del Departamento de Economía.
La actividad habitual de las farmacias sufrió una bajada del 70% con respecto a un día normal. Hasta las seis de la tarde fueron atendidos 40.251 pacientes y se dispensaron 95.835 recetas del CatSalut, según los últimos datos ofrecidos por la Generalitat.
Colas ocasionales y algún que otro despistado fueron la tónica habitual de una jornada en la que los clientes se mostraron sensibilizados con la problemática de los boticarios. Las farmacias que amanecieron cerradas mostraban carteles informativos elaborados por el Consejo de Colegios Farmacéuticos de Cataluña con las reivindicaciones del gremio y las direcciones de las farmacias de guardia.
“Muchos clientes ya vinieron ayer a comprar y en general creo que la gente está informada”, comentó Elisa Carrera, una farmacéutica del barrio barcelonés de Gràcia con 29 años de experiencia. Su establecimiento fue uno de los 173 que ayer abrieron en cumplimiento de los servicios mínimos decretados por la Generalitat.
La actividad de los establecimientos bajó el 70% respecto a una jornada normal
La historia de José Antonio Vidal, que ayer gritaba y pitaba con las cerca de 200 personas que se concentraron a las puertas del departamento para entregar un escrito a Mas-Colell, sintetiza la situación actual del sector en Cataluña. Este dueño de una farmacia en Cornellà ha tenido que pedir un crédito —avalado con su propia casa— para pagar a los proveedores. “Somos personas autónomas, no empresas”, dice. Desde octubre de 2011, no son 35 —como establece el concierto con el CatSalut— sino 65 los días que transcurren desde que se notifica la facturación al departamento hasta que se recibe el dinero.
Otros, como Rosa María Agüera, ni siquiera han podido pedirle ayuda al banco, que “se niega a dar créditos a saco roto”, comentaba ayer junto a sus compañeros, todos en bata, durante el corte momentáneo de circulación que provocaron en la Gran Via a la altura de la Rambla de Catalunya. Agüera compró su farmacia hace ocho años. Hace uno, la puso en venta.
No todo fue unanimidad. “No veo claro por qué tenemos que cerrar”, comentó Ana María Casellas, titular de una farmacia en Sant Adrià de Besòs. Se negó a hacer huelga junto con el 20% de miembros de los cuatro colegios farmacéuticos de Cataluña y aseguró no haber “notado especial incremento de clientela”.
En la provincia de Barcelona permanecieron abiertas 230 farmacias, 62 en Girona, 53 en Tarragona y 26 en Lleida, lo que representa un porcentaje que oscila entre el 10% y el 18%.
La huelga se mantuvo a pesar de haber recibido el dinero de julio porque no se pretendía denunciar una situación concreta, sino “dar una señal de alerta sobre la sostenibilidad de la financiación del medicamento”, indicó ayer la secretaria del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Cataluña, Pilar Gascón.
Con información de Anna Pazos, Jessica Mouzo, Paula Salvatella, Mercè Pérez y Lluís Visa.
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