“La clave contra el delito está en la prevención”
El experto estadounidense asegura que "la corrupción política y financiera es la más compleja de detectar y evitar"
Quizá porque se cometen en la sombra y sin recurrir a la violencia, a veces con grandes sumas de dinero en juego, los delitos de guante blanco, en sus múltiples formas, son los que más intriga provocan en la sociedad. El estadounidense Robert Weisberg es uno de los mayores expertos sobre este tipo de crímenes. Hace unos días desgranó sus conocimientos en Bilbao, con motivo del congreso sobre la criminología del siglo XXI que organizó la Universidad del País Vasco y al que asistieron cerca de 800 profesionales.
Pregunta. ¿También a la hora de investigar son más atractivos los crímenes de guante blanco que los convencionales?
Perfil
Nacido en Nueva York (Estados Unidos) en 1946, Robert Weisberg es en la actualidad unos de los mayores expertos mundiales en criminología, sobre todo en lo que se refiere a delitos de guante blanco. A nivel profesional, suma tres décadas de trabajo en el campo de la Justicia penal, aunque desde 1981 ejerce también como docente en la Escuela de Derecho de Stanford (California). Además, es un destacado estudioso del vínculo existente entre crimen y literatura, así como de la relación entre ésta y el derecho.
Respuesta. Me he dedicado a la justicia criminal durante 30 años, pero hace una década decidí especializarme en los delitos de guante blanco, por su creciente relevancia y por la complejidad que supone poder identificar a sus autores. En la actualidad, en Estados Unidos se les presta ya más atención.
P. ¿Cuántos tipos de crímenes de guante blanco hay?
R. Múltiples, aunque los más importantes y difíciles de detectar son los que afectan a grandes empresas y a cargos públicos, en sus distintos niveles. Sobornos para obtener permisos, concesión de licencias a cambio de favores...
P. ¿Se dan a lo largo y ancho de todo el mundo o solo en lugares concretos?
R. En todos los países, aunque en la mayoría, la corrupción es de bajo perfil. Lo que sí hay son grandes diferencias entre unos y otros. En lugares como Rusia, los casos son claros y transparentes.
P. Por ejemplo...
R. Con la caída de la Unión Soviética, las grandes empresas públicas se tuvieron que privatizar, pero los gobernantes no tuvieron ningún reparo en vendérselas a sí mismos para seguir ejerciendo el control.
P. ¿Son menos habituales este tipo de delitos en los países más avanzados?
R. La diferencia está en la percepción. En Estados Unidos o Europa, la corrupción política y financiera es más indirecta y compleja de detectar.
P. Por ejemplo...
La corrupción política y financiera es la más compleja de detectar y evitar"
R. Si un empresario acude donde un político en busca de algún favor y lo que le ofrece no es dinero, sino el compromiso de ofrecerle un buen puesto de trabajo en el futuro. Es algo mucho más difícil de demostrar.
P. En Euskadi, en España, la sociedad ha sufrido durante décadas el terrorismo de ETA. Acabado este, ¿pueden proliferar otros tipos de crímenes, como los de guante blanco?
R. Son dos fenómenos diferenciados, aunque están relacionados entre sí. Normalmente, existe una conexión directa entre las redes de corrupción y las organizaciones terroristas, que se sirven de aquellas para conseguir y movilizar el dinero con el que subsisten y realizan sus atentados.
P. ¿Cuáles son las diferencias entre la criminología de los siglos XX y XXI?
R. La tecnología, sin duda. El avance de la informática, sobre todo. Tanto en lo referido a su uso por parte de los criminales, como por parte de la Policía para perseguir el delito.
P. ¿Trabaja la Justicia demasiado lenta a la hora de resolver los crímenes?
R. Según el escenario y la tecnología disponible, aunque la Justicia es lenta de por sí, en general. En cualquier caso, más importante que la resolución de los casos en los tribunales es la labor policial, que al fin y al cabo es la que trata de evitar los delitos.
P. ¿Qué pueden hacer los Gobiernos para mejorar la respuesta policial?
R. Lo que parece claro es que la presencia de una policía más numerosa o mejor dotada, por lo general, está relacionada con un menor índice de criminalidad. La clave, sin embargo, está en la predicción, más que en la cantidad o la calidad de los efectivos policiales. En estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno para evitar que el delito se produzca.
P. ¿La prevención es el reto?
R. La capacidad tecnológica lo permite. Cada vez hay más posibilidades de controlar a pequeños delincuentes con herramientas sencillas como los GPS, que permiten su localización permanente. Sin embargo, no hay que renunciar a recursos más tradicionales, pero en los que también se ha avanzado, como el estudio del perfil psicológico de los delincuentes para entender su forma de actuar y qué les diferencia de otros cerebros, con el fin de evitar sus delitos, si no prevenirlos.
P. ¿Es esa intriga psicológica la que explica la histórica conexión que el crimen ha tenido con la literatura?
R. No es la única causa. El crimen ha tenido siempre una vertiente muy romántica y la literatura ha sabido sacar provecho de la confrontación que se produce entre dos figuras antagónicas, como son las del policía y el delincuente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.