Menos setas y más tasas
El Centre Tecnològic Forestal de Cataluña prevé la peor campaña de los últimos 17 años El bosque de Poble es el primero de titularidad pública donde se cobra por coger setas
Una legión de boletaires ha esperado impaciente el puente del Pilar para adentrarse en los bosques de toda Cataluña para recoger los primeros ejemplares. La temporada ha empezado tarde y floja, pero eso no ha desanimado a los aficionados que han ocupado el 80 % de los establecimientos hoteleros del Pirineo y comarcas prepirenáicas y de la Cataluña central. Otros años era habitual en esta época encontrar mercados ambulantes de setas en muchos puntos de las carreteras. Este año, ni rastro de ellos hasta el momento. “Cuesta mucho llenar el cesto”, decía ayer un vecino de Vilaller.
La lluvia caída hace dos semanas, irregular y escasa, no ha servido para humedecer el terreno y acelerar la floración porque acto seguido hizo calor y viento. La mayoría de las especies de hongos que están a la venta proceden de otros mercados europeos, principalmente de países del Este. El precio del robellón o níscalo oscila entre 20 y 30 euros.
El Centre Tecnològic Forestal de Cataluña (CTFC) prevé la peor campaña de los últimos 17 años. “La producción media se estima que puede llegar a ser de 20 a 40 kilos por hectárea, la mitad que el año pasado”, afirma Juan Martínez de Aragón, investigador del centro. Martínez añade que lo normal sería que hubiera unos 55 kilos de setas por hectárea.
La fiebre por las setas y la masificación que sufren los bosques cada otoño mantiene vivo el debate sobre la necesidad de elaborar una normativa que regule el acceso a los bosques, tanto públicos como privados, y la explotación de sus recursos. La administración sabe que poner puertas al bosque es una medida impopular, pero tampoco puede quedarse con los brazos cruzados ante algunos colectivos vinculados con la propiedad y conservación de las masas forestales que reclaman un control de la actividad, básicamente de los boletaires sin escrúpulos o de inexpertos de fin de semana que utilizan utensilios prohibidos y destrozan el sotobosque.
Para evitar estragos en el bosque y acabar con las prácticas abusivas, algunos ayuntamientos del Pirineo leridano cobran desde hace más de diez años una tasa por coger setas en sus bosques comunales. La experiencia ha sido positiva porque ha evitado la masificación.
Esta medida también la quiere aplicar en su finca de 220 hectáreas Josep Pintó, un hostelero de Sant Llorenç de Morunys (Solsonés), aunque ha decidido retrasar el cobro de 5 euros por falta de setas. En este caso el boletaire solo podrá recoger una cantidad limitada de kilos.
El empresario ha abierto una ruta micológica de 5 kilómetros, donde ha instalado paneles en los que informa a los recolectores sobre las cualidades de las setas y las diferencias entre las variedades tóxicas y las comestibles. Pintó explica que no busca hacer negocio, sino pedagogía sobre el uso correcto de los bosques y una mejor gestión del terreno forestal privado.
Xavier Martínez, presidente de la sección de micología del Institut d’Estudis Ilerdencs (IEI), advierte del peligro que representa la impaciencia con la que los buscadores han empezado la temporada ya que eso puede llevarles a recoger todo tipo de setas, sin reparar en su toxicidad. “La prudencia es la primera regla que tiene que tener el boletaire. Tiene que conocer lo que coge y si no está seguro es mejor volver con el cesto vacío porque no vale la pena jugarse la vida por llevarse dos setas más a casa”, señala Martínez.
El bosque de Poblet, gestionado por la Generalitat, es el primero de titularidad pública de Cataluña donde se cobra una tasa por coger setas. Se trata de una prueba piloto del Departamento de Agricultura, de dos años de duración, y con ella se pretende regular su recolección y estudiar las repercusiones que la recolección de hongos tiene sobre las zonas forestales. Los boletaires pueden obtener desde el pasado miércoles por 10 euros la autorización que les permitirá coger setas toda la temporada en más de 3.520 hectáreas del paraje natural de Poblet, muy frecuentada por los buscadores. La recaudación revertirá directamente en la mejora del hábitat micológico de la zona regulada.
Los vecinos empadronados en l’Espluga de Francolí, Montblanc, Prades, Vimbodí y Poblet podrán solicitar la autorización en sus respectivos ayuntamientos, mientras que el resto la tendrán que tramitar en la oficina comarcal de Agricultura de Montblanc, en la de turismo del monasterio de Poblet y en la de turismo de Montblanc. Los vecinos de las poblaciones integradas en la zona regulada pagarán un euro y los jubilados y los menores de menos de 17 años y de más de 14, cinco euros. Es gratuito para los menores de 14 años. Como máximo se podrán recolectar 6 kilos de setas por persona y día. Los agentes rurales vigilarán que se cumpla la normativa reguladora.
Juan Martínez, micólogo del Centre Tecnològic Forestal de Cataluña (CTFC), aplaude la regulación de recogida de setas iniciada por la Generalitat y aspira a que la experiencia pueda extenderse incluso a los bosques privados, “para asegurar la producción y diversidad de setas y la preservación de los bosques”.
En Cataluña, el 80 % de los bosques son privados, lo cual dificulta su regulación por la administración. No obstante, Martínez cree que la Generalitat debería elaborar una normativa que protegiera a los propietarios que quieran controlar la entrada de boletaires en sus fincas mediante la expedición de carnés de temporada. El problema reside en cómo repartir el dinero recaudado.
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