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López enarbola en Gernika la bandera del autogobierno

El ‘lehendakari’ defiende la democracia ante el “pacto de sumisión” nacionalista

Javier Rivas
López se dirige a los asistentes a su acto en Gernika flanqueado por dos de los nuevos votantes que le acompañaban.
López se dirige a los asistentes a su acto en Gernika flanqueado por dos de los nuevos votantes que le acompañaban.ALFREDO ALDAI (EFE)

No va a tener Patxi López en toda su campaña a la reelección como lehendakari un acto con mayor carga de simbolismo político y solemnidad que el que ayer celebró en la Casa de Juntas de Gernika, junto a representantes públicos y candidatos del PSE para los comicios del 21-O. Ante el roble que simboliza las libertades de los vascos, donde prometió su cargo en mayo de 2009, López defendió el autogobierno como encarnación de la misma democracia frente a las “aventuras soberanistas” y el “pacto de sumisión” que, cree, ofrece el nacionalismo.

El doble debate independentista abierto en Cataluña y en Euskadi ha permitido a López ahondar en un perfil de defensor del autogobierno con el que ha explicado, junto a las razones puramente económicas, la oposición a los recortes de Rajoy que terminó haciendo saltar por los aires en mayo pasado su pacto con el PP. Ayer echó mano de dos de los símbolos más sensibles para el nacionalismo (Gernika y la memoria del primer Gobierno vasco del peneuvista José Antonio Aguirre) para enfatizar esa defensa.

Si alguien quiere la secesión de Euskadi, quedar aislado, que lo diga”

El PSE —en esto igual que el PP— pretende que Iñigo Urkullu, el candidato peneuvista a lehendakari y favorito de las encuestas, aclare sus intenciones cuando habla de un nuevo estatus para 2015. Urkullu navega en una calculada ambigüedad para no dejar escapar votos de ningún caladero. Así que López, sin citarle, reclamó ayer claridad: “Si alguien quiere la independencia que lo diga. Si alguien quiere la secesión de Euskadi, poner fronteras y quedar aislado, que lo diga”.

Cuando se extiende entre los ciudadanos —y sectores del PP y su entorno alientan— un discurso contra el Estado autonómico, López se situó también frente a quienes quieren “una contrarreforma centralizadora”. Pero el PNV, el nacionalismo en su conjunto, fue el objetivo primero de sus ataques.

El candidato del PSE se compromete a rechazar “todos los ‘planes Ibarretxe”

Como sus correligionarios del PSC, el lehendakari y candidato dejó la puerta abierta a una posible consulta a los ciudadanos, pero “respetando las reglas y procedimientos”, no un referéndum “que invente reglas a la medida”. Junto a ello, por mantener la línea de preguntas retóricas al nacionalismo, abundó: “Si quieren que la gente opine que digan cuál es la pregunta”.

Y enfatizó: “Lo que no quiero es romper la democracia”. Esa tesis de la tensión y las propuestas soberanistas como amenaza para la propia democracia en tanto que un pacto entre diferentes, entre ciudadanos con distintas identidades a los que no se puede ni debe imponer la uniformidad, se desplegó a lo largo de la decena de folios de su discurso.

Escuela y doctrina

Patxi López completó su jornada electoral de ayer con otro acto que para un socialista también tiene mucho de simbólico: una defensa de la educación pública. El lehendakari y candidato socialista a la reelección aprovechó una reunión con representantes del ámbito educativo celebrada en un hotel de Bilbao para recalcar: "No vamos a permitir que nuestra educación pública se convierta en una escuela de idiomas para el adoctrinaiento de nuestros jóvenes, como pretenden algunos", en referencia evidente a EH Bildu y su programa para los comicios del 21-O.

López, a quien acompañaba, entre otros, la consejera de Educación, Isabel Celaá, sostuvo que "a medida que se acercan las elecciones, Bildu empieza a mostrar su verdadera cara. Se quitan la careta amable que se pusieron hace unos meses y ahora muestran sus verdaderas intenciones. El problema es que arrastre consigo al PNV". "El pasado domingo, en la fiesta de las ikastolas guipuzcoanas, algunos nos empezaron a hablar de marginar modelos lingüísticos", aseguró.

La educación pública, prosiguió, “no está para marginar, sino para integrar, para dar iguales oportunidades a jóvenes diferentes”. Y defendió que su Ejecutivo “ha sido el primero en garantizar el derecho de los padres a elegir el modelo que quieren para sus hijos”, haciendo hincapié: “No vamos a permitir que, con la excusa del fomento del euskera, que hay que potenciar, se deje fuera del sistema a una parte de nuestra sociedad”.

López recordó que para los socialistas, la educación es el “sustrato básico del desarrollo de una sociedad. De su desarrollo humano, ético y, también, económico”, por lo que siempre ha estado y estará “en el centro” de sus prioridades. De hecho, remató, “cada vez que se ha dado un avance en materia educativa, ha sido porque los socialistas hemos estado en el Gobierno”.

Con la rotundidad de las cifras redondas, López adoptó 10 compromisos formulados en primera persona —“defenderé”, “no apoyaré”, “me opondré”— que incluyen su rechazo “a todos los planes Ibarretxe, tengan el nombre que tengan”. Quedan los resultados de las elecciones del día 21 y después mucha legislatura por delante, pero cada vez se reduce más a EH Bildu la lista de hipotéticos apoyos que en su caso pudiera encontrar Urkullu en el Parlamento vasco para sacar adelante su propuesta.

Para darle más énfasis a sus compromisos, leyó su intervención flanqueado por dos de los varios jóvenes que le acompañaban y que votarán por primera vez dentro de 11 días. Ellos —Alejandra y Alejandro— simbolizaban “lo que somos y lo que seremos”, señaló López. Así, defenderá el autogobierno porque garantiza la cohesión social, supone con el Estatuto “el acta fundacional de Euskadi”, constituida en comunidad política por vez primera en su historia y a la que ha dotado de “los mayores niveles de progreso y bienestar” que ha conocido.

Otro de los compromisos que explicitó fue oponerse a “todo intento de modificación” del autogobierno y el Estatuto que rompa las normas democráticas y no respete el actual marco normativo, que es “el que garantiza la legalidad en el proceso y la igualdad de derechos para todos”.

No olvidó el aspirante socialista una de sus ideas-fuerza desde que el presidente catalán, Artur Mas, puso sus cartas sobre la mesa: el coste de la soberanía en términos económicos, ejemplificado en las pensiones. “La independencia haría peligrar las pensiones” de los jubilados, “su única garantía de una vida digna”. “No aceptaré esa ruptura”, remató. Ayer mismo, el catedrático de Economía Aplicada de la UPV Felipe Serrano, miembro además del Consejo Asesor del lehendakari, recalcaba que el sistema de pensiones en Euskadi es “deficitario” e inviable desde el punto de vista de la comunidad autónoma sin contar con el conjunto de España.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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