Banco de Valencia despedirá a 485 trabajadores, el 23% de su plantilla
La entidad alude como causa a las condiciones de la UE para el rescate bancario de España Cuando finalice el proceso, en marzo, tendrá 350 oficinas y 1.600 empleados
El Banco de Valencia anunció este jueves que despedirá a 485 trabajadores, un 23% de su plantilla, y cerrará 70 oficinas. El expediente de regulación de empleo (ERE) estaría concluido en marzo. La entidad enmarcó la decisión en un proceso de redimensionamiento “que le permitirá racionalizar su estructura y cumplir con las exigencias del Memorándum de Entendimiento firmado en julio entre el Eurogrupo y España”.
Esto es, cumplir con las condiciones pactadas por el Gobierno y sus socios europeos a cambio de dar vía libre al rescate bancario, por el que se inyectarán hasta 100.000 millones de euros en el sistema bancario español. Uno de los primeros beneficiarios de las ayudas será el Banco de Valencia, que fue intervenido en noviembre por el Banco de España debido a su insolvencia.
Cuando termine esta poda, que podría no ser la última, la entidad tendrá cerca de 350 oficinas y 1.600 trabajadores. Las conversaciones entre la dirección y el comité de empresa empezarán la semana que viene, señaló el banco, que expresó su confianza de que el ERE sea “ordenado y consensuado”.
El Estado controla en torno al 90% de las acciones del banco. Cuando reciba las nuevas ayudas el porcentaje quedará cerca del 99%. Los representantes del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que dirigen la entidad esperan que el análisis coste beneficio descarte la opción de la liquidación. La reestructuración irá en paralelo a la venta de activos tóxicos al banco malo. Fuentes financieras señalan que el Banco de Valencia aspira a colocar en él activos ahora valorados en 6.000 millones de euros y recibir a cambio unos 3.000 millones.
Ese proceso podría situarlo en condiciones de ser vendido el año que viene a otro banco, preferiblemente grande. El comprador adquiriría una entidad de dimensiones manejables, con una marca centenaria, y centrada, como recordó este jueves “en la línea de negocio tradicional de clientes, tanto particulares como pequeñas y medianas empresas”. Esto es, lo contrario a lo que se dedicó su antigua cúpula en los años del boom inmobiliario.
Las entidades ‘valencianas’ acumulan ya 3.000 despidos
La Federación de Servicios de UGT-PV presentó justo este jueves un estudio en el que cuantificaba en 3.000 los trabajadores que ya han sido despedidos en las entidades valencianas desde 2009. Valencianas es un decir, porque CAM ha sido absorbida por Banco Sabadell, Bancaja se ha disuelto en Bankia-BFA, que a su vez ha sido intervenida por el Estado, como el Banco de Valencia.
Félix Fernández, secretario general de la federación, y Xavier Tarazona, secretario del sector ahorro, advirtieron, sin embargo, y la decisión del Banco de Valencia vino a darles la razón, de que las oleadas de despidos están lejos de haber concluido.
Hasta ahora se ha completado la primera fase, que ha consistido en cerrar sucursales que se solapaban como resultado de las fusiones. La siguiente etapa, señalaron, se basará en la rentabilidad. A diferencia del tradicional modelo de las cajas de ahorro, los bancos que han heredado sus redes de sucursales no dudarán en cerrar muchas de las que hoy existen en municipios pequeños.
Pueblos sin sucursales
UGT considera que el proceso ya ha empezado; sus responsables pusieron como ejemplo el cierre de las oficinas que existían en Teresa (660 habitantes) y Zarra (560), en la comarca del Valle de Ayora. La preocupación del sindicato es que esa línea se extienda al resto de municipios valencianos de menos de 1.000 habitantes, que son 222. Y que pueda alcanzar igualmente a los 83 pueblos en los que viven entre 1.000 y 2.000 personas.
Los dirigentes sindicales reconocieron que el ritmo de aperturas de la pasada década, al calor del negocio inmobiliario, fue “desbocado”. Y se inclinaron por pensar que en esta segunda etapa los despidos no serán tan ventajosos como los que se han producido hasta ahora. Entre 2009 y marzo de este año se habían cerrado 354 oficinas en la comunidad autónoma, hasta quedar en 1.987. Alicante sola sumaba 155.
El sindicato auguró un futuro muy negro a las obras sociales de las cajas de ahorro (la de la CAM ya ha quedado, dijeron, en el “limbo”) por la pérdida del negocio financiero y por tanto de sus ingresos típicos. La de Bancaja, calcularon, podrá aguantar uno o dos años tirando de sus reservas. UGT responsabilizó del estrepitoso final de las cajas y del Banco de Valencia a sus exdirigentes y pidió que las entidades intervenidas se reconviertan en banca pública.
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