La CEV reclama a los políticos más sensatez y menos sentimentalismo
La patronal de Valencia insiste en que no se amplíe el Palacio de Congresos
Lo vienen diciendo desde distintas instancias, a través de variados portavoces y con Administraciones diferentes como destinatarias. Pero el mensaje de fondo de los empresarios es el mismo. La crítica situación económica no permite destinar recursos públicos a iniciativas de dudosa rentabilidad, ni hacerse trampas al solitario. El turno este viernes fue de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), la potente patronal de la provincia de Valencia.
Decálogo turístico
Las claves patronales. La patronal de Valencia difundió ayer los elementos que considera que debe valorar la Generalitat al elaborar sus presupuestos respecto al turismo. Estos son los principales.
Políticas turísticas. Deben basarse en criterios profesionales, tener objetivos realistas y asignación presupuestaria suficiente.
Grandes eventos. Estudio de su rentabilidad en coordinación con el sector.
Renovar el sol y playa. Nueva promoción, transporte, servicios públicos y planificación urbanística sostenible con el litoral.
Crear la marca Valencia. Aún no existe y se solapa con otras que no identifican al destino. El proyecto Barcelona World, recordaron, se llama así pese a estar planeado en Tarragona.
Formación. Creación de un centro de alta calidad turística con participación empresarial y gestión mixta.
Información rigurosa. Creación de un foro que recopile estadísticas turísticas de forma rigurosa como herramienta para mejorar la respuesta de las empresas.
Eliminar duplicidades. Coordinar las acciones de las distintas administraciones, aumentar la colaboración público-privada.
Competencia desleal. Acciones legales contra los "piratas" del sector.
En la hora larga que duró la presentación del balance turístico del verano, el presidente de la CEV, Salvador Navarro, el de Unión Hotelera, Luis Martí, el de la Federación de Hostelería, Manuel Espinar, y la presidenta de la Asociación de Agencias de Viajes, Teresa Altarejos, expusieron varios casos.
El resultado de la campaña turística veraniega, por ejemplo, ha sido “negativo”. Y la utilización aislada por parte de los políticos de algunos datos favorables de la temporada —que los hay— sería, según los empresarios, contraproducente. Podría alentar una suerte de “efecto llamada” en el sector como la que alimentó la “burbuja turística”, pinchada más o menos a la vez que la inmobiliaria.
La ampliación del Palacio de Congresos de Valencia fue otro ejemplo. Costará al menos 24 millones de euros. Se financiará con deuda. Y la defiende casi en solitario la alcaldesa Rita Barberá, además del portavoz del PSOE, Joan Calabuig. Los empresarios consideran que los espacios públicos y privados disponibles la hacen innecesaria. Y, a pesar de que su postura les llevó a ser tildados de “frívolos” por el Gobierno local hace una semana, ayer se reafirmaron. “La ampliación no es oportuna”; “la oferta de congresos es suficiente”, dijo Navarro. ¿A qué dedicarían entonces ese dinero?, les preguntaron. “El problema es que el dinero no está”, respondió Martí, “ese es el matiz que marca la diferencia”.
El presidente de la CEV lamentó, hablando en general, que las Administraciones sigan absorbiendo crédito mientras este no llega a las empresas.
El tercer ejemplo fue el traslado de la cremà de Fallas a los lunes. Lo anunció la Generalitat, siguiendo el plan del Gobierno de concentrar los puentes, para maximizar el impacto económico de las fiestas de Valencia. Pero tuvo que dar marcha atrás por la oposición de Barberá. “En términos económicos no hay debate”, afirmó Martí, “otra cosa son cuestiones sentimentales”.
Tampoco consideró racional seguir manteniendo la marca turística Terra i Mar, que utiliza la Diputación, en vez de forjar la marca Valencia: “En Rusia y Estados Unidos no saben qué es Terra i Mar”, declaró Martí.
El turismo pierde rentabilidad
Los empresarios del sector turístico dieron ayer muestras de cansancio frente a los discursos triunfalistas sobre la evolución de la actividad en Valencia y su provincia: “La principal conclusión del balance es que, a pesar del buen funcionamiento del turismo extranjero, que ha crecido en número de pernoctaciones y cifras absolutas de gasto, la temporada de verano ha sido negativa en la provincia de Valencia”, señalaba el comunicado de resumen de la campaña estival enviada por la patronal de la provincia de Valencia, la CEV.
Las claves de esa mala evolución, pese a que existen algunos datos esperanzadores, las ofrecieron por la mañana en la sede de la patronal los responsables empresariales. Como les ocurre a muchas empresas industriales con las exportaciones, la mejora del mercado internacional —más llegada de turismo extranjero— no compensa la nueva recaída de la clientela española afectada, recordaron, por una enorme tasa de desempleo.
Ese aumento de turistas foráneos y la subida de la ocupación hotelera —en agosto alcanzó el 72%, ocho puntos más que hace un año— no ha impedido una nueva caída de la rentabilidad de los establecimientos. Desde que empezó la crisis hace cuatro años, señaló Luis Martí, presidente de Unión Hotelera, esta ha caído un 25%, “lo que está provocando desempleo y resta competitividad a las empresas”.
Una de las explicaciones de ese fenómeno puede estar relacionada con el tipo de turista y el modelo de viaje que utiliza para visitar la ciudad, apuntaron. La encuesta de gasto elaborada por el Instituto de Estudios Turísticos, adscrito al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, refleja que los extranjeros que visitan Valencia son de los que menos dinero se dejan de toda España.
El gasto medio de enero a julio de este año en los destinos valencianos se sitúa en 76 euros al día. En Madrid alcanza, en cambio, los 160 euros. En Barcelona, 124. En Baleares, 110. Y en el conjunto de España, 108 euros.
Entre los elementos positivos figura el hecho de que el verano se cerrará en torno a los 1,5 millones de pernoctaciones, de las que el 60% serán turistas internacionales. “Esto demuestra la fortaleza del destino y el excelente producto turístico ofertado”, consideró la CEV.
El negocio no les fue mejor a los hosteleros: la caída de la actividad en verano ha sido del 10,8%. El motivo es que los bares y restaurantes tienen como principales clientes a los residentes en la provincia de Valencia (51%), seguidos de los españoles (31%) y extranjeros (16%). Mientras, las salidas al extranjero de los valencianos han caído cerca de un 25%.
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