El Zinemaldia arranca con todo el resplandor de las estrellas
El certamen busca en los grandes nombres cimentar su relevancia
Bajo la tal vez contradicción de tener que celebrar una gran fiesta, pero no ser época para exhibicionismo, ni derroches por aquello de la crisis, el Zinemaldia ha querido para su 60ª edición, que arranca hoy y se extenderá hasta el próximo día 29, contar con un amplio plantel de estrellas. De artistas de esos que parecen inalcanzables, y cuyo rostro puede ser reconocido en cualquier rincón del mundo. Abren hoy el festival Richard Gere y Susan Sarandon, quien ayer se acercó hasta el Guggenheim bilbaíno antes de acudir a San Sebastián, estará también Ben Affleck, y ante todos, los cinco Premios Donostia con los que el Festival de Cine cimenta su efeméride redonda: los actores Tommy Lee Jones, Ewan McGregor, John Travolta y Dustin Hoffman y el director Oliver Stone.
Cinco reconocimientos, un récord tras los cuatro galardonados de la 50ª edición. Entre ellos no hay ninguna mujer, “una casualidad”, apuntó ayer el director del certamen, José Luis Rebordinos, en una entrevista digital en EL PAÍS. Y recordó que los dos últimos galardones concedidos recayeron en sendas actrices: Julia Roberts (2010) y Glenn Close (2011).
Los cinco de la 60ª edición no tendrán tal vez por la distancia, aura y mito, la luz que irradiaban los Kirk Douglas, Chaplin, Bette Davies, Gregory Peck o Lauren Bacall en los años dorados, pero los cinco ases de 2012 vuelven a otorgar cierto resplandor a la cita y, sobre todo, constituyen un regalo para el público. Supone una forma de recompensar a todos los donostiarras y los visitantes que se acercan hasta el Kursaal, el Victoria Eugenia o el Principal a disfrutar del cine.
Rebordinos: “Que los cinco premios sean hombres es una casualidad”
“Buscábamos una celebración relacionada con el mundo del cine y se nos ocurrió que una de las fórmulas podía ser intentar traer a cuatro o cinco premios”, explicaba anteayer Rebordinos a este periódico. Los cinco magníficos presentan trabajo en el certamen, lo que permitirá unir el nombre de San Sebastián con la carrera de cada uno de ellos y “traer un punto de ilusión a la gente. La gente va a poder ver a esos cinco nombres en las salas, paseando por la ciudad, o comiendo en un restaurante. En estos momentos tan complicados simplemente consiste en darle un plus de ilusión a la gente”, añadía.
De la intención a la realidad va un trecho. Y Rebordinos, en su segunda edición al frente del Zinemaldia, ha sido capaz de soñar con cinco premios y conseguirlos todos. “Hay premios que a lo mejor te cuestan tres meses de trabajo y otros que llevamos años y años detrás de ellos”. Dustin Hoffman, que cerrará el certamen con Quartet, su primera incursión en el mundo de la dirección, es uno de esos grandes codiciados.
Susan Sarandon visita en Bilbao el Guggenheim antes de ir a San Sebastián
El secreto, revela el responsable del certamen, es mimetizarse en araña, “tejer” relaciones con los propios actores o actrices, representantes, productores o amigos de alguno de ellos, porque casi siempre la presencia de una estrella u otra viene condicionada por un hueco (o no) en su agenda. A ello se suma “un puntito de suerte”. Si, por ejemplo, Travolta está en Europa de promoción, el camino ya está medio recorrido. Luego falta convencerle de que San Sebastián es el lugar ideal para presentar Salvajes y lograr el ansiado sí.
Otro símil, el de la cosecha. “Poco a poco, a través de esas relaciones vas sembrando en muchos campos, en todos aquellos que te interesen. En algunos acaba floreciendo, y en otros la sequía acaba con toda esperanza”, ilustra Rebordinos.
Y como en todo, el contexto, es decir, San Sebastián, importa. “Lo primero que quiere saber una estrella es si el sitio al que va es agradable, y ahí, por ejemplo, desempeñan un papel importante los premiados de otros años, que les cuentan cómo es la ciudad”. Puntos a resaltar: la gastronomía, el Guggenheim, el Museo Balenciaga o la posibilidad de practicar surf a escasos metros del lugar donde se proyecta su película.
El objetivo último es que “los actores sepan que San Sebastián es un festival interesante”. Para ello, nadie mejor que los propios artistas. Sarandon y Gere fueron Premios Donostia, “y se puede ver que estuvieron contentos, porque si no, para qué iban a volver”, reamata el director.
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