Ciudadanos basura
El sentimiento de que la pobreza se extiende y nadie hace nada por evitarla aumenta por días
Un poder total, explotador, al servicio de una realidad mediocre que en nombre del dinero convierte a los seres humanos en basura. Luis García Montero en No me cuentes tu vida
Los mercados y sus secuaces, las agencias de calificación, han decidido que no solo los bonos, los bancos, las comunidades autónomas o los países pueden ser considerados basura. También los ciudadanos.
En Andalucía, que acaba de ser arrojada por Moody´s al cubo de las comunidades basura, viven unas 500.000 personas que corren el riesgo de serlo, si nos atenemos a sus condiciones de vida. Pertenecen a núcleos familiares compuestos por parados de larga duración, en los que ninguno de sus miembros tiene trabajo y además no cuentan con ningún tipo de ingresos.
Ese dato lo puso sobre la mesa el portavoz de IU en el Parlamento andaluz, José Antonio Castro, al presentar una iniciativa de su grupo para incluir en los Presupuestos del próximo año la creación de una renta de subsistencia. Para que ese medio millón de andaluces no muera de hambre.
El dato se suma a diversos estudios que están apareciendo en los últimos días, de Eurostat, del INE, de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza, del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, de Caritas o de Cruz Roja. Todos apuntan en la misma dirección: la sociedad española se empobrece de forma alarmante. Y Andalucía, de manera especial.
Así, el 40% de la población andaluza está en riesgo de pobreza (Red Andaluza y Eurostat). Más de tres millones de andaluces ven cómo el Estado, que debía ampararlos, los relega al olvido de un frío dígito. Solo Canarias y Extremadura están peor que Andalucía (INE).
Ocho millones de españoles tuvieron que recurrir en 2010 a los servicios sociales en busca de ayuda de emergencia. Un 20% más que el año anterior (Ministerio de Sanidad). No pueden pagar el piso, ni la luz y ni siquiera tienen suficiente dinero para comer.
Los datos son dramáticamente contundentes. No son exageraciones de peligrosos extremistas radicales de izquierda, como los definiría el ministro Wert.
Datos que son consecuencia directa del más grave problema que arrastra el país: casi seis millones de parados. En Andalucía, según Analistas Económicos (Unicaja), el paro superará este año el 35% de la población activa. Récord histórico. En total, 1,37 millones de andaluces.
Fracasadas las reformas del Gobierno Rajoy, entre ellas la laboral, el sentimiento de que la pobreza se extiende y nadie hace nada por evitarla aumenta por días. Con el partido socialista grogui tras los últimos resultados electorales, ¿qué esperanza queda?
Muchas miradas se dirigen hoy a Andalucía. Se preguntan qué papel puede jugar el PSOE andaluz en la crisis, la del partido y la del país. El presidente Griñán ha señalado que, tras las elecciones catalanas, que serán presumiblemente otro desastre para los socialistas, hay que definir un “proyecto sólido y coherente”.
Un proyecto que debe presentar una alternativa de izquierdas, creíble e ilusionante. Con propuestas como la de Castro, que palien antes que nada, antes que pagar a los bancos, la miseria en la que viven miles de ciudadanos. No es hora de mendigar pactos con esta derecha retrógrada, que solo pacta si se suscriben al 100% sus propuestas.
El PSOE necesita, más que una renovación de personas, que también, una recuperación de la ideología perdida. Dejada en la cuneta por presión de los mercados y el látigo de Merkel. Arrojada al cubo de la basura, ese al que van cayendo bonos, países, comunidades autónomas y ciudadanos.
@JRomanOrozco
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