Un ángulo de visión alternativo
Santiago Posteguillo novela una veintena de anécdotas de la historia de la literatura universal en ‘La noche en que Frankenstein leyó El Quijote’
Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) ha logrado el éxito con sus novelas sobre la República y el Imperio romanos, primero con la Trilogía de Escipión, luego con Los asesinos del emperador. Ahora aborda otro registro muy distinto con La noche en que Frankenstein leyó El Quijote(Planeta), “un recorrido alternativo y original por la historia de la literatura”, asegura.
Ese recorrido se nutre de curiosidades, anécdotas o hechos poco conocidos de la historia de la literatura universal relatados de forma novelada. “Creo que es un libro que puede gustar tanto al que no es muy aficionado a la lectura como al que es muy lector, porque, aun conociendo algunas anécdotas que se cuentan, resulta llamativo verlas noveladas”, cuenta.
Así, en sus 24 capítulos desfilan, por ejemplo, Auguste Maquet hablando con Dumas sobre Los tres mosqueteros o Núñez de Arce y Pedro Antonio de Alarcón intentando convencer a Zorrilla de que acepte entrar en la Real Academia de la Lengua. La intención “es que hablar de la literatura universal se convierta en algo interesante y entretenido”.
Posteguillo, profesor de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad Jaume I de Castellón, reconoce que la relación entre Frankenstein y El Quijote es uno de los capítulos más llamativos. Al utilizarlos en clase, sus alumnos se quedan “con la boca abierta”. “Me parecía una maravilla universal y había que contarlo. Desde un primer momento tuve claro que iba a ser el título del libro, porque deja claro que esta novela no tiene nada que ver con los romanos”, prosigue en una conversación con EL PAÍS.
Me importa más que la gente se aficione a los clásicos que vender mi libro”
El autor de Las legiones malditas emplea aquí lo que califica como el “ángulo inesperado”, una opción narrativa que, haciendo un símil con el cine, busca poner la cámara en un lugar poco habitual para obtener otro tipo de encuadre. “Esto Hitchcock lo hacía muy bien, y yo, trasladado a la narrativa, es lo que he tratado de buscar”, dice.
“La mayor recompensa que puedo tener después de haber escrito este libro es que haya muchos lectores jóvenes que tras leerlo salgan en busca de las obras de los grandes maestros que se mencionan”, prosigue.
El escritor prepara la continuación de ‘Los asesinos del emperador’
Por ello, le “encantaría” despertar la inquietud del lector y lograr que fuese en pos de Dumas, Verne o Cervantes. “A mí que se venda o no se venda mi libro no me importa tanto como que la gente se aficione a los clásicos”, asevera.
Aunque todas las narraciones son breves, con unas seis páginas de extensión por término medio, “existe mucho trabajo de documentación por detrás”. “Creo que a estas alturas no es necesario que demuestre que soy capaz de hacer una novela de mil páginas”, afirma recordando el tamaño habitual de sus narraciones sobre Roma, particularmente de Los asesinos del emperador, su particular aproximación a Trajano.
Como principal característica de sus novelas cita “el entretenimiento, con un lenguaje sencillo, que no quiere decir que sea fácil de hacer”
De su memoria como lector guarda un especial recuerdo de las obras de Conan Doyle. “Si tuviese que decidir cuál de los libros de mi biblioteca tiene una vida secreta esa sería mi colección de Sherlock Holmes, ya que me ha acompañado a los lugares más insospechados”, confiesa.
En estos momentos considera que está viviendo lo que califica como “la paradoja del escritor”. “Viene a significar que cuanto más te profesionalizas como escritor menos tiempo tienes para leer, ya que más tiempo te pasas físicamente escribiendo y creando cosas nuevas”, señala.
Ahora mismo está trabajando en una continuación de Los asesinos del emperador que espera que esté lista para ir a imprenta para finales del próximo año. Su intención es rematar otra trilogía, en este caso imperial, cuya parte final estima que pueda publicarse en 2015.
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